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Reportaje:Fútbol | El Barcelona conquista su segunda Copa de Europa

Regusto amargo en Canaletes

Los disturbios provocados por los violentos en Barcelona dejan un saldo de 45 detenidos, 111 heridos y graves daños económicos

Cuando Carles Puyol levantó en el Stade de France la copa que coronaba al Barça como el mejor equipo de Europa, una estampida humana se extendió por la ciudad de Barcelona. Miles de aficionados azulgrana se echaron a la calle, multiplicando las escenas ya vividas, hace diez días, cuando el conjunto dirigido por Frank Rijkaard se proclamó campeón de Liga. Todos tenían un objetivo: llegar a Canaletes, escenario de la mayor celebración y también de la batalla campal con la que, como entonces, acabó la fiesta.

A las tres de la madrugada, el panorama era desolador. Nada de lo que había y sucedía en los alrededores de la Plaza Catalunya, donde se habían concentrado unos 125.000 aficionados, remitía a una celebración: los Mossos d'Esquadra -desplegados con unos 300 agentes, 60 de paisano- habían tomado el lugar, cargado de imágenes patéticas. Cabinas, semáforos y papeleras arrancados; marquesinas y paneles destrozados; contenedores ardiendo, hogueras encendidas con mobiliario urbano; y, como en la fiesta de la Liga, escaparates rotos tras haber sufrido el pillaje de un grupo de vándalos. Un helicóptero policial sobrevolaba la zona, cubierta por un manto de vidrios, mientras los Mossos, con varias cargas, limpiaban la Rambla y la plaza obligando a los aficionados que aún quedaban a dispersarse por la ciudad.

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El primer establecimiento en sufrir el ataque de los incontrolados fue el Burger King de la Rambla, cuando en Canaletes aún estaba en plena ebullición. "Entonces, había tanta gente concentrada que era imposible intervenir para evitar el pillaje; hubiese sido peor", dijeron fuentes oficiales. "El dispositivo policial era el correcto; no se pueden hacer detenciones preventivas", abundó la consejera de Interior, Monserrat Tura. Los vándalos saquearon más tarde la tienda de Springfield de la Rambla y, cuando eran dispersados por los Mossos hacia Pelayo, atacaron la de Levi's en el Triangle. Algunos grupos se reorganizaron -entre ellos, algunos boixos nois, que provocaron diversas peleas- montaron barricadas en Ciutat Vella y saquearon la tienda de Decathlon.

El balance fue, en algunos casos, aún peor que tras la conquista azulgrana de la Liga: 45 detenidos -entre ellos, un menor, 11 extranjeros y algunos con antecedentes por robo-, 111 heridos -incluidos seis policías y un periodista-, cuatro establecimientos saqueados, 39 salidas de los bomberos y unos 100.000 euros en material inmobiliario, según la estimación del Ayuntamiento. Pero en todo ello, también tuvo su parte de responsabilidad el consistorio, que en nada facilitó el desplazamiento de los miles de aficionados culés. A las 12 de la noche, cuando algunos aficionados pretendían unirse a una celebración de la que muchos otros ya querían regresar, se encontraron con una ingrata sorpresa: el metro ya estaba cerrado. Como si de un día normal se tratase, las autoridades competentes olvidaron sus campañas de promoción del transporte público y no pensaron en alargar el horario para facilitar el movimiento de la gran masa que se encontraba en la calle. Ni siquiera en reforzar el servicio de autobuses nocturnos que, para mayor dificultad, no podían ni partir ni llegar a su punto habitual: la Plaza Catalunya.

También en este caso, las escenas resultaron patéticas. Los pasajeros habituales recurrían a los conductores para saber cómo continuar la ruta. Algunos aficionados optaron por el coche particular, otros por la moto y la mayoría por apiñarse en las paradas de autobús, totalmente desbordadas. Lo estaban a las 12, cuando muchas familias pretendían regresar a casa, y tres horas después, cuando el mal ambiente de Canaletes y los Mossos invitaban a recogerse. A falta de autobuses, grupos de incontrolados también dejaron su rastro en la Rambla Catalunya, la Plaza Universitat, la Plaza Urquinaona y las zonas aledañas.

Barcelona no fue la única ciudad donde se produjeron disturbios. También la celebración en Granada del título del Barça se saldó con siete detenidos y varios heridos, entre ellos cuatro agentes de la Policía Nacional y uno de la Local. En Logroño el resultado de la fiesta fue de dos detenidos dos agentes de la Policía Local heridos de poca consideración.

Imagen de los destrozos causados en Barcelona en la madrugada de ayer tras la victoria del Barça.
Imagen de los destrozos causados en Barcelona en la madrugada de ayer tras la victoria del Barça.GIANLUCA BATTISTA
Imagen de los destrozos causados en Barcelona en la madrugada de ayer tras la victoria del Barça.
Imagen de los destrozos causados en Barcelona en la madrugada de ayer tras la victoria del Barça.GIANLUCA BATTISTA
Imagen de los destrozos causados en Barcelona en la madrugada de ayer tras la victoria del Barça.
Imagen de los destrozos causados en Barcelona en la madrugada de ayer tras la victoria del Barça.EFE

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