La fortaleza mental combate la irregularidad

Arrancó el Barça como un velocista y ganó el Carranza, el Gamper y la Supercopa. Acto seguido, sin embargo, se paró y pasó mes y medio despertando dudas: empató a cero en Vitoria; perdió en el Calderón; ganó en el campo del Betis sin Ronaldinho y Deco, cuya ausencia fue justificada por la política rotaciones, cuando sonó a castigo, y no pudo con el Valencia ni el Zaragoza en el Camp Nou. Valdés, un portero que tiene la titularidad garantizada, fue señalado como uno de los culpables de la mala racha por su aparente pose de sobrado y porque se puso como un flan ante Villa.

"Los adversarios nos conocían más y desapareció el efecto sorpresa del año pasado. Nuestra irregularidad inicial obedecía a que éramos un equipo más previsible", afirma el guardameta. "La plantilla, sin embargo, reaccionó rápidamente porque cuando el Betis nos ganó en la vuelta de la Supercopa [1-2 después del 0-3 azulgrana de la ida] nos dimos cuenta de que no sería fácil repetir el título". "Tuve un par de errores, pero no nos afectaron tanto como a la gente porque contábamos con que el Valencia sería uno de los rivales más consistentes", prosigue. "He completado la mejor Liga de las que he disputado. He aprendido a entender el juego más allá de la portería y noto que soy mejor".

Portero muy trabajador, su fortaleza psicológica y su confianza en sus posibilidades le han permitido remontar situaciones que se han comido a guardametas ilustres, víctimas de la presión del Camp Nou. Valdés se ha manejado estupendamente en los mano a mano y ha protagonizado paradas decisivas como las del sábado ante el Cádiz. Es indiscutible para los técnicos, que advierten en él un alto margen de mejora. Haberse formado en la cantera le ha ayudado a afrontar los momentos de siseo entre la hinchada.