Los Rubiralta, dueños de Celsa, negocian desde 2005 la división del grupo industrial

Los hermanos Rubiralta, que conforman una de las mayores fortunas de Cataluña y que controlan uno de los principales grupos siderúrgicos de España, Celsa, tienen ya decidido que su aventura empresarial, con cuatro décadas de historia, continuará por caminos separados. Fuentes allegadas a ambos hermanos, dueños a partes iguales del negocio siderúrgico Celsa y de la empresa de material sanitario de CH Werfen, confirmaron ayer que, ya durante 2005 y en los primeros meses del año en curso, Francisco y José María Rubiralta se cruzaron varias "cartas y documentos en los que se planteaba de forma explícita el proceso de separación patrimonial".

La existencia de dicha correspondencia demuestra que el enfrentamiento a resultas de la compra de una empresa finlandesa perteneciente al grupo Rataruuki, Fundia, ha sido sólo la guinda de una ruptura patrimonial ya en marcha. Fuentes oficiales de Celsa declinaron confirmar o desmentir la información. Asesores de José María Rubiralta confiaban ayer en que la separación -que dificulta la discrepancia sobre la valoración de dos negocios que facturaron 2.800 millones de euros (Celsa en 2005) y 622 millones (CH Werfen en 2004)- pueda realizarse de forma amistosa.

Sin embargo, el mencionado episodio de la compra de la finlandesa Fundia "puede acabar en lo peor y en breve", añadieron. Y lo peor son los tribunales. Francisco Rubiralta deseaba comprar Fundia. José María se negó para no disparar la deuda de Celsa y por las conversaciones para separar sus negocios. Su hermano Francisco renunció a la compra. Pero el hijo de éste, Francesc Rubiralta Rubio, de 28 años, la materializó el pasado abril por 123 millones de euros, según fuentes de Celsa "por su cuenta", a través de la firma Bosian Time.

Ayer, Francisco Rubiralta convocó a la plantilla de Celsa en Castellbisbal para asegurar que "no va a vender la empresa y que seguirá al frente", según fuentes del grupo, con 6.000 empleados.