Homenaje a la afición

Sabido es que las finales de consolación, ni son finales, ni consuelan. Tienen otras virtudes. Por ejemplo, la de ayer sirvió para comprobar la energía de la afición del Tau que inició el partido al grito de "el año que viene, el Baskonia campeón". La fanfarria que sigue al equipo de Vitoria, en ausencia del rodillo israelí en las gradas, se dio el gustazo de hacer oír todo su repertorio que incluyó, por ejemplo, el himno del Barça en hermanamiento con la escasa afición catalana que compartía su espacio en una esquina del pabellón. Fue un recital sin descanso, impagable, porque en el parqué del Sazka Arena había un partido irreprochable en cuanto a energía, pero intrascendente, carente de tensión y el deporte sin estrés pierde intensidad aunque pueda ganar en espectáculo técnico, como en los entrenamientos. Era la derrota del baloncesto español aunque en la grada semivacía del pabellón no lo pareciera en ningún momento.

Ganó el Tau, quizás en homenaje a su afición, que no se lo exigía por cierto, y porque supo entender mejor que el partido valía como entrenamiento para los play offs de la Liga.

Lo demás eran detalles inconexos. El desencuentro de Ivanovic con Williams, que entraba y salía mientras el base estadounidense abría los brazos sin entender qué ocurría. En el primer cuarto, el técnico del Barça utilizó a sus tres bases (Williams, Cota y Grimau) y así continuó todo el partido. Ya se sabe que los castigos de Ivanovic ante los errores son inmediatos, sin reducción de penas. Esta vez le tocó a un acelerado e individualista Williams que quería gustarse y acabó disgustando a su técnico. Craso error.

El Tau vivió plácidamente manteniendo ventajas, recuperando al mejor Prigioni y otorgando a Drobnjak el papel anotador (19 puntos). En ausencia de Splitter, Perasovic quiso dar minutos de juego (22) al pívot serbio, muy poco utilizado en el resto de la competición. Para colmo Scola conoció el ingreso de su padre en un hospital de Praga donde acompañaba a su hijo en la final four, a causa de un infarto. Sin embargo, el pívot argentino se sobrepuso y jugó a un nivel más que aceptable.

Y hubo detalles puntuales como el recital anotador de Navarro en el tercer cuarto, o un mate de David en un ataque de tiralíneas del Tau, o una canasta de Scola, saltando tras haber caído al suelo. Y así, con más continuidad que el Barça y también con el acierto que le faltó, entre otras muchas cosas frente al Maccabi, el Tau ganó el partido, aunque no sepa muy bien qué ganó, ni el Barça qué perdió.