Para Dios y la tierra
Hacia finales del siglo XIX, entre la población rural de Suecia, ortodoxamente protestante, floreció un movimiento de renovación religiosa que llevó a pueblos enteros de arraigados campesinos a viajar a tierra santa para esperar allí la llegada de Jesucristo. Los piadosos emigrados buscaban la Jerusalén celestial y se encontraron con un lugar mísero, sucio, ruinoso, bajo el mando indolente de los pachás otomanos. Allí, entregados a la salvación de sus almas, sufrieron lo indecible, tanto a causa del clima inacostumbrado como por el cambio radical de sus vidas en un paraje desértico.
La fascinante historia de esta
JERUSALÉN
Selma Lagerlöf
Traducción de Caterina Pascual Söderbaum
Ediciones B. Barcelona, 2005
480 páginas. 21 euros
aventura inspiró la novela que fundó la fama mundial de Selma Lagerlöf. De origen campesino, la escritora recreó en Jerusalén las peripecias de un puñado de pueblerinos agrupados alrededor de un personaje de talla épica, Ingmar Inmarsson, desde su existencia hacendosa en la comarca de Dalarne hasta el profundo choque cultural producido por la convivencia caótica en Medio Oriente. Pero, si bien las descripciones de los bosques septentrionales y las costumbres rurales poseen un innegable encanto, el énfasis y el maniqueísmo aplanan el relato, de por sí rico de personajes y anécdotas, hasta el ridículo. Con moralina empalagosa e incontrolado pathos acomete la idealización de la naturaleza y la glorificación de la vida sencilla dedicada a Dios y a la tierra. Tanto el estilo narrativo como la caracterización de los personajes son de desalentadora simpleza, debido al gusto de la autora por los amores desgarrados y los cuentos de gnomos. Y, definitivamente, la tradición de las sagas nórdicas está en abierta contradicción con la aguda problemática social-religiosa que plantea la novela.
Lagerlöf, primera mujer galardonada con un Premio Nobel, permanece en la memoria del lector como la autora del pedagógico El maravilloso viaje de Niels Holgersson; los cinéfilos tal vez recuerdan la versión cinematográfica de su primera novela, La saga de Gösta Berling, gracias a la fulgurante aparición de una jovencísima Greta Garbo. En Jerusalén, Lagerlöf exhibe una narrativa de claros tintes románticos, que está lejos del naturalismo del momento y, desde luego, a años luz del lenguaje moderno del Niels Holgersson. Publicada en dos entregas entre 1901 y 1902, despliega una visión del mundo ordenado a la antigua, anacrónica ya incluso para su época. Así como la novela juvenil de Lagerlöf ha perdurado, su obra restante ha caído al baúl de las antiguallas; y, leída hoy, se diría que yace ahí por razones más que comprensibles.
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