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Prisión para un anciano acusado de asesinar a su mujer en Valencia

El juzgado de Violencia sobre la mujer de Valencia dictó ayer auto de ingreso en prisión para Emilio Álvarez, de 76 años, acusado de asesinar a su mujer, Julia Franco, de 80 años, por ahogamiento en la bañera del domicilio que compartían en la calle de Manolo Taverner el pasado 27 de abril.

La víctima acudió al juzgado el 28 de marzo acompañada de un sobrino y denunció a su esposo por amenazas e insultos, que achacaba a un trastorno mental que podría ser demencia senil. La mujer, según fuentes de la investigación, pidió una orden de alejamiento al tiempo que, según las mismas fuentes, explicó que no temía por su vida, que no sentía miedo de su marido y que quería que fuera ingresado en un centro. Dado que la orden de alejamiento suponía obligar al anciano a abandonar la vivienda sin tener alternativa, el juzgado aplazó la decisión hasta que un forense certificara sus condiciones mentales, todo ello con el acuerdo de la fiscalía.

El 4 de abril se practicó una diligencia por la que se le citó a declarar el 20 de abril. Emilio Álvarez no compareció porque dijo que estaba imposibilitado. Ese mismo día, tal como él refirió en su declaración posterior y en la comparecencia de ayer ante la juez, relató cómo había ido solo al banco a realizar distintas gestiones. El juzgado se puso en contacto con el forense y este, a su vez, empezó a organizar la forma de visitarlo. No existe forense específico para el juzgado de violencia doméstica, es el mismo que está disponible para todos los juzgados de Valencia y provincia.

El 27 de abril, a última hora de la tarde, Álvarez avisó a unas vecinas de que su mujer estaba muerta en la bañera. Fueron ellas las que alertaron a la policía. La patrulla encontró al hombre leyendo el periódico. La mujer estaba en la bañera, pintada, sin signos aparentes de violencia, sólo con un golpe en la parte de atrás de la cabeza.

Emilio Álvarez declaró ante la juez. Dijo que encontró a su esposa ya muerta en la bañera. La autopsia recoge que murió por ahogamiento, consciente y viva. El juzgado ordenó ayer el ingreso en prisión del anciano, sobre quien la forense dice que no padece trastorno mental alguno, que es consciente de sus actos y los distingue. Se le acusa de asesinato. Él lo niega.

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