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Reportaje:

Se vende corrala con vecinos dentro

El Ivima quiere enajenar un edificio al lado de Azca en el que aún residen 23 familias, la mitad ocupantes ilegales

"Se vende edificio al lado de Azca. Solar de 1.078 metros cuadrados. Con 23 familias dentro, la mitad ocupantes ilegales". Éste podría ser el anuncio de venta de una corrala que posee el Instituto de Vivienda de Madrid (Ivima) junto al paseo de la Castellana. El solar está en un lugar privilegiado; en el número 63 de la calle de Fernández de la Hoz (Chamberí). Cualquier constructora estaría dispuesta a comprarlo para levantar apartamentos u oficinas. Y ésa es la intención del Ivima: vender el solar, aunque sea con los vecinos dentro.

El Ivima considera que la corrala, aunque no está en ruinas, no reúne las condiciones para que los vecinos continúen viviendo en ella. Por eso, ofrece a los vecinos realojos en el barrio de La Ventilla. "Al principio vivían unas 60 familias, les hemos ido ofreciendo realojos y unos 40 han aceptado", explicó ayer Domingo Menéndez, gerente del Ivima.

Cuando una familia acepta ser realojada y saca sus cosas del piso, el Ivima tapia entonces con cemento la puerta de la vivienda. El inmueble parece ahora una sucesión de nichos, en largos pasillos oscuros, como si fuese un cementerio.

Pero 23 familias, y los propietarios de cinco locales comerciales, se resisten a moverse de allí. No quieren ir a La Ventilla. Han formado un variopinto grupo de resistencia en el que está desde la farmacéutica, los fontaneros de un taller, el dueño de una tienda de fotografía, un pocero que vive como "ocupante ilegal" con su familia o el dueño de una agencia de publicidad que reside con su mujer y sus cinco hijos en un piso de 115 metros cuadrados.

"Hace dos años que no pago el euro y medio de renta mensual porque el Ivima ha dejado de pasarme los recibos", aseguró ayer este último vecino, Gonzalo Pineda.

También está Soledad, una mujer mayor que apenas mide un metro y medio y que es minusválida. Vive en la tercera planta, sin ascensor. Paga tres euros de renta al mes por un piso de 50 metros cuadrados. "Es pequeño, pero lo tengo muy limpio", cuenta, mientras enseña su casa, decorada con discos de Rocío Jurado y fotos de Juan Pablo II.

Y luego están los ocupantes ilegales, que han ido metiéndose en los pisos por ejemplo, después del fallecimiento del titular de una vivienda. Estas 11 familias consideran que tienen "derechos adquiridos sobre los pisos". Pero el Ivima ya ha conseguido dos sentencias para echar a sendas familias. A primera hora de ayer el Ivima intentó ejecutar el desalojo, pero al final no fue posible.

Domingo Menéndez, gerente del Instituto de la Vivienda de Madrid, explicó que la sentencia de desahucio "es firme". "Pero cuando hemos pedido auxilio a la Delegación del Gobierno para poder hacer el desalojo, nos han dicho que para eso necesitábamos el auto de ejecución de dicha sentencia", explicó ayer Menéndez.

El desalojo se demorará otros dos meses más. En uno de los pisos que van a ser desalojados, vive Ricardo Soto con su madre y sus dos hijas, y el otro, según dijo ayer un técnico del Ivima, "es de un señor mayor, pero sus nietas lo usan para hacer botellón y como picadero".

Desde la administración, quieren lanzar un mensaje de "tranquilidad" para los vecinos. "El Ivima quiere vender el solar porque con el dinero podrá construir en otros sitios muchos pisos sociales", agregó Menéndez, gerente del organismo. "Si hay vecinos que no se quieren ir, no pasa nada. Venderemos el edificio con los vecinos dentro y éstos tendrán que negociar entonces con la empresa que se quede con el solar", explicó. La venta será realizada previsiblemente antes del verano y por concurso público.

La corrala, que hace esquina con la plaza de San Juan de la Cruz, tiene un gran trampantojo (mural decorativo que tapa la fachada) dibujado por el artista José Luis Tirado en 1987, que representa a un gigante. Si el Ivima vende el edificio, las grúas se lo llevarán todo por delante.

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