Taurofilia en Nueva York
Lore Monning, que preside en EE UU un club taurino, es asidua de la Feria
La Feria de Abril de Sevilla y los San Fermines de Pamplona son dos de sus destinos favoritos. Lore Monning, la presidenta del Club Taurino de Nueva York, no se pierde una fiesta torera desde hace años. En 1995, descubrió la plaza de la Maestranza de Sevilla y, desde entonces, no ha dejado de visitarla. El año pasado recibió en Pamplona el premio a la mejor guiri del año.
Es jueves de feria. Monning llega sofocada al tendido número 11 con sus bolsas de rayas rojas y amarillas, al más puro estilo cortijero, para acceder a su lugar en la grada. Sobresale ante los demás por su agitación. "Ay, creía que no llegaba. Estaba en la feria y como había un atasco, he tenido que venir a pie", afirma. Esta extranjera, que acude sola a la plaza, no quiere perderse ni una corrida y tiene abono para la semana.
Monning es una enamorada del toro bravo que creó hace tres años el segundo Club Taurino neoyorkino, al que invita a expertos en la tauromaquia para dar conferencias. También frecuentó el club decano, que se inauguró hace 43 años en Nueva York. En su círculo hay 160 socios amantes de los toros y, sobre todo, aficionados a los encierros de Pamplona. "La gente que empieza a aficionarse debe aprender lo que es un toro bravo. Y para saber cómo es este animal lo primero que tiene que hacer es respetarlo", explica en correcto español. "Porque si no se respeta al toro bravo, ¿cómo se puede respetar y apreciar el toreo?", se pregunta.
En el "poderío, grandeza y peligrosidad" del animal reside la atracción que le despierta el toreo, al que no ve como ningún crimen contra el animal. "Es un arte. En Estados Unidos a la gente que lo conoce le gusta y, los que no saben de su existencia, que son muchos, obviamente, no dicen nada", alega.
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