Renault impone la paz interna
Flavio Briatore y Fernando Alonso, quinto en la parrilla, acuerdan unificar criterios y aseguran que no hay favoritismos
El discurso de Fernando Alonso y de Flavio Briatore, director del equipo Renault, dio un vuelco de 180 grados ayer como consecuencia de la decisión del equipo de imponer la paz interna. "Esto es lo que siempre pasa", explicó Fernando Alonso tras clasificarse en la quinta posición, lo que le obligará a salir hoy desde la tercera línea en la parrilla de salida del Gran Premio de San Marino (14.00, Tele 5 y TV-3). "El problema es que los periodistas analizaron lo que yo dije e hicieron conjeturas con mis palabras. La realidad es que en Renault nunca hemos tenido primer y segundo piloto y siempre hemos dispuesto de las mismas condiciones en cualquier circunstancia. No creo que tenga ningún tipo de desventaja".
La polémica que levantaron las declaraciones de Alonso, que afirmó que en los últimos cuatro o cinco años no había recibido ninguna ayuda de su equipo y que no esperaba recibirla si las cosas se le complicaban a lo largo del campeonato, traspasó los límites de influencia españoles y se afincó ayer no sólo en Italia sino en toda la prensa internacional. Eso lo convirtió en un auténtico problema. De golpe, todo el mundo descubrió que en el seno de Renault no reina precisamente la paz.
Alonso, su campeón y el hombre que había llevado a los bólidos amarillos y azules al título de campeones de constructores, quería puntualizar y dejar bien sentado que sabía la estrategia de futuro del equipo, como consecuencia de haber anunciado tan prematuramente su fichaje por McLaren para 2008. Es decir, que frente a una hipótesis de que Renault llegara al final del campeonato con sus dos pilotos en situación de ganar el título, el equipo optaría claramente por Giancarlo Fisichella.
No hay que ser un lince para llegar a esta conclusión. Si Alonso queda campeón del mundo se llevará el número uno que ahora figura en su coche a la escudería McLaren. Y Briatore no está para dar gloria a un piloto que sabe que les abandonará con toda seguridad el próximo año. Si Fisichella acaba el año con opciones claras de título es lógico que el equipo se vuelque más en él, que va a seguir la próxima temporada en la marca francesa, que en Alonso. El magnate italiano ya vivió esta misma situación en 1996, cuando Michael Schumacher abandonó como campeón la escudería Benetton para iniciar su largo ciclo en Ferrari.
Sin embargo, tras dar muestras de incredulidad y de cierta indignación el viernes por la tarde -"¿no ha ganado el título y dos carreras este año con nosotros?", se preguntó tras afirmar que siempre había creído en él-, ayer recuperó un discurso tranquilo y quiso restar cualquier trascendencia al asunto. "Lo que yo he escuchado son traducciones de las traducciones", afirmó para justificar su cambio de actitud. "Lo que Alonso quería decir es que en el equipo no hay prioridades para ninguno de los dos pilotos. No hay ningún problema en el equipo". Y, mostrando un cero con sus dedos, enfatizó: "Hay cero problemas en Renault".
La coincidencia en el discurso entre los dos elementos más significativos del equipo, Briatore y Alonso, evidenciaba la existencia de un pacto pacificador, al menos hasta el final de la temporada. A los dos les interesa lo mismo: ganar el título. Y el equipo va descubriendo, a medida que avanza el campeonato, que si lo quiere ganar deberá ser con Alonso porque a Fisichella se le acumulan los problemas.
"Cuando me preguntaron si suponía una desventaja haber anunciado mi fichaje por McLaren, respondí que no", asegura ahora Alonso. "Todo sigue igual. Nunca he recibido ayudas cuando iba ganando y luchaba por el título, ni ahora que soy campeón. Siempre he tenido las mismas condiciones que Trulli, primero, y que Fisichella, ahora. Pero tampoco creo que vaya a sufrir desventajas. Hemos ganado tres carreras de tres. No hay razón para hablar mal del equipo. Somos los más fuertes".
El mensaje ha cambiado. Renault impone la paz interna. Pero la misiva que Alonso le ha lanzado esta semana a Briatore no ha pasado desapercibida.
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