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Reportaje:FÓRMULA 1 | Gran Premio de San Marino

Todo o nada para Ferrari

La escudería italiana, con cambios tecnológicos, considera decisivo su rendimiento en Imola, su 'casa'

Tres semanas de intensa actividad no han cambiado el panorama del Mundial de F-1. Cuando hoy vuelvan a rugir los motores en el circuito Enzo Ferrari, de Imola, con vistas al Gran Premio de San Marino, nadie perderá de vista los bólidos de Renault porque, aparentemente al menos, siguen siendo los más fuertes. En 21 días no se resuelven todos los problemas, aunque sí algunos. Y eso es lo que han intentado McLaren-Mercedes y Ferrari. Los entrenamientos de la semana pasada en Barcelona constataron que hay más igualdad. Ambas marcas y Honda se acercan a Renault, pero aún no la alcanzan.

"Hemos mejorado mucho", aseguró el martes, en Montmeló, Pedro Martínez de la Rosa, piloto de pruebas de McLaren y fundamental en el desarrollo del MP4 21; "sin embargo, seguimos a 3 o 4 décimas de segundo por vuelta de Renault. Somos quienes más cerca estamos. Y Ferrari está junto a nosotros. Pero también creo que, en Imola, Ferrari dará un plus y hará una gran carrera. El Mundial está siendo demasiado fácil para Renault. Pero que no se despiste. Las próximas tres o cuatro carreras serán decisivas. Y espero que cambie la dinámica".

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McLaren presenta en Imola una nueva evolución aerodinámica, con un alerón delantero de nuevo diseño y algunas modificaciones en el reparto del aire en la parte baja del coche. "Poco más", explica De la Rosa; "Raikkonen irá con el mismo motor que en Australia y puede que Montoya estrene la última evolución de motor, ya preparada". Pero todo este pack supone una mejora de escasas décimas en relación a Australia, donde Montoya tuvo que abandonar por un problema electrónico tras 46 vueltas y Raikkonen fue segundo, su mejor resultado del año.

No obstante, la apuesta más fuerte la está haciendo Ferrari. Corre en Imola, al lado de su fábrica, en su casa. Y no quiere decepcionar a los miles de aficionados que ya se pasean por las calles con camisetas rojas y banderas con il caballino rampante. "La hora del ataque", tituló ayer La Stampa en referencia a los bólidos rojos. Y tanto Jean Todt, el director de la escudería, como Ross Brawn, el director técnico, no eluden el envite. "Ferrari está en la lucha por el título", afirma Todt; "no hay catastrofismos. Fuimos bien en el primer gran premio, rompimos en el segundo y en el tercero equivocamos los neumáticos. Pero tenemos un buen motor. Es nuevo y es lógico que nos haya creado problemas". Y Brawn asevera: "El nuevo diseño de los pistones ha funcionado en las largas tandas de entrenamientos y Bridgestone nos ha dado un sector de neumáticos específicos con una mezcla más tierna. Además, hemos aplicado un paquete aerodinámico y una suspensión trasera rediseñados. Puede que Renault tenga una mínima ventaja aún, pero falta poco para cambiar el equilibrio".

Para Ferrari es un o todo o nada. Y el mismo Michael Schumacher lo escenifica así: "Una carrera decisiva para nuestro futuro. Veo muchas señales positivas. Podemos ganar en Imola y dar un paso que cambie el futuro".

Pero Renault no se duerme. En Imola no habrá evoluciones en el coche de Fernando Alonso -"puede que seamos más pobres que los demás y no hagamos tantas", ironiza el español, que debe correr con el mismo motor que en Australia-, pero sí en el de Fisichella: estrenará la primera del RS 26. "Supone una ventaja para Giancarlo", reconoce Alonso; "ganará 6 o 7 caballos de potencia y yo perderé 5 o 6 porque es la segunda carrera de mi motor. Así que la diferencia será de 12 o 13, o sea de 1 o 1,5 segundos por vuelta. Yo tendré esa ventaja en Nurburgring".

Puede parecer que Fisichella será esta vez el principal rival de Alonso. Pero el asturiano no descarta nada: "Ferrari estará bien y Schumacher siempre corre bien aquí. En Barcelona nos mostramos muy fuertes la semana pasada. Pero esto es una carrera y estamos en Italia. Ferrari estará muy motivado y McLaren irá rápido, al igual que Honda. Así que volvemos a estar todos ahí".

Michael Schumacher, ayer en Imola.
Michael Schumacher, ayer en Imola.REUTERS

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