La explosión de tres bombas lleva el caos a una zona turística egipcia
Las primeras informaciones indicaban que hay extranjeros entre las víctimas mortales
El terrorismo eligió ayer la provincia egipcia del Sinaí por tercera vez en menos de dos años, con tres explosiones casi simultáneas, en torno a las 19.15, en el centro comercial de la ciudad turística de Dahav. "Los responsables de esta criminal acción terrorista serán perseguidos hasta que sean castigados de acuerdo a la ley". Así reaccionaba el presidente egipcio, Hosni Mubarak, tras el atentado. El Ministerio del Interior anunció la muerte de 10 personas, cuatro de ellas turistas, y 100 heridos. Sin embargo, fuentes de los servicios de rescate y diversas agencias difundieron la cifra de 30 muertos y 150 heridos.
La primera explosión se produjo delante del bar Nelson, la segunda en la cafetería Al el Din y la tercera en el popular supermercado Ghazala, en un lugar abarrotado de turistas. "Estaba saliendo del hotel cuando escuché un estruendo tremendo. De repente, mucho humo y vidrios por todas partes. Una auténtica locura", decía Trevor, un turista británico a la cadena Sky News.
El francés Fréderick Mingo relató que minutos después de las explosiones, la policía egipcia bloqueó toda la zona y unas 20 ambulancias desplazaron a las decenas de heridos a los hospitales de la zona. "Es increíble, antes de venir aquí mis amigos me advirtieron que no es seguro pero no les hice caso. Nunca crees que te puede pasar a ti. Al menos estoy vivo pero lo que he visto esta noche es terrible", contaba el italiano Paolo.
Esta vez, a diferencia de los atentados de Sharm el Sheij, los terroristas no se suicidaron sino que activaron las bombas a distancia. El director del equipo de emergencias del Sinaí, Said Essa, indicó que gran parte de los muertos y heridos son turistas, en especial del Reino Unido, Francia e Italia. Otras fuentes decían, sin embargo, que la mayoría eran egipcios. La Embajada de España en El Cairo indicó a Efe que, según sus primeras informaciones, no había víctimas españolas.
Mubarak declaró el estado de emergencia en esa zona castigada por el terror y acusó a los terroristas de "querer derrumbar su régimen" dañando el turismo, uno de los pilares de su economía. En los últimos atentados perpetrados por Al Qaeda, con la ayuda de beduinos locales, el objetivo eran los turistas y en especial los israelíes, que suelen viajar en masa al Sinaí. Pero esta vez, no parece que fueran el blanco buscado ya que hace días habían abandonado en gran número el Sinaí al terminar la Pascua judía (Pesaj), una información que conocían sobradamente los atacantes. Era notoria, sin embargo, la presencia de turistas de otros países y de egipcios.
El día elegido no ha sido casual ya que el 25 de abril los egipcios celebran el llamado "Día de Liberación del Sinaí", en recuerdo de la recuperación de esta zona, a raíz de los acuerdos de paz con Israel, en septiembre de 1978. Según analistas políticos, el mensaje de los terroristas ayer era mostrar su contundente rechazo a toda negociación de paz como método para conseguir el fin de la ocupación.
Oficialmente no se acusa aún a ninguna organización ni tampoco ha habido reivindicación alguna pero este atentado se produce días después del anuncio de la detención de 22 extremistas islámicos, "sospechosos de conspirar y querer atacar el turismo en Egipto", según la policía.
Las primeras estimaciones de diferentes servicios de espionaje apuntaban a pequeñas milicias islamistas, ayudadas y entrenadas por células del grupo terrorista Al Qaeda. El método, la simultaneidad de las explosiones (a la hora punta, cuando los turistas salen o vienen de cenar), el lugar elegido (en pleno centro) y la fecha escogida (en un periodo vacacional en Egipto de cinco días) indican que la pista a seguir tiene como destino los hombres que actúan en nombre de Osama Bin Laden.
El Gobierno de Israel confirmó anoche que no tiene constancia de víctimas de su país y activó un centro de emergencia para localizar a los 1.800 israelíes que están estos días en esa zona. El ministro de Defensa, Saúl Mofaz, ofreció ayuda al Gobierno egipcio en las labores de rescate y elevó el estado de alerta en la zona fronteriza con Egipto.
El primer ministro en funciones, Ehud Olmert, llamó al presidente egipcio para ofrecerle su solidaridad y ambos expresaron la "necesidad de cooperar en la lucha antiterrorista". El Gobierno palestino de Hamás lo censuró sin paliativos: "Condenamos este ataque criminal contra gente inocente", afirma un comunicado del Ejecutivo de Ismail Haniya. Desde Turquía, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, (ANP), Mahmud Abbas, dijo que se trataba de "un ataque contra la economía egipcia".
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, lo consideró "un acto de odio" y el ministro británico de Exteriores, Jack Straw, señaló que "los terroristas han mostrado un desprecio salvaje por la vida de seres humanos".
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