La seguridad de los niños
El pasado 9 de mayo se podía leer en los periódicos la noticia de un niño que sufrió un accidente mortal al caerle una canasta de baloncesto. El día anterior también se podía leer en otros diarios una noticia de un niño accidentado grave al caerse desde una tirolina.
Quizá el mal uso de estas instalaciones es lo que ha provocado los accidentes, pero lo realmente sorprendente es que estas noticias no sean más frecuentes, porque el estado de las instalaciones deportivas y de entretenimiento para niños (y también para adultos) es, en muchos casos, lamentable y el nivel de seguridad de las mismas ridículo.
El Gobierno destina grandes cantidades de dinero a campañas, controles y otros medios para reducir el número de accidentes de tráfico, pero ¿por qué no se cuida igualmente la seguridad de los niños en sus lugares de juego? ¿Acaso no vale tanto la vida de un niño que juega con sus amigos como la de la persona que muere al volante? ¿Quizá es porque las noticias de estos accidentes no tienen igual repercusión en los medios de comunicación y, por tanto, no dan votos, que realmente parece ser lo único que les importa?
En Francia y en Portugal es obligatorio que las instalaciones deportivas y de entretenimiento (públicas y privadas) estén certificadas en lo relativo a seguridad. En España, evidentemente, no. ¿Cuántos niños tendrán que morir o quedar gravemente incapacitados para que los gobiernos estatal y/o autonómicos se tomen en serio el tema de la seguridad de las instalaciones deportivas y de entretenimiento.
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