_
_
_
_
_
Fútbol | Semifinales de la Liga de Campeones

A Highbury se le para un reloj de 80 años

Juan Morenilla

El viejo Highbury vivió el último partido europeo de su historia con un duelo inédito -nunca antes se habían enfrentado el Villarreal y el Arsenal- y en una ronda inédita: ninguno de los dos conjuntos había alcanzado una semifinales de la Liga de Campeones (para el Villarreal es su primera participación). Inaugurado el 6 de septiembre de 1913, el mismo año que San Mamés, con un partido frente al Leicester, Highbury cerrará sus puertas a final de temporada y el Arsenal jugará a partir de julio en el Emirates Stadium, que mantendrá la fachada del viejo campo y que se abrirá con un partido de homenaje a Bergkamp.

El Clock End, el reloj de Highbury, con 80 años funcionando, ha presenciado encuentros de béisbol, rugby y cricket, un combate de boxeo entre Alí y Henry Cooper, y hasta apariciones en 12 películas, como la versión cinematográfica de Fiebre en las gradas, la novela de Nick Hornby. Y ayer el correteo de una ardilla que se paseó asustada sobre el césped durante la primera parte entre los jugadores. Ninguno de ellos, por cierto, inglés.

El Arsenal, invicto en la Champions, se despidió aumentando su fabulosa racha defensiva. El equipo de Wenger suma nueve partidos imbatido en el torneo, el mejor registro histórico de la competición. Desde que el 27 de septiembre de 2005 el Ajax le batiera en Amsterdam con un tanto de Rosenberg, el meta Lehmann ha puesto el cerrojo durante 829 minutos seguidos. Ni siquiera Forlán, que el curso pasado compartió la Bota de Oro con Henry al máximo artillero europeo con 25 goles, pudo batirle. En su particular duelo, el delantero francés resultó ganador. Inició con un gran pase la jugada del gol de Touré y creó peligro cada vez que tocó el balón. Henry jugó ayer su partido número 100 en Europa, 77 de ellos en la Champions, con 49 goles en su cuenta. Es el sexto máximo realizador en Europa, junto a Di Stéfano.

La victoria del Arsenal ratificó el favoritismo del equipo en las casas de apuestas de Londres. Pocos esperaban una nueva gesta del Villarreal, que vivió otra cita histórica en su debú en la Liga de Campeones. La expedición recibió la visita en el hotel de concentración del embajador español en Londres, Carlos Miranda. En las gradas, más de 2.000 aficionados acompañaron al equipo. Y en Vila-real el encuentro fue seguido por cientos de seguidores en una pantalla gigante instalada en el Casal de Fira i Festes. Mientras, el Madrigal registraba las primeras colas para comprar una entrada para el partido de vuelta, el próximo martes. Tacchinardi, sancionado, no podrá jugar el encuentro, para el que el técnico, Manuel Pellegrini, recupera al portero Viera.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_