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Reportaje:

La perspectiva de los pobres

Para pilotos como el luso Monteiro todo se reduce a participar y esperar la llamada de un gran equipo

En el escaparate de la F-1 se ven sólo las caras risueñas, los rostros conocidos, aquellos que no sólo ganan carreras sino que también se llevan los títulos. Pero ubicado muy cerca de este mundo de estrellato y fama, hay otro submundo en el que ganar un punto es una proeza. Para muchos pilotos la cuestión no son los puntos, sino simplemente participar, utilizar la plataforma que supone la F-1 para abrirse hueco en uno de los grandes equipos. "Es lo único que nos motiva", afirma el piloto portugués Tiago Monteiro, de 29 años, que debutó el pasado curso en Jordan y que éste corre con Midland, que compró la escudería. "Sin embargo", prosigue, "estar en la F-1 ya es una motivación extraordinaria por si sola".

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Mientras Fernando Alonso, Kimi Raikkonen, Michael Schumacher, Jenson Button o Giancarlo Fisichella encarnan el triunfo y la posibilidad de luchar por los títulos, hay un buen número de pilotos que deberán mirarlos de lejos y conformarse con soñar en ser como ellos algún día. En la historia de la F-1 hay 341 pilotos que nunca han sumado un punto. Son muchos, la mayoría. Y entre ellos se encuentran muy buenos pilotos que jamás contaron con un buen coche. Ahora mismo, hay al menos tres equipos que no lograrán moverse de las últimas posiciones: Super Aguri, Toro Rosso, Midland.

"Es muy fustrante si piensas ganar carreras en uno de estos equipos", afirma Monteiro, que compite desde los 18 años cuando su padre le puso al volante de un Porsche y descubrió que era bueno en los circuitos. Su carrera fue meteórica. Pero estar en la F-1 le obliga a aportar mucho dinero. "Es cierto que siempre quieres ganar en cada categoría por la que pasas. Pero cuando llegas a la F-1 es distinto, porque hay muchas diferencias entre los equipos. Sólo hay dos o tres en los que puedes ganar. Pero debes aceptarlo y seguir haciendo el mejor trabajo posible. Es la única forma de poder llegar algún día a pilotar un coche ganador".

El caso de Monteiro es algo especial, porque aún pilotando un Jordan el año pasado consiguió sumar siete puntos. Tuvo suerte. Realizó una gran carrera en Spa, donde acabó octavo, gracias a algunos abandonos inesperados, y sacó provecho de la retirada de todos los equipos Michelin en Indianápolis, donde logró su primer y único podio en la F-1, en aquella carrera con sólo seis coches.

"Cuando haces una buena carrera mucha gente se fija en ti. Da lo mismo que acabes el décimo. A veces he recibibo felicitaciones de ingenieros o directores de equipos punteros, que me demuestran que mi trabajo no es en balde. Y eso también es gratificante. Pero tengo conciencia de que el título lo ganará, probablemente, Fernando Alonso porque sigue siendo muy rápido, está muy motivado, muy concentrado y los Renault siguen muy fuertes. Fisichella tiene una oportunidad, pero no le veo para el título. Raikkonen es tan sólido como él, pero no tiene aún un coche fiable. Y los Ferrari han mejorado mucho, pero les falta un poco todavía". Su batalla es otra. Pero aún así, tampoco los pobres pueden quitarse la F-1 de la cabeza.

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