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Reportaje:

La madre de todas las tormentas

La alerta de tornados sigue en los Estados del centro y este de EE UU

Yolanda Monge

Doce muertes después, Tennessee rebusca entre las ruinas dejadas por los tornados que han arrasado 1.600 casas en más de 18 condados. En la mañana de ayer, después de que los rayos y el viento desaparecieran, en la ciudad de Gallatin (noreste de Nashville), los residentes rebuscaban entre los escombros para localizar objetos personales. Otros guardaban la esperanza de encontrar a sus perros y gatos con vida. El temporal iniciado el pasado viernes con 42 tornados arrancó tejados, dejó miles de hogares sin luz, volcó coches y causó decenas de heridos, además de los 12 muertos. Sirenas de alarma sonaron ese día en casi todo Tennessee a medida que inmensas nubes negras iban cubriendo el cielo.

Se anuncia que los fuertes vientos pueden reaparecer en Alabama, Arkansas, Misisipi o Indiana

Los equipos de emergencias pintaban ayer cruces con aerosoles de colores en las casas dañadas tras comprobar que en su interior no yacían cadáveres o no se refugiaban supervivientes. Quienes permanecían observando la catástrofe fueron advertidos: prohibido fumar, existen numerosos escapes de gas. La policía patrullaba las calles para evitar saqueos. Y la Guardia Nacional ha implantado un toque de queda desde el atardecer hasta el amanecer en las áreas más afectadas.

"Fue en un abrir y cerrar de ojos", relataba Whitby al diario The New York Times. "Sales a la calle y ya nada existe". "Ni en un millón de años pensé que pudiera vivir un horror semejante". El coche de Whitby estará en algún lugar bajo la enorme pila de camiones y automóviles que formó el tornado. Whitby se cobijó en un refugio del campus universitario donde estudia. "Veía caer rayos una y otra vez", explica la joven al diario neoyorquino. "Sólo pedía, por favor, que no me caiga un rayo, que no me caiga un rayo. Porque jamás antes había visto rayos como éstos", finaliza Whitby.

Este pasado fin de semana, los habitantes de Tennessee sufrieron al monstruo de las tormentas más fieras, acompañadas de rayos y de una fuerza devastadora: más de 30.000 personas permanecen sin electricidad. Y el anterior fin de semana, las tormentas y tornados mataban a otras 24 personas en el oeste del Estado.

La devastación llega como cruel despedida del invierno, en medio de un clima muy inestable, y ha sido causada por una colisión de sistemas de baja presión en las planicies del centro del país. La alerta sigue en los Estados del centro y el este de EE UU y se espera que las tormentas alcancen Estados como Alabama, Arkansas, Misisipi o Indiana. Los meteorólogos advierten de que hay un 60% de probabilidades de que se formen más tornados en el área que va del noreste de Misisipi al norte de Alabama. En Indiana, el granizo caído era como pelotas de golf.

"Estoy realmente sorprendido de que no haya habido más víctimas", asegura Sonny Briggance, jefe de Emergencias, al diario The Washington Post. "A pesar de que 12 muertos puede parecer una cifra muy alta, hemos sido muy afortunados a la vista del paisaje arrasado". Dora Freeze, ciudadana de Gallatin, asegura al diario que su amiga Cristal Graves murió poco después de lograr refugiarse en su casa tras regresar del trabajo.

Steve Hurt y otras ocho personas salvaron la vida al refugiarse en una habitación a prueba de fuego y de cemento armado en la Compañía Eléctrica de Gallatin. "Fuera, se podía oír a la gente gritando, aterrada y pidiendo ayuda, mientras que los escombros golpeaban la pared tras la cual nos protegíamos", relata a Reuters Hurt.

Se da la irónica paradoja de que el mismo viernes se desarrollaban en Nasville simulacros de cómo reaccionar ante una plaga, al colapso de un rascacielos y a la detonación de una bomba en un concurrido lugar público. Pero no se esperaba un tornado múltiple como el que se produjo.

Unos vecinos de Gallatin, Tennessee, contemplan su hogar arrasado por un tornado.
Unos vecinos de Gallatin, Tennessee, contemplan su hogar arrasado por un tornado.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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