La carrera más dura
Un tercio de los 13.000 participantes en el 29º Maratón de Madrid no logra alcanzar la meta
La llegada por vía aérea de ocho paracaidistas en el paseo de Recoletos marcó ayer el inicio de la 29ª Maratón de Madrid. A ras de suelo, miles de atletas les esperaban ejercitándose para el reto que se habían impuesto: correr en el menor tiempo posible 42.195 metros. Tres de los recién caídos del cielo se sumaron a la carrera hasta completar la lista oficial de participantes: 13.000 valientes. De ellos, sólo 8.300 la terminaron. Unos 4.700 corredores, más de un tercio del total, se quedaron en el camino.
Carlos, nacido en Palma de Mallorca, ha estado entrenándose los últimos cuatro meses. "Cada semana hacía 100 kilómetros, excepto la última, en la que he bajado el ritmo y me he ocupado sobre todo de la alimentación", señala. A las 9.30 suena el pistoletazo de salida. Los corredores tardan seis minutos en cruzar los dos arcos de salida instalados frente a la Biblioteca Nacional. Aunque casi todos ponen sus cronómetros en marcha, otros prefieren saludar a los familiares que les vitorean y algún optimista se anticipa haciendo la señal de la victoria.
Dos horas, 11 minutos y 30 segundos más tarde llega el primer corredor a la meta, instalada en el paseo de los Coches del Retiro. Se trata del keniano Joseph Ngolepus, que por 49 segundos acaba de batir el récord de los últimos 15 años. Gracias a ello, se embolsará 25.000 euros. La tanzana Banuelia Katesigwa, con una marca de dos horas y 34 minutos, es la primera de las 636 participantes femeninas en cruzar la línea de meta.
Entre vítores y cárteles de apoyo -Ánimo, Juan Carlos- recorren los fondistas los 700 últimos metros en el parque del Retiro. Los voluntarios facilitan sillas de ruedas o camillas a aquellos que, nada más traspasar la línea de meta, se vienen abajo. Han precisado atención de los sanitarios del Samur 115 participantes, aunque únicamente cuatro son trasladados a un centro hospitalario, ninguno de ellos en estado grave. Otros corredores cogen a sus hijos de las gradas para que los pequeños también vivan unos segundos de gloria deportiva. "Campeón", dice uno al niño que lleva en brazos en medio de los aplausos.
Diego, que se acaba de estrenar como fondista, reconoce la existencia del "muro de los 35 kilómetros", a partir de los que la carrera es un "sufrimiento". A pesar de este muro, se declara encantado con el "tiempazo" que ha conseguido: dos horas y 54 minutos. Los recién llegados se aferran a los botellines de agua y de bebidas isotónicas que los voluntarios reparten a destajo. Durante la mañana, los organizadores distribuyen 70.000 litros de agua y 120.000 kilos de fruta fresca.
Elcidia Torres, con una marca de tres horas y nueve minutos, acaba de ganar los 1.000 euros que corresponden a la primera española en alcanzar la meta. "Lo más duro es que hay mucha subida y mucha bajada, y el sol es muy molesto", explica. Otro exhausto atleta está de acuerdo con Elcidia: "Cuando te quedas sin piernas, los toboganes del circuito no ayudan".
Un cuarto de hora más tarde que Elcidia, llega la ecuatoriana Ivonne Cevallos, de 43 años, "la edad del fondista", especifica. "En el kilómetro 23 parecía que no podía más y las piernas no me respondían", cuenta. Gracias a su "corazonzote" pudo finalizar el itinerario: "Cuando el físico falla, te queda la mente, que es con lo que terminas la carrera". Mientras hace estiramientos, Ivonne, que llegó de París en la madrugada del sábado, explica que la competición es "un reto con uno mismo". "Las carreras de fondo te enseñan que para conseguir algo hay que esforzarse", concluye.
Uno de los veteranos rememora el primer maratón de 1978, que contó con 100 participantes, y asegura que esta edición es la más dura en la que ha participado: "Tanta cuesta hace que haya momentos en los que crees que no vas a terminar". Pero sí terminó. Uno de los corredores tiene una respuesta para los que se pregunten por qué 13.000 personas decidieron ayer echarse a las calles de Madrid: "Es muy duro, pero se disfruta; será que tenemos algo de masoquistas y soñadores".
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