Vecinos hartos de ruido y polvo
Los residentes de la avenida del Puerto de Valencia se quejan de la falta de clientes por la remodelación
En el escaparate de una tienda de decoración, situada en el tramo de la avenida del Puerto más cercano a la plaza de Zaragoza, han colgado un cartel de promoción: "25%, 50 días". Claudia Gauna, la dependienta de Decco Chic, pensó que esta oferta serviría de 'gancho' para atraer a posibles clientes y contrarrestaría los desastrosos efectos que las obras están teniendo en la ventas del negocio. "Me equivoqué, hoy sólo ha entrado una persona en la tienda: era mi hermana. Hay días que no viene nadie", afirma con resignación mientras señala un paquete que hace tres semanas que espera que su nuevo propietario pase a recogerlo.
Fuera, los materiales y despojos de las obras, impunemente instalados en las aceras de la avenida, obligan a las madres a maniobrar nerviosamente con los cochecitos de sus hijos y a las ancianas a arrimarse a la pared como si estuvieran al borde de un acantilado. Las taladradoras emiten un ruido ensordecedor y el polvo atrapa a los viandantes y se cuela por debajo de las puertas de los comercios. "Hoy he limpiado el escaparate tres veces y la tienda en dos ocasiones. Algo que, normalmente, se hacia dos veces por semana y a correr", afirma Claudia con un hastío empañado de asumida impotencia. "Nosotros abrimos el negocio en noviembre, cuando las obras ya estaban en marcha pero pensamos que se respetarían los plazos establecidos por el Ayuntamiento", dice con desazón. La remodelación, que convertirá la avenida del Puerto en una vía de cinco carriles de un solo sentido hacia el puerto e incluirá un carril bici y el ensanche de las aceras, debería haber finalizado el mes de marzo. El Ayuntamiento prolongó después la fecha de finalización hasta el 10 de mayo, que sigue siendo el día límite, según fuentes municipales.
Para Augusto Reyes, quien acaba de abrir su propio negocio, una panadería que cuenta con platos preparados, "esto es una ruina". "Hace tres meses que no me llega para pagar el alquiler, yo no sé si voy a poder aguantar", admite con gran preocupación. Cuando abrió el local ganaba unos 500 euros diarios, hoy apenas llega a los 100. "La mitad de las empanadillas se echan a perder con el polvo que entra y la otra no se vende".
Pese a los esfuerzos y al cuidado de los estoicos transeúntes que se atreven a pisar la avenida, José Manuel Blasco, dependiente de la tienda familiar Cabrera Decoración, afirma haber visto tropezar y caer al suelo al menos a 25 personas a causa de los socavones de la acera y la mala colocación de las trapas que cubren estos agujeros. "El otro día un vecino del número 27 tenía toda la rodilla ensangrentada", asegura. Debido a las obras, más concretamente a la perforación de la calzada y a las vallas que impiden que la camioneta de reparto pueda pararse enfrente de la puerta, Blasco se ve obligado a llevar los muebles a cuestas hasta la esquina de la calle. Este comerciante critica la forma en la que se están ejecutando las obras: "Durante mucho tiempo todo estaba empantanado". El concejal de Circulación y Transporte, Alfonso Novo, atribuye esta situación a lo más "molesto" pero "necesario" de la obra: la renovación de las canalizaciones de agua, gas, y el cable del teléfono, que implica levantar el suelo y volverlo a pavimentar. Sin embargo, Blasco cree que, una vez acabada, la remodelación va a ser muy positiva para los comercios. "Van a habilitar muchas plazas de aparcamiento y la gente va a podrá dejar el coche y venir a comprar", asegura.
Desde el despacho del comercial del concesionario Vasauto Julio Martín, las obras se hacen evidentes por la vibración incesante de la estantería y la mesa del despacho. "La remodelación no es demasiado congruente: nos dejan una vía de un solo sentido cuando aquí no había problemas de fluidez, acumulan el tráfico de vuelta en la avenida Baleares y cambian el sentido de las calles aledañas provocando el caos", dice. Para el concejal, estos cambios permitirán aumentar la calidad de vida de la zona: "Se van a ensanchar las aceras y se mejorará la permeabilidad de los barrios incorporando catorce nuevos cruces", concluye.
Frente a las quejas de algunos vecinos que afirmaron que los trabajos se prolongaban entrada la noche, Novo afirmó que "ciertos trabajos de pavimentación se están realizando fuera del horario habitual (por la noche) para que el proceso de secado se pueda hacer en horas menos transitadas".
Pese a los 300.000 euros que el Ayuntamiento tiene previsto destinar a los afectados, Reyes y los propietarios de Decco Chic no verán paliadas sus pérdidas económicas, ya que ambos negocios abrieron tras el 31 de diciembre de 2004, fecha límite para entrar dentro del cupo de los beneficiarios.
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