_
_
_
_
Reportaje:Fútbol | El Barça revalida el título

El pacto del avión

Los jugadores azulgrana pidieron a Rijkaard celebrar el domingo un desfile para ofrecer la Liga a cambio de pensar después sólo en París

Àngels Piñol

Nadie había pensado en demasiadas fiestas salvo en montar el autocar de dos pisos que aguardaría a los jugadores de madrugada a pie del avión al regreso de Vigo para ofrecer la segunda Liga a la ciudad en el camino desde el aeropuerto hasta el Camp Nou. El Espanyol visita mañana el estadio azulgrana y los festejos se iban a limitar a los parlamentos desde el césped y a un castillo de fuegos artificiales. En el horizonte, está la final de París y mejor aguardar. Y ¿ya está? ¿Ninguna fiesta más? ¿Ninguna celebración? ¿Ningún desmadre? No lo debieron ver muy bien los jugadores, que en el tranquilo vuelo de regreso pidieron al entrenador, Frank Rijkaard, tan abrumado en Vigo que llegó a perderse en los intestinos de Balaídos, a cambiar de planes. El pacto era cena y fiesta después del derby, desfile el domingo y el lunes por la tarde, a prepararse para la final.

Giuly amenizó el vuelo, apelando a la final de la 'Champions' y sus amigos le cantaron 'La Marsellesa'
Unos 4.000 seguidores aguardaron al equipo en el aeropuerto a su regreso de Vigo
Más información
El año de Rijkaard

"¿Estáis seguros?", les contestó el técnico. Y no lo dudaron. La plantilla no tardó ni dos minutos en convencer a Rijkaard, al presidente, Joan Laporta, y al director deportivo, Txiki Begiristain, para repetir la celebración de hace una temporada, cuando un millón de personas, en la calle y desde sus casas, saludó el cortejo azulgrana, un autocar de dos pisos, estampados con las imágenes de los futbolistas y con la palabra Campions. La Liga ya está en el saco y la final de la Champions ya es otra historia.

"¡A Paríssssssss! ¡Nos vamos a Parísssssss!". El avión procedente de Vigo empezaba a descender y alguien, con un inconfundible acento francés, tomó el micrófono de la azafata y hablando bajo, casi en susurro, volvió a recordar al adormilado pasaje que en la parte delantera del aparato, donde estaban sentados jugadores y directivos, estaba acomodado un equipo que acababa de revalidar la Liga y que estaba a las puertas de disputar su primera final europea en 12 años. Los jugadores respondieron a Giuly entonando primero La Marsellesa y luego el himno del Barça, mientras el medio centenar de socios que acompañaron al equipo en Balaídos mantenía un extraño silencio. La fiesta, bastante más apagada que la de hace un año, cuando el Barça ganó el título en Valencia ante el Levante, quedó concentrada junto a la cabina del comandante. Chema Corbella, el encargado del material, recibido al grito de ¡presidente, presidente!, pudo por fin entregar a los jugadores la camiseta azul marino con el lema Campions 2005-06, que ya viajó hasta Sevilla donde el Barça tuvo la primera opción de ganar la Liga. El suelo de la parte delantera del avión quedó empapelado por los trozos de las revistas de la compañía aérea, depositadas en los asientos delanteros y que fueron rotas por los jugadores. Dos banderas azulgrana flanquearon el aparato. Tras cenar el picnic de la agencia de viajes -tres bocadillos, un yogurt, chocolatina y fruta- las azafatas sirvieron una docena de botellas de cava. Laporta, Begiristain, Rijkaard y Puyol posaron para los fotógrafos con una copa en la mano. Maxi López tocó una trompeta de juguete.

Cerca de las 3.00 de la madrugada, el avión aterrizó en El Prat y allí, rodeados de un centenar de empleados del aeropuerto, muchos con petos verdes, esperaban dos autocares de dos pisos: el de los jugadores y el de los directivos. En la pista, Laporta se abrazó con su cuñado y ex directivo, Alejandro Echevarría, amigo de los jugadores y que se ha encargado de gestionar en el vestuario el reparto de entradas para la final de París. No hacía frío pero el aire era desapacible; no les importó demasiado a los futbolistas, que subieron al segundo piso del autocar. Valdés asió una bandera con los colores del Barça y la cuatribarrada; Iniesta se puso una bufanda en la cabeza y se cubrió la espalda con otra bandera de color pistacho y Larsson cogió otra senyera.

La comitiva, con Ronaldinho y Maxi al frente del autocar, se desplazó hasta la puerta de entrada de la terminal B y allí se encontró con unas 4.000 personas, en su mayoría jóvenes, que lanzaron bengalas y botes de humo de color azulgrana al grito de ¡Campeones, campeones! Tras permanecer varios minutos aparcado, el vehículo tuvo una escolta improvisada: fue precedido por una veintena de hinchas motorizados, con bufandas y banderas, que lo acompañaron hasta las mismas puertas del estadio.

"Esto era lo que quería el equipo", reflexionó un miembro del vestuario. "¡Claro que celebramos el título en el descanso en Balaídos! Allí saltamos y botamos lo que hizo falta. Pero luego había que ser serio: estábamos en campo contrario y había que jugar para no dejar la menor duda. No es lo mismo ganar una Liga perdiendo". El Barça llegó cerca de las 4.00 a su estadio mientras en El Prat cientos de aficionados hacían cola ante los parquímetros para pagar y regresar a Barcelona. En el Camp Nou les esperaban 500 hinchas y alguien más: Messi, el único que no viajó a Vigo ni estuvo en el aeropuerto, saludó y se fundió con Rijkaard en un largo abrazo.

Más de 20.000 aficionados del Barça celebraron la Liga la noche del miércoles en Canaletes.
Más de 20.000 aficionados del Barça celebraron la Liga la noche del miércoles en Canaletes.JOAN SÁNCHEZ

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_