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Necrológica:EN MEMORIA DEL ESCRITOR PRAMOEDYA ANANTA TOER
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Un luchador por la libertad

Nacido el 6 de febrero de 1925 en Blora, una pequeña localidad de la isla de Java, bajo dominación holandesa, Pramoedya Ananta Toer estudió en una escuela libre al margen de la educación oficial de la potencia colonizadora, antes de pasar a cursar en la ciudad de Surabaya una carrera técnica que no pudo terminar ante la invasión japonesa. En 1945, tras la rendición de los ocupantes, se incorpora al Ejército Revolucionario de Liberación Nacional, lo que le vale su detención y tortura por parte de las autoridades holandesas.

En 1965 se produce el golpe de Estado del general Suharto, que por cierto no ha sido juzgado todavía por ningún tribunal internacional, pese a que, con la connivencia del llamado mundo libre y, singularmente, de Estados Unidos, es el responsable de uno de los mayores genocidios del siglo XX, que costó la vida a varios cientos de miles de opositores y la prisión a otros varios cientos de miles, tal vez más de un millón de sospechosos de discrepancia política.

Como una de las muchas víctimas del sistema de terror vigente en Indonesia, Pramoedya Ananta Toer fue confinado, sin ningún tipo de juicio, en la colonia penitenciaria de la isla de Buru, en las Molucas meridionales, donde, a pesar de unas condiciones de vida realmente infrahumanas, fue capaz de escribir algunas de sus más conocidas obras literarias.

De su extensa obra conocemos, por fortuna, las novelas El fugitivo (Plaza & Janés) y La joven de la costa (Destino), más la famosa tetralogía de Buru, compuesta por otras cuatro novelas: Tierra humana, Hijo de todos los pueblos, Hacia el mañana y La casa de cristal (que constituyen un extraordinario fresco de la lucha contra el dominio colonial de los Países Bajos y que han sido excelentemente traducidas por Alfonso Ormaetxea para Txalaparta y las dos primeras también por Gloria Méndez para Destino), y el volumen de memorias titulado Canción triste de un mudo (también traducido por Alfonso Ormaetxea para Txalaparta), que es un emotivo y escalofriante testimonio sobre la vida en la terrible colonia penitenciaria y una de las más bellas páginas jamás escritas sobre la resistencia del hombre ante la tiranía y ante la adversidad. Su capítulo final, por cierto, relata el esfuerzo de recuperación de la memoria histórica de las víctimas de Buru, mediante la elaboración de una lista de los muertos y la inscripción de sus nombres y direcciones en bloques de cemento pegados a sus tumbas.

Por el contrario, no se han traducido todavía al español otras novelas primerizas, como Historias de Blora e Historias de Yakarta, ni sus novelas históricas sobre el pasado de Indonesia, como Marea cambiante (sobre el carácter insular de su país), Arok y Dedes (sobre la llegada del hinduísmo a Java en el siglo XI), Mangir (sobre la creación del sultanato de Mataram, en el siglo XVI) y Torbellino (sobre la caída del reino de Majapahit, también en el siglo XVI).

Sólo resta añadir que, aunque está considerado uno de los mayores escritores de nuestro tiempo y aunque su obra ha sido traducida a más de 30 idiomas, Pramoedya Ananta Toer ha muerto discretamente, modestamente, sin recibir el Premio Nobel al que muchos críticos le consideraban justo acreedor. Sirvan estas líneas de sentido homenaje al gran creador y al gran luchador desaparecido.

Pramoedya Ananta Toer.
Pramoedya Ananta Toer.ASSOCIATED PRESS

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