Números y cifras
Florencia Espinosa Palau ha enviado esta semana desde Madrid un escrito muy crítico con la selección de cartas que figuran destacadas con un recuadro en la tercera página de Opinión del diario. "Parece una maquiavélica conspiración para reírse de los lectores", opina.
Una de las cartas que cita es la publicada el 6 de mayo, en la que un lector se manifestaba partidario de que el uso del cinturón de seguridad fuera opcional, tras relativizar su utilidad. Recordaba que de los más de 100 muertos en accidente de circulación durante la Semana Santa, la mitad no llevaba puesto dicho cinturón, pero entre los fallecidos en el largo fin de semana del 1 de mayo sólo el 15% iba sin él. "Estos datos", agregaba, "a mi modo de ver, deberían producir el efecto contrario de lo que pretendían".
Esta carta ha sido también atacada por Emili Montserrat, que critica que "se haga magia potagia con las cifras de asunto tan grave". El lector cuenta que el cinturón de seguridad le salvó una vez la vida y agrega: "Me indigna que EL PAÍS se preste, aunque sea involuntariamente, a fomentar desde sus páginas actitudes irresponsables".
No es mi tarea intervenir en un debate en que cada lector es libre de tener su propia opinión o inmiscuirme en la selección de cartas que se publican, pero sí considero oportuno volver a tratar sobre la manera en que se presentan los datos. La Dirección General de Tráfico difunde sistemáticamente el porcentaje de personas que mueren y no llevaban el cinturón puesto. En Semana Santa fue el 48%, y en el puente del 1 de mayo, el 14%.
¿Tienen algún significado estos porcentajes tan dispares? Así, sin más, muy poco. En primer lugar porque periodos de cómputo de unos pocos días no ofrecen datos significativos y sí saltos erráticos, como este del 48% al 14%. Un periodo de varios meses da más idea de la situación. Por ejemplo, entre enero y septiembre del año pasado, el 32% de las personas que murieron en accidente de tráfico circulando en turismo o furgoneta no llevaban puesto el cinturón de seguridad. Ese porcentaje, sin embargo, es el de quienes se sabe con seguridad que no lo usaban, a los que se debería sumar una parte del 17% de los que no se sabe si lo llevaban o no. No usaban el cinturón, por tanto, entre el 32% y el 49%.
Pero esos porcentajes, en sí mismos, siguen sin explicar demasiado la situación. Si la mitad de las personas que viajan no utilizaran habitualmente el cinturón, esos datos significarían que es más seguro ir sin él puesto. No es así. Sobre la base de encuestas, la Dirección General de Tráfico (DGT) informó en octubre pasado sobre su uso en carretera: el 87% de los conductores y viajeros del asiento delantero derecho y el 46% de los pasajeros en asientos traseros. Si se tiene en cuenta que son más quienes viajan en los asientos delanteros, cabe deducir a simple vista que el cinturón aumenta algo la seguridad.
Conclusión: la difusión de datos parciales cada vez que se produce una operación especial de tráfico puede ser oportuna para convencer a los dudosos de que usen el cinturón, pero apenas tiene valor informativo.
Coincidiendo con la avalancha de datos que ofrecen los medios de comunicación durante las operaciones de tráfico, Francisco Manuel Cortines telefoneó desde Santander para alertar sobre la confusión que se da a menudo entre los términos cifra y número. Simplificando, entre el cero y el infinito hay tantos números como se desee, mientras que cifras, en sentido estricto, hay sólo 10, que coinciden con los números comprendidos entre el uno y el nueve, más el cero.
El diccionario de la Real Academia, sin embargo, admite cifra como sinónimo de cantidad (referida a dinero) y, por tanto, como sinónimo de número en ciertos casos. Es correcto, por tanto, escribir "alcanzó la cifra de 10 millones de euros". El uso se ha ampliado más allá del dinero y es común leer, por ejemplo, "la cifra de muertos en accidente", en lugar del "número de muertos".
La confusión advertida por el lector es tan real que, al consultar el Libro de estilo para ver qué establece sobre el tema, pude constatar que afecta al propio libro. La entrada cifra no existe, pero hay todo un capítulo sobre números en el que los términos, en ocasiones, se confunden. El ejemplo más claro: "Las cantidades que puedan expresarse con dos números irán siempre en guarismos". Debería decir "con dos cifras" porque aunque el término cifra pueda sustituir en ocasiones a la palabra número, no es posible hacer la operación inversa.
El Diccionario panhispánico de dudas, aceptado por EL PAÍS como obra de referencia, no deja lugar a dudas sobre el uso de ambos términos. El apartado primero de la entrada números se dedica al "uso de cifras o palabras" y comienza así: "La elección de cifras o de palabras en la escritura de los números depende de varios factores". Más adelante puede leerse: "No es recomendable mezclar en un mismo enunciado números escritos con cifras y números escritos con letras".
A modo de conclusión: aunque los términos cifra y número tengan a veces significados similares, un número puede estar formado y escrito por varias cifras, pero una cifra no puede estar nunca formada o escrita por varios números.
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electrónico (defensor@elpais.es), o telefonear al número 91 337 78 36.
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