El ganador del Premio Alfaguara presenta su novela 'Abril rojo'

Al fiscal Félix Chacaltana, protagonista de la novela ganadora del Premio Alfaguara, Abril rojo, el caso de su vida le llegó en forma de cadáver calcinado y decapitado. El de su autor, Santiago Roncagliolo, todavía está por determinar.

Defensor de derechos humanos, autor de telenovelas y periodista, quizá su momento acaba de llegar. Roncagliolo derrochó ayer desparpajo en la presentación de su nueva novela en la Casa de América de Madrid. No tuvo reparos en imitar voces de camareras, comandantes o jueces, y demostró sus dotes como actor.

El novelista conversó con la periodista Pepa Fernández sobre el origen y la trama de su novela y con amplia sonrisa explicó que su idea al escribirla fue que "la sangre salpicase a la cara del lector". Con el mismo candor recordó las conversaciones "vergonzosamente placenteras" que sostuvo con un primo médico sobre cadáveres. "La pasé muy bien decapitando y mutilando a los personajes", confesó.

Su trabajo como defensor de los derechos humanos le puso en contacto con burócratas como el que protagoniza su novela, "que hacen lo posible por no ver lo que pasa, que se ocultan en los procedimientos".

Roncagliolo reflexionó sobre el papel de la literatura. "Tiene la obligación de hablar de lo que nadie quiere hablar". Es un arte que "rasga los silencios" y que definió, tomando prestada la metáfora de su compatriota Vargas Llosa, como el trabajo del "aguafiestas".

No evitó el novelista las cuestiones políticas y así habló del terrorismo que de alguna manera sirve de fondo a su novela -"es una provocación que mata para pedir que le mates; por eso los métodos militares para combatirlo son contraproducentes"-.

Y entremedias, el joven novelista ofreció consejos al extranjero en Perú: el estado de ánimo de la nación puede medirse por el argumento de las telenovelas y no conviene fiarse de las dulces palabras. "En un mundo en el que nada funciona, todos son pequeñas insinuaciones".