Reírse de uno mismo
TENGO QUE RECOMENDARLES UN LIBRO, Alá superstar (Anagrama, 2006). Quiero decir que me siento obligado, no que lo haga por obligación. Y me siento obligado porque me he reído mucho con él, como hace mucho que no me reía con un libro. Ustedes dirán: ¿y a mí qué me importa lo que se ría este tío? Bueno, pues lo siento. Yo lo cuento: Alá superstar está escrito en clave de comedia -clave de sarcasmo, más bien- por Y. B., un argelino nacido en 1968 y refugiado en Francia. La forma en que se burla de los musulmanes, de los cristianos, de los conflictos entre cristianos y musulmanes, y de los agnósticos occidentales, es asombrosa. Líbreme Dios (cualquiera de ellos) de juzgar calidad o interés literario. Lo novedoso es el uso del humor, y la impresión de que se está riendo de sí mismo, de sus culturas de origen y adopción, y de sus propias convicciones. Ya de paso, también les recomiendo un cómic: El caso del velo (Norma Editorial, 2006), de René Pétillon. Argumento: una acomodada familia francesa contrata a un detective para averiguar el paradero de su hija, y la primera pista indica que la chica ha ingresado en una escuela de integristas islámicos.
En España nos reímos de casi todo, pero preferiblemente de los demás. En general, reírse de uno mismo no es tan fácil, aunque es raro que no se intente más porque, cuando sale bien, el éxito es muy notable, como sucede con mi vecina Elvira Lindo, ante quien rindo genuflexión o como se diga, porque es la mejor.
Quienes no vean Vaya semanita en Euskal Telebista pueden consultar los gags en la Red. Por ejemplo, la versión de La chica ye-ye que comparten dos batasunos, un juez y un ertzaina. A la frase: "No te quieres enterar / de que eres ilegal", cantada por el juez, replica el batasuno: "No te quieres enterar / de que voy a ser legal". Lo mejor del vídeo es el final, porque tras el intercambio de réplicas y contrarréplicas acaban todos detenidos... ¡por violar los derechos de autor de Concha Velasco! Qué gracioso, tanta solemnidad se viene abajo de un solo golpe. También TV3 emite Polònia, sátira de la política catalana. Ustedes pensarán: ¡ah!, qué fácil se lo ponen. Nada de eso. Se enfrentan a dos graves problemas: la competencia desleal de la realidad y la velocidad de producción de disparates de los políticos catalanes. Por fortuna, les sobra talento.
Quienes se toman a sí mismos muy en serio suelen ser blanco de los humoristas. Eso no lo entendía Aznar, ni lo entiende Carod-Rovira ahora, tremendo en su papel de viuda: "Yo tenía un Tripartito / y Zetapé lo envenenó". Desde luego, puede uno tomarse la política muy en serio. O no. Cuando se viven esas escenas de crispación política, con pateos y gritos en las Cortes, con mucha intensidad, gran tensión y Martínez Pujalte en éxtasis, se puede imaginar cómo emitirán ese vídeo en los telediarios de la otra punta del planeta. Seguramente será un cierre: "Y ahora, unas imágenes refrescantes. Vean en acción a los pintorescos diputados españoles, que, por cierto, polemizaban hace unas semanas sobre la posibilidad de conceder derechos a los simios".
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