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Huelva reivindica el papel de Zenobia Camprubí en la obra creadora de Juan Ramón Jiménez

La Comisión Permanente del Trienio del matrimonio prepara actos hasta 2008

El nombre de Zenobia está siendo reivindicado en la celebración del cincuenta aniversario del Nóbel recibido por el poeta y de la muerte de su mujer, tres días antes. Para tratar de difundir su importancia entre el gran público, la Comisión Permanente del Trienio Zenobia-Juan Ramón Jiménez, que organiza los actos culturales que recordarán la efemérides hasta 2008, ha diseñado diversos actos en recuerdo y reivindicación de Zenobia Camprubí. La esposa del poeta jugó un papel importante en la labor de traducción de varios autores que ambos emprendieron.

Cuando usted abra un libro del premio Nóbel de Literatura indio Rabindranath Tagore, sepa que los versos que lee, son probablemente los traducidos al castellano hace más de 70 años por la esposa de otro gran poeta galardonado con el mismo premio en 1956: Juan Ramón Jiménez. Esa mujer es Zenobia Camprubí y, sin ella, no se entiende la figura del poeta moguereño.

¿Quién era esta mujer, cosmopolita y alegre, tan alejada de una figura introvertida y seria del autor de Platero y yo, de la que éste se enamoró perdidamente? "Zenobia fue el gran disparador vital de Juan Ramón. Quien le anima a salir de su mundo interior y a asomarse a lo que pasa fuera", explica Javier Blasco, comisario de la Comisión Permanente del Trienio. "Disparador no solamente vital, sino también estético, que haría virar la temática de la obra de Juan Ramón hacia la tierra, los sentidos y la alegría. Algo que se ve en Diario de un poeta recién casado".

"Hay que reivindicar la figura de Zenobia porque fue vital para Juan Ramón. Y esa valía no se le ha reconocido lo suficiente", comenta Emilia Cortés, profesora de Literatura en la UNED que dirigirá en noviembre un congreso sobre Campubrí en Huelva. "Sin ella, no tendríamos hoy a Juan Ramón", zanja.

No era una mujer corriente de su época, ya que gozaba de gran autonomía "Se dedicaba a los negocios de antigüedades y de inmobiliarias, conocía varios idiomas, lideraba iniciativas benéficas de apoyo a la comunidad y mantenía buenas relaciones con las editoriales", explica Cortés.

Zenobia Campubrí nació en Malgrat de Mar (Barcelona), el 31 de agosto de 1887. Su padre era un ingeniero de Caminos catalán que fue destinado a Puerto Rico, por entonces, todavía colonia española. Allí conoció a Isabel Aymar Lucca -perteneciente a una acaudalada familia con ascendencia estadounidense y corsa-. Se casaron en 1879. Las mujeres de la rama materna de Zenobia habían sido educadas en los mejores colegios de Estados Unidos. Eran muy cultas y sabían hablar varios idiomas, una constante que seguiría con Zenobia. En sus primeros años, Camprubí vivió entre las dos orillas del Atlántico, aunque su formación académica la realiza en Estados Unidos, educada en su casa, bajo la tutela materna y con profesores contratados.

Vuelve con su familia a España en 1908 -sus padres se habían separado en 1905- y se integra en los ambientes intelectuales de Madrid. "En el verano de 1913, Juan Ramon se enamora de ella durante una conferencia impartida por Bartolomé Cossío en la Residencia de Estudiantes", explica Javier Blasco. El cortejo del poeta será largo, pues, al principio, la joven -casi seis años más joven que él- no le correspondía. Finalmente, en 1915 formalizan su noviazgo y un año después se casan.

En su etapa de cortejo y noviazgo jugó un papel importante la labor de traducción que ambos emprendieron de la obra de Rabindranath Tagore. "Zenobia hacía la traducción literal y Juan Ramón la corregía y la animaba. Así la cortejó", explica Emilia Cortés. Juntos tradujeron y publicaron 24 volúmenes del autor indio, además de obras de Shakespeare, Edgar Allan Poe y otros clásicos anglosajones.

"Zenobia supo crear el clima, la atmósfera necesaria para que la creatividad del poeta se desarrollase. Lo cuidó en todo momento. Ella ofrecía su inteligencia y su visión práctica de la vida para que Juan Ramón no se preocupase de otra cosa que no fuese crear", explica la profesora Cortés. La pareja formó un dúo poco usual "que no puede ser juzgado desde el punto de vista de personas del siglo XXI", coinciden Javier Blasco y Emilia Cortés.

Un punto de vista contemporáneo que se ha planteado es si la dedicación de Zenobia a su marido no castró la creatividad de ella. "La obra de Zenobia es Juan Ramón. Ella decidió libremente dedicarse a él", indica Cortés, quien no olvida que la mujer del poeta dejó un importante legado por escrito reunido en sus diarios y su epistolario.

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