La sanidad pública holandesa decide facilitar los embarazos con 'madres de alquiler'
El hospital de la Universidad Libre de Amsterdam, un centro público, acaba de abrir una consulta especializada en embarazos de alquiler. Destinado a las mujeres sin útero, pero con ovarios, o bien a las que corran peligro de muerte durante una gestación (las que hayan acudido sin éxito a la fecundación artificial están excluidas), el nuevo servicio no tiene fines comerciales. Tampoco se ocupará de conseguir a la madre portadora. Las leyes holandesas prohíben este tipo de acuerdos a través de intermediarios y con afán de lucro. El hospital espera poder tratar a unas cincuenta mujeres anuales.
Dependiente del departamento de fecundación artificial del hospital mismo, la nueva prestación sólo facilitará embarazos a las parejas que puedan tener hijos genéticos propios. Para ello será necesario examinar la calidad del semen del varón y la de los óvulos de su pareja. A la madre de alquiler, considerada por la legislación vigente como la madre biológica, le será implantado el embrión de los futuros padres. Ella no transmitirá, por tanto, material genético alguno al bebé.
Anne Brewaeys, psicóloga del centro, y para Roel Schats, ginecólogo encargado de las fecundaciones in vitro tradicionales, es la mejor forma de evitar sorpresas. Se refieren ambos a los problemas de apego emocional al recién nacido, de difícil solución. Un jurista y un experto en ética colaborarán con estos dos especialistas en el seguimiento de cada gestación. "Somos responsables del bienestar del pequeño y de sus padres, y vamos a trabajar con sumo cuidado", ha declarado Schats.
Las madres de alquiler no son un fenómeno nuevo, aunque sí polémico. En países como el Reino Unido se cierran contratos privados, incluso si la portadora presta sus propios óvulos para que sean fecundados con el semen del padre genético. Ello ha desencadenado algunas demandas judiciales al no recibir el niño la pareja que la contrató. En Estados Unidos, las ofertas para este tipo de embarazos aparecen en Internet.
En Holanda, los padres genéticos deben buscar a la candidata por su cuenta. Según la psicóloga Brewaeys, hasta con buenas amigas o un familiar próximo hay que fijar unas condiciones estrictas antes de autorizar la fecundación. Es preciso, por ejemplo, dejar claro hasta dónde querrá la madre portadora plegarse a los deseos de la pareja durante el embarazo. O bien si ésta última, una vez en familia, la aceptarán en la vida del niño mientras crezca. Los contratos que se firmarán incluyen también la obligación de no rechazar a un bebé con posibles minusvalías y la división de los costes de todo el proceso. Para evitar embarazos múltiples sólo será implantado un embrión en cada madre de alquiler.
Como los padres genéticos deberán adoptar legalmente al niño nacido de la madre de alquiler, éstos no podrán tener antecedentes penales. También será preciso que dominen la lengua holandesa, "para comprender bien las repercusiones de sus actos y del procedimiento médico", según el hospital. El equipo de expertos que se ocupará de estos embarazos espera poder seguir la evolución de los pequeños, y las relaciones de todos sus padres, al menos los primeros años del bebé.
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