El nuevo barrio entre Sant Andreu y la Sagrera tendrá 10.000 viviendas

El futuro barrio a caballo entre Sant Andreu y la zona de la Sagrera tendrá 10.000 viviendas y en él convivirán actividad económica, zonas verdes y equipamientos. Esta misma fórmula se ha aplicado en la Marina de la Zona Franca para reconvertir suelo industrial en residencial y potenciar la transformación de la actividad económica, pero en este caso ha sido criticada por Jordi Portabella (ERC), socio de gobierno de Joan Clos.

Para que el nuevo barrio sea realidad se debe empezar por la modificación del plan general metropolitano, que se tramitará en los próximos meses. Quien ayer se mostró en desacuerdo con que el proceso empiece en este momento fue el segundo teniente de alcalde del Ayuntamiento, Jordi Portabella (ERC). El líder republicano calificó ayer de "precipitada" la presentación del proyecto porque, en su opinión, puede contribuir a encarecer el suelo por el hecho de presentarlo con mucha antelación.

El futuro barrio tendrá 65 hectáreas de suelo industrial -39 de ellas en Sant Andreu y el resto en Sant Martí- que estarán prácticamente junto a la nueva Sagrera que crecerá alrededor de la estación del AVE y el triángulo ferroviario en el que se alzará el edificio de Frank Ghery, un enclave en el que ahora proliferan pequeñas industrias y almacenes encajonados por las vías del tren. Se podría decir que es la última reserva de suelo industrial en zona urbana, después de la transformación en marcha del 22@ y las dos que están en tramitación urbanística: la de la propia Sagrera y la de la Marina de la Zona Franca.

El proceso que se inicia ahora con el nuevo barrio de Sant Andreu tendrá dos velocidades. "Se podrá transformar antes el espacio que en estos momentos tiene poca o casi nula actividad y después las áreas en las que hay almacenes e industrias", aclaró Xavier Casas, primer teniente de alcalde de Barcelona. Por eso el plazo de transformación se sitúa en un periode de entre 10 y 20 años. Casas puntualizó que no se quiere "presionar" a la actividad económica presente en la zona, aunque tampoco descartó que el consistorio acabe tomando la iniciativa si la transformación no acaba de arrancar. Algo así pasó en el 22@ y en la apertura de la Diagonal desde la plaza de las Glòries. En esa línea, si los propietarios de los almacenes y las empresas plantean la necesidad de instalarse en otro sitio, el Ayuntamiento colaborará, puntualizó Casas al ser preguntado al respecto. Lo que abunda más son talleres y almacenes. Entre las empresas más grandes se encuentran Inoxcrom y Cobega, que se halla en proceso de traslado fuera de Barcelona.

A falta de cifras concretas, teniendo en cuenta la ratio de ocupación en las zonas industriales, en ese sector deben de trabajar unas 5.000 personas, cifra que puede llegar a 12.000 en el futuro con el paso a la actividad terciaria, según los cálculos del Ayuntamiento.

De los 600.000 metros cuadrados de superficie actualmente industrial, el 30% se reserva a viales, otro 30% a equipamientos y zona verde, y el resto será edificable. La proporción de la futura edificabilidad será variable y podrá oscilar entre el 70% de vivienda y el 30% de suelo productivo en función de la ocupación actual. Es decir, donde hay más actividad industrial consolidada el porcentaje de vivienda será menor y a la inversa. El índice de edificabilidad es de 1,6 metros cuadrados de techo por metro cuadrado de suelo, un coeficiente similar al aplicado en la planificación del nuevo barrio de la Zona Franca.

Casas señaló que entre el 35% y el 50% de las viviendas serán de promoción pública y dotacional. En cuanto a los viales, la novedad más importante es la prolongación de la calle de Asunción -actualmente un pequeño tramo que arranca cerca del nudo de la Trinitat- hasta el nuevo barrio. La calle se transformará en un vial potente, según explicaron los técnicos municipales.