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Orxeta pasará de 700 a 15.000 habitantes en una década con su nuevo plan urbanístico

El PP, en la oposición, se opone al proyecto y los socialistas abogan por captar más gente

Dentro de una década, su población se habrá multiplicado casi por 20. Su superficie urbanizada habrá aumentado en 3 millones de metros cuadrados. Tendrá un campo de golf, un hotel de cinco estrellas y una zona comercial. Poco quedará de la actual Orxeta, municipio de 700 habitantes en el interior de La Marina Baixa, dedicado a la agricultura y con su población envejecida. El Consistorio, con mayoría del PSPV, elabora el primer Plan General de Ordenación Urbana de su historia, que prevé una importante transformación urbana y ha dividido la opinión del pueblo.

Esta semana tendrá lugar la primera reunión entre las dos fuerzas políticas con representación municipal (PSPV y PP) que intentaran consensuar sus criterios sobre el futuro crecimiento urbanístico de esta pequeña localidad agrícola, con una población muy envejecida y ubicada en la ladera de la sierra Aitana. El pasado 15 de febrero la comisión provincial de Urbanismo de la Consejería de Territorio y Vivienda informó favorablemente sobre el concierto previo presentado por el Ayuntamiento, gobernado por el PSPV.

Sin embargo, el crecimiento urbanístico que contempla este documento no convence al principal partido en la oposición. El Partido Popular de Orxeta no quiere este cambio en el entramado urbano. Su portavoz, Miguel Ángel Lloret, tilda la propuesta del alcalde de "barbaridad". "Nosotros abogamos por el crecimiento sostenible, contando con la participación de todos los vecinos en su diseño y avanzando poco a poco", explica. La oposición no alcanza a entender el concepto de progreso que, en esta localidad, defienden los socialistas. "¿Qué es para ellos progreso? ¿Acabar con nuestra idiosincrasia e identidad como pueblo? ¿Eliminar el trabajo en la agricultura del que han vivido tantas generaciones de nuestros antepasados?", se pregunta el portavoz del PP. Pero este concejal reconoce que sus palabras pueden parecer extrañas al venir de un dirigente del PP: "Parece que aquí nos hayamos cambiado los papeles", pero justifica su actitud por lo que pide la mitad de la población que representa. "Están actuando de espaldas a mucha gente y sin diálogo. Crearon un Consejo Sectorial de Urbanismo para que la gente diera su opinión, y cuando no les gustó se lo cargaron. Llevan 25 años en el poder y la gente empieza a pensar en que esconden intereses económicos más que políticos", asegura el edil del PP.

El alcalde socialista, Vicente Llinares, se muestra mucho más cauto y pide prudencia y serenidad, a su juicio ha llegado el momento de pensar en el futuro de esta localidad y resume la situación actual: "Cada vez hay menos gente trabajando en la agricultura. Seamos realistas. Este modo de vida está desapareciendo. Yo estoy convencido de que el pueblo está a favor de vender la huerta si se hace a buen precio", explica. Por este motivo Llinares considera que la división en la que está sumido el pueblo desaparecerá en el momento que los agricultores vean beneficios claros, y está convencido de que los representantes del PP acabarán sumándose al proyecto. "Estamos hablando de convertir la huerta en un campo de golf de 18 hoyos, un hotel de cinco estrellas" defiende el primer edil, quien augura que "todo eso traerá riqueza, trabajo y turismo de calidad", de la costa al interior. La propuesta de PGOU contempla la recalificación del 10% del término municipal unos 2.846.000 metros nuevos que serán urbanizables. Este es el límite permitido, puesto que la población cuenta con 20 millones de metros cuadrados protegidos en una zona LIC (Lugar de Interés Comunitario) que impide un mayor crecimiento. Las actuaciones más importantes van a tener lugar en cuatro zonas, denominadas SUR5, SUR6, SUR7 y SUR8, que agruparán en torno al actual núcleo las pequeñas urbanizaciones dispersas en la actualidad. Para el campo de golf, de gestión municipal en un principio, se reservan 600.000 metros cuadrados. El concierto previo contempla una zona hotelera y un área comercial. También se reservan 50.000 metros cuadrados para zonas deportivas y otros 12.000 para equipamientos culturales.

El concejal de Urbanismo, José Olcina, afirma que no se puede estar de brazos cruzados "mirando cómo crecen los municipios vecinos. Tenemos que pensar en nuestros hijos". Para el portavoz del PP no se puede convertir el pueblo en "la carta de una inmobiliaria". Aunque los dos espíritus de Orxeta -con independencia de las siglas que representen- parecen irreconciliables, esta semana inician contactos para acercar posturas. El alcalde quiere aprobar definitivamente la propuesta antes del verano para iniciar la transformación más importante de uno de los pocos municipios libres de cemento en las faldas de la sierra Aitana y muy cerca del mar.

El pueblo de Orxeta en una imagen tomada ayer.
El pueblo de Orxeta en una imagen tomada ayer.ROSA FUSTER
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El ladrillo y el golf

Los pequeños municipios ubicados en tercera línea de costa han iniciado su expansión urbanística. Sella, municipio vecino de Orxeta, ha anunciado que también elaborará un plan general. En su misma área de influencia se encuentran Relleu, Finestrat y Polop de La Marina, con decenas de planes parciales en marcha con independencia del partido político que los gobierna. Callosa d'en Sarrià, también en La Marina Baixa, ha aprobado un plan general que supone triplicar su censo de habitantes, hasta alcanzar los 21.000 en menos de quince años. Este municipio ha liberalizado un millón de metros cuadrados para dar cobijo a varias urbanizaciones en dirección a Guadalest y a Altea, esta última con campo de golf. En poco tiempo los aficionados a este deporte van a encontrar un paraíso en La Marina Baixa, ya que hasta el momento sólo podían practicar este deporte en el Club Don Cayo de Altea y verán ahora multiplicadas sus posibilidades.

En el área de Terra Mítica se ultiman los dos campos de 18 hoyos en el complejo Real de Faula. A escasos metros se encuentra el campo de golf de L'Almisserà, entre los términos municipales de La Vila Joiosa y Finestrat, a los que habrá que sumar otras dos iniciativas en Altea (Fuentes del Algar) y L'Alfàs del Pi. Los proyectos Lliriets (en Benidorm) y La Serreta (en La Nucia) están teniendo dificultades en su tramitación.

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