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Reportaje:Automovilismo | Gran Premio de Italia de Fórmula 1

Desquite de Schumacher

El alemán logra en Imola su 85ª victoria tras resistir durante 28 vueltas los constantes ataques de Fernando Alonso, segundo

Año tras año, el circuito de Imola va abriéndose un lugar en la historia de la fórmula 1. Las características del trazado italiano y las tremendas dificultades para adelantar en él producen duelos tan emocionantes y espectaculares como los que han protagonizado en los dos últimos turnos Fernando Alonso (Renault) y el alemán Michael Schumacher (Ferrari). En 2005, la victoria fue para un Alonso que iba lanzado hacia la consecución de su primer título mundial y que acreditó una fortaleza psicológica y unas dotes de pilotaje inusuales, con sólo 23 años, tras soportar la presión de Schumacher, en su cogote, durante 12 vueltas. Ayer, sin embargo, fue Schumi el que volvió a evidenciar el porqué de sus siete coronas. Fue capaz de mantener a raya a Alonso durante ¡28 vueltas! sin cometer el más mínimo error y saliendo incluso como líder tras la segunda parada en los boxes. El germano logró así su 85ª victoria y se colocó el segundo en la clasificación general del campeonato, a 15 puntos del español. El podio lo completó el colombiano Juan Pablo Montoya (McLaren-Mercedes).

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Fue otra carrera para enmarcar. Una de ésas que van definiendo la trayectoria de un piloto. Fue un día grande para Alonso, que encontró la forma de saltar desde la quinta posición, en la que tomó la salida en la parrilla, hasta la segunda y de disputar a Ferrari la hegemonía en un circuito que, tradicionalmente, se da bien a los bólidos rojos y en el que fuerzan las clavijas a tope para ganar ante su afición. Pero fue también una jornada inolvidable para Schumacher porque, tras las penurias de la pasada temporada, su escudería y él necesitaban un triunfo en su casa para consolidar la remontada que parecen haber iniciado. Y también porque, probablemente, ningún otro piloto del paddock actual habría podido soportar la tremenda presión que supone tener detrás e un Alonso que enseña el morro de forma constante, que se acerca hasta tocar las ruedas traseras, que busca con insistencia un hueco para colarse...

Sólo el mayor de los hermanos Schumacher tiene capacidad para aguantar todo eso. Y lo hizo con una destreza insuperable. Taponó todas las posibles rendijas entre la vuelta 34ª, cuando Alonso le alcanzó sacándole entre uno y dos segundos por giro, hasta la 41ª, en la que el asturiano entró en los boxes por segunda y última vez en unos momentos en los que era evidente que sus neumáticos ofrecían una adherencia muy superior a los de su rival y era mucho más rápido. "Cuando comprobamos que me estaba frenando, pero que era imposible adelantarle, decidimos con el equipo cambiar de estrategia y adelantar la entrada en los boxes. Pero creo que ellos también cambiaron y, vistos los resultados, tal vez habría sido mejor seguir unas vueltas más en la pista", comentó Alonso tras la carrera.

Es posible que, si hubiese esperado a que Schumacher entrara a repostar -le quedaba poca gasolina y no tenía gomas- y se hubiera mantenido dos o tres vueltas más en la pista, Alonso habría atesorado los tres o cuatro segundos que necesitaba para salir del segundo repostaje como líder de la carrera. Y entonces ni Schumacher ni nadie le habría podido apartar de la victoria. Pero la historia se escribe en el momento en el que ocurre. Renault -"yo estuve de acuerdo", matizó Alonso- creyó que, con los neumáticos nuevos, el cambio de estrategia valdría para colocarse al frente. Y erró. Porque Ferrari reaccionó rápido, llamó a Schumacher, realizó un repostaje perfecto y veloz -7,1s por 6,7s de Alonso- y, cuando regresó a la pista, vio a Alonso por el retrovisor concluyendo la recta y pegándosele a los talones.

El ataque de Alonso prosiguió hasta el final, hasta que se dio cuenta de que sus neumáticos habían dicho basta y que el riesgo superaba el beneficio. Eso ocurrió a tres vueltas del final, en la 59ª, cuando el ovetense se pasó un poco de frenada en la salida de una curva de derecha y su coche acabó pisando levemente la hierba y perdiendo dos segundos. "Era frustrante ver que podía ir más rápido que Schumacher, pero que no había manera de pasarle", reconoció Alonso; "pero, cuando me ocurrió aquello, dije basta. Era mejor asegurarme los ocho puntos y distanciarme un poco más de mis perseguidores".

Ahora, sus perseguidores son Schumacher, a 15 puntos -lo que supone que el español aumente en un punto su renta- y el finlandés Kimi Raikkonen (McLaren-Mercedes), a 18. Al fin y al cabo, las cosas se han aclarado: Alonso ha iniciado ya la verdadera lucha por el título contra los dos únicos pilotos que parecen en condiciones de batirle. Pero la distancia es ya tanta que los fallos no les están permitidos. Y, a pesar de los abrazos, las banderas rojas, los saltos de alegría y las declaraciones rimbombantes, Ferrari tiene que demostrar que lo de ayer en Imola tendrá continuidad. Y McLaren y Raikkonen, aplastado por el tráfico y quinto al final, necesitan mejorar con urgencia.

Un espectador entusiasta de Ferrari irrumpe en la pista para felicitar a Michael Schumacher.
Un espectador entusiasta de Ferrari irrumpe en la pista para felicitar a Michael Schumacher.REUTERS

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