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Baloncesto | Final a cuatro de la Euroliga

Ocasión de oro española

El Tau y el Barça buscan el trono europeo frente al potentísimo Maccabi y los 'cañoneros' estadounidenses del CSKA de Moscú

Robert Álvarez

El flamante pabellón Sazka Arena, de Praga, recién estrenado y digno de la NBA, es el lugar donde el baloncesto español se va a jugar una oportunidad única en su historia: copar la final de la Euroliga. Lo hacía imposible el reglamento, que hasta hace unos pocos años obligaba a enfrentarse en las semifinales a los equipos de la misma nacionalidad que llegaran a la Final a Cuatro. Esta vez, el Tau y el Barça están en disposición de lograr la gesta. No será algo sencillo. Todo lo contrario. El Maccabi de Tel Aviv y el CSKA de Moscú, sus rivales respectivos, van a exigirles que alcancen sus límites máximos si desean discutirse el título entre ellos.

El nivel de calidad del basket europeo aumenta a ojos vista, pero, al tiempo, sus grandes figuras emigran a la NBA. Tres jugadores que disputaron la final de la Euroliga del año pasado prestan ahora sus servicios en la Liga norteamericana, la mejor del mundo: Calderón (Toronto), Macijauskas (Nueva Orleans) y Jasikevicius (Indiana), además de Monya (Sacramento), semifinalista con el CSKA. Pero los equipos del Viejo Continente demuestran una asombrosa capacidad de regeneración.

Ivanovic: "Si jugamos los 40 minutos con tensión y concentración, tendremos posibilidades"
Perasovic: "Ahora nadie tiene superestrellas. O tal vez no las veamos debido a la enorme igualdad"
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En ésas están el Tau y el Barça, dos conjuntos con tantas similitudes que el mismo entrenador que llevó al primero a la pasada final ha clasificado al segundo para la actual en su estreno en su banquillo. Se nota la mano de Dusko Ivanovic, su exigencia, su forma de entender el juego como una sucesión de acciones agónicas, su tendencia a actuar con pívots capaces de correr a base de bien o su capacidad para neutralizar las virtudes de los cuadros que se ponen enfrente.

El tópico de la igualdad en este tipo de citas se sustenta sobre argumentos convincentes. Pini Gershon, el entrenador del Maccabi, recuerda que el Unicaja y el Panathinaikos llegaron a sumar doce victorias por dos derrotas antes de ser eliminados. Su colega del Tau, Velimir Perasovic, resume: "Ahora mismo, nadie tiene superestrellas. O tal vez no las veamos debido a la enorme igualdad existente en las Ligas y entre los equipos. Cuatro clubes estamos en Praga, pero al menos ocho podrían haber estado. Actualmente, hay una base de jugadores con talento más grande que nunca. Antes, una sola estrella era capaz de llevar a un equipo tan lejos. Ahora eso es prácticamente imposible".

Tres conjuntos repiten presencia en la fase final por segundo año. El Maccabi, que busca su tercer título consecutivo e igualar la marca del Jugoplastica de Split, que marcó una época a principios de los noventa, se las vuelve a ver con el Tau, al que derrotó en la última final. Ha perdido a Jasikevicius, relevado por un base menos ofensivo y fantasioso, pero más atlético y mejor defensor como Will Solomon. Gershon admite: "Sé que nuestro ataque no es el mismo que antes, pero aún somos los primeros en Europa. Creo que nuestra menor anotación se debe simplemente a tener menos posesiones". Respecto al Tau, advierte: "Es un equipo con mucha calidad y que, clasificándose en la pista del Panathinaikos, ha demostrado hasta qué punto es capaz de hacer frente a la presión más intensa".

En la otra semifinal, el Barça se enfrenta al CSKA, el único semifinalista que fue capaz de pasar sin derrota los cuartos de final, ante el Efes de Estambul. El cuadro ruso, dominador europeo en los sesenta, no ha logrado repetir título en las finales a cuatro a pesar de haber estado ya cuatro veces en ellas. Lo dirige el italiano Ettore Messina, que observa una diferencia fundamental entre su grupo y el Barça: "Nosotros no tenemos una plantilla tan profunda como ellos. Está claro quien juega en nuestro bando, pero en el otro puede haber sorpresas. He visto a Thornton jugar seis minutos un día y treinta y tantos otro".

Para Ivanovic, será decisiva la defensa para contrarrestar la ventaja física del CSKA. "Si logramos adaptarnos a su juego, con algunos jugadores muy polivalentes, y si somos capaces de jugar los 40 minutos con tensión y concentración, tendremos posibilidades", dice el técnico del Barça.

El CSKA perdió hace varias semanas el concurso de uno de sus pívots titulares, el danés David Andersen. Pero cuenta con una serie de jugadores de primera fila, desde el base Holden, nacionalizado ruso tras su paso por el baloncesto belga, y los cañoneros estadounidenses Langdon y Vanterpool hasta el ala-pívot esloveno Smodis y el pívot ruso Savrasenko, además de un jugador excepcional y capaz de dirigir, anotar y rebotear: el griego Papaloukas.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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