"Los vecinos decidirán si quieren plazas azules"
Dice que cada día pasea "no menos de una hora" por la ciudad que gobierna, cuando termina la jornada y vuelve a casa. "Los sábados, cuatro horas, y los domingos, tres". En esos paseos, a Gallardón le ha tocado escuchar piropos y también críticas. La que más le dolió, la de un madrileño que le reprochó que no le gustara ser alcalde. "Tanto me dolió que me senté con él a tomar una cerveza en la plaza de Santa Bárbara, y debo decir que le convencí. No de que mi política fuera la buena, pero sí de que me apasiona ser alcalde", cuenta.
Pregunta. ¿Se arrepiente de haber llevado los parquímetros a Carabanchel, Hortaleza y Fuencarral?
Respuesta. No, creo que es bueno para Madrid. Nuestra obligación es seguir explicando a los residentes las ventajas de los parquímetros para su vida cotidiana.
"No había inversión más inteligente que la M-30. Detrás de las obras no sólo hay mejora de la calidad de vida; también hay dinamismo"
¿Pone su mano en el fuego por Pedro Calvo? "Yo garantizo que en el Ayuntamiento se ha aplicado la ley y que nadie ha cometido irregularidades"
"Es una hipótesis imposible que mi partido (PP) me ponga pegas para colocar a Ana Botella de 'número dos' de mi lista"
"El Plan de Centro sólo marca posibilidades, no es un compromiso electoral"
"Acabadas las obras, los ciudadanos valorarán el coraje del proyecto"
P. ¿Carabanchel tiene los mismos problemas de aparcamiento que Centro o Chamberí?
R. Los cascos históricos, sí. En todo caso, si los problemas son distintos, las soluciones pueden ser distintas. Por eso hemos ofrecido a los vecinos diálogo. La fórmula tiene elementos de flexibilidad.
P. ¿Hasta dónde es flexible la fórmula? ¿Qué es lo que va a ofrecer a los vecinos?
R. Me encantaría haber podido proponérselo ya, pero no he tenido ocasión. Yo les abrí el despacho, ellos pensaron que ése no era el momento. Punto y aparte. El despacho vuelve a estar abierto. Y lo que les voy a proponer es un estudio conjunto sobre la realidad de cada barrio, cada manzana y cada calle en esos cascos históricos. Mi idea es dejar las plazas verdes [para residentes] como están y ofrecer a los vecinos que ellos decidan en qué calles se ponen las azules [para visitantes]; o, si lo prefieren, que no se ponga ninguna azul.
P. ¿No es tarde? ¿El Ayuntamiento no debería haber hablado antes con los ciudadanos?
R. Hablamos con ellos. Y sobre todo partimos de una experiencia previa: la enorme valoración que hacen de los parquímetros los residentes de barrios en los que ya está implantado el sistema.
P. ¿Entiende la batalla vecinal?
R. Cualquier manifestación que me hagan los vecinos la entiendo y la respeto. Mi obligación es estudiarla y darle respuesta, que es lo que he hecho. Nos han propuesto muchas mejoras y muchas se han introducido: ahí está el caso de los comerciantes, de los instaladores... Donde ha habido diálogo ha habido acuerdo.
P. Hace sólo un mes decía que los vecinos protestaban por desconocimiento. Ahora está dispuesto a escuchar sus propuestas. ¿Hablaba usted con desconocimiento?
R. No tengo la arrogancia intelectual de pensar que el sistema es perfecto en la forma de aplicación del primer día. Lo tenemos que adaptar a cada circunstancia. Pero estoy seguro de que los residentes de Carabanchel, Hortaleza y Fuencarral, hoy, valoran el enorme efecto positivo de tener unas plazas reservadas para aparcar.
P. ¿Ha pedido ver el expediente del concurso de ampliación de los parquímetros?
R. No.
P. ¿Está convencido de que la empresa Hixienes -de la cual es apoderado un ex diputado gallego del PP y amigo del concejal de su gobierno Pedro Calvo- no fue favorecida?
R. Absolutamente convencido.
P. ¿Pone su mano en el fuego por Pedro Calvo?
R. El concurso lo ganaron tres de las cuatro empresas de servicios más importantes de España, lo que confirma su solvencia. Quienes sean los socios minoritarios de cada empresa es un problema que les corresponde a ellas [Hixienes es el socio minoritario en la unión Sufi (Sacyr)-Hixienes]. La limpieza del sistema no la ha cuestionado nadie. Aquí lo que se cuestiona es si se puede adjudicar un servicio público a una empresa que tenía un socio minoritario que había sido amigo de un concejal. Y, paradójicamente, nadie dice que en el socio mayoritario, además de un ex consejero del PP, hay un ex ministro y un ex secretario de Estado del PSOE. Hombre, me parece que el discurso quiebra.
P. El director general de Movilidad, Javier Conde, que también conoce al apoderado de Hixienes, formaba parte de la mesa de adjudicación. ¿Debería haberse abstenido?
R. Lo que tiene que hacer cualquier persona que esté en una mesa de adjudicación es cumplir la legislación. Si se vulnera la legislación, se merece reproche. ¿La ley exigía que se hubiera abstenido en este caso? No.
P. La ley dice que debe abstenerse quien tenga "amistad íntima" con la empresa interesada. Lo difícil es probar qué grado de intimidad hay en esa amistad.
R. Fenomenal, entonces pido que quien no sea capaz de argumentar la existencia de ese componente, no lo ponga sobre la mesa.
P. ¿Pone o no su mano en el fuego por Pedro Calvo y todo su equipo?
R. Yo garantizo que en el Ayuntamiento se ha aplicado la ley, que se han hecho las adjudicaciones a tres de las cuatro primeras empresas de servicios de España, con absoluta objetividad, y que nadie ha cometido ninguna irregularidad.
P. ¿La obra de la M-30 tendrá un coste electoral para usted?
R. Tendrá un efecto electoral muy positivo. Estoy convencido de que los ciudadanos, cuando estén todas las obras terminadas, valorarán el coraje del proyecto y lo que ha significado para Madrid. Soy consciente de que mientras han durado las obras, muchos han pensado que hubiera sido mejor no meterse en esta incomodidad. Pero lo importante es cuál es la valoración de los ciudadanos cuando termina una gestión. Madrid necesita coraje, no puede ser pusilánime.
P. Usted ha dicho que si repite en la alcaldía no habrá más obras. ¿No las habrá?
R. No habrá más obras de infraestructuras en la M-30. Evidentemente, habrá otras, que afectan más a la alfombra de la ciudad: el eje Prado-Recoletos, la reforma de la calle de Serrano... Pero no habrá obras de túneles, de tener la ciudad levantada como en este momento está el río. Bueno, es que eso no se producirá ni en la siguiente legislatura ni en las próximas cinco...
P. La de la M-30 es la obra más cara acometida por el Ayuntamiento en toda su historia: 4.600 millones. ¿No había problemas más urgentes que resolver en Madrid con todo ese dinero?
R. No había inversión más inteligente. A través de las inversiones que durante ocho años hicimos en la Comunidad en infraestructuras, lo que hicimos es convocar a la inversión privada y desde ahí generar riqueza y empleo. Lo mismo va a pasar ahora: detrás de las obras de la M-30 no sólo hay mejora de la calidad de vida de los ciudadanos; también una nueva inversión, un dinamismo que genera recursos para nuestra ciudad. No es tanto un gasto como una inversión.
P. ¿Es un varapalo el expediente abierto por la Comisión Europea?
R. No. Es sólo una carta de emplazamiento. No reprocha nada al Ayuntamiento, incluso la obra la valora de forma positiva.
P. Pero dice que una obra tan grande tenía que haber pasado declaración de impacto ambiental.
R. No, lo que dice es que hemos hecho lo que marca la legislación española. El reproche no es al Ayuntamiento; es a la ley española, dice que no está adecuada a la normativa europea. A quien se dirige el reproche no es al Ayuntamiento, sino a España.
P. ¿Esa actitud no es un poco maquiavélica?, echar el muerto ahora al Gobierno central por si adaptó o no la legislación.
R. Yo no echo el muerto a nadie porque no entiendo que haya un muerto. Pienso que lo que ha hecho el Estado es exactamente lo que tenía que hacer: aplicar su legislación. No es un reproche al Gobierno. Aquí, si alguien tiene una tarea pendiente no es ni siquiera el Gobierno, sino las Cortes.
P. Prometió recuperar 40.000 viviendas en la almendra central de la ciudad. ¿Cuántas se han hecho?
R. Vamos a alcanzar el objetivo en los plazos establecidos en el programa electoral. Es un gran reto y lo vamos a alcanzar no sólo por mérito nuestro, sino como consecuencia de que la iniciativa privada ha respondido.
P. Pero es que más de la mitad de las casas que ustedes cuentan como rehabilitadas son las que rehabilitan sus dueños para pasar la ITE [Inspección Técnica de Edifi-cios], con ayudas del Ayuntamiento que no superan el 10% del coste. ¿Eso es un plan municipal?
R. Bien, eso es lo que pusimos en nuestro programa: incluir las viviendas rehabilitadas por la iniciativa privada con ayuda municipal. A eso nos atenemos.
P. También prometieron convertir varios conventos en dotaciones públicas. ¿Cómo van las conversaciones con la Iglesia?
R. Esa promesa no está en el programa electoral.
P. Está en el Plan de Revitalización del Centro.
R. El Plan de Revitalización del Centro no es más que un programa en el que se marcan distintas posibilidades. Pero eso no es un compromiso...
P. ¿Ah, no?
R. No, no, no confundamos las cosas.
P. O sea, que van mal las conversaciones con la Iglesia...
R. En absoluto. Prueba de ello es que dentro de pocos meses vamos a tener la primera consecuencia: lo que antes era un espacio de la iglesia vallado, al lado de San Francisco el Grande, se va a convertir en un parque público.
P. ¿Conoció en 1999, cuando era presidente regional, los fallos en la construcción de la línea 9 de metro que ahora se han hecho públicos?
R. Cuando inauguramos la línea 9 no tenía ningún fallo. Eso es lo importante.
P. Pero la línea se construyó mal, otra cosa es que se solventaran a tiempo la mayoría de esos fallos. Y repararlos supuso un sobrecoste para los ciudadanos. ¿Usted lo supo en su día?
R. Si preguntamos a Rivas y a Arganda, creo que dirán que todo el coste que se empleó en la línea 9 ha sido enormemente beneficioso para sus municipios.
P. ¿Cómo y cuándo va a resolver el problema del poblado de Las Barranquillas, excluido de los programas de desmantelamiento de núcleos chabolistas?
R. Ése no es un problema de realojo. El de Las Barranquillas es un problema sanitario y social. Por lo tanto, ahí hay que aplicar un programa sanitario y social, y necesitamos el concurso de la Comunidad.
P. A usted, que además de alcalde es fiscal, ¿le parecen excesivas las recientes sentencias que castigan con penas de hasta cuatro años de cárcel a dueños de bares por causar ruidos?
R. Hay que analizar cada caso. A mí las penas de prisión me parece que deben ser evitadas antes, mediante actuaciones administrativas, mediante el cierre cautelar de los locales.
P. ¿Casará, no por delegación en un concejal sino personalmente, a cualquier pareja que se lo pida, heterosexual u homosexual?
R. Desde que soy alcalde me lo han pedido cinco parejas: cuatro eran heterosexuales y una es una pareja homosexual. A las cinco les he dicho que sí. Por tanto, la respuesta es: ningún tipo de discriminación; aunque sí tengo que decir, lógicamente, que el alcalde no puede celebrar presencialmente todas las bodas.
P. A propósito de lo ocurrido en Marbella, el presidente del PP, Mariano Rajoy, ha planteado la posibilidad de devolver al Gobierno central ciertas competencias en urbanismo. ¿Está a favor el alcalde de Madrid?
R. La propuesta no afecta tanto a los ayuntamientos como a las comunidades autónomas, que son las que tienen las competencias. Pero se puede abrir un debate interesante. Establecer un mayor control me parece positivo. No estamos hablando de recorte de competencias, sino de una intervención participada. Que en procedimientos trascendentes en los que ahora sólo intervienen Ayuntamiento y comunidad, intervenga también el Estado. No en una simple licencia para un restaurante, pero sí en grandes planes urbanísticos, aquellos que suponen sustanciales recalificaciones de suelo.
P. ¿Le gustaría ser diputado en el Congreso en la próxima legislatura?
R. Me gustaría ser alcalde de Madrid después de las próximas elecciones municipales. Ésa es mi aspiración. A partir de ese momento, no tengo ninguna pretensión pero estoy a disposición del partido para cualquier cosa que me pida, siempre y cuando no sea incompatible con el cumplimiento del compromiso con los ciudadanos, que adquiriré, si ellos quieren, para los siguientes cuatro años.
P. ¿Qué hará si el PP de Madrid, que preside Esperanza Aguirre, decide que Ana Botella no sea la número dos en su lista electoral, como usted desea?
R. Es una hipótesis que no me planteo porque es imposible. He sido candidato en Madrid en cinco ocasiones: cuatro a la Comunidad y una al Ayuntamiento. Jamás mi partido me puso la mínima pega para elaborar la lista; no imagino que me la pueda poner ahora.
P. ¿La tregua de ETA obliga al PP a centrarse?
R. Mariano Rajoy, que es quien identifica la política del PP, es un líder moderado, con un formidable sentido de la responsabilidad. La tregua de ETA lo que ha hecho es darnos la oportunidad de demostrar a la sociedad que, por encima de cualquier ambición partidista, está el ejercicio de responsabilidad que un partido de gobierno, esté en el Gobierno o en la oposición, debe tener.
P. ¿Sigue necesitando el PP el ejercicio de autocrítica que usted le pidió hace año y medio?
R. Creo que lo ha hecho.
P. ¿En qué lo nota?
R. En nuestro discurso actual, en nuestra mirada hacia el futuro, en el ejercicio de responsabilidad de no construir un proyecto de cara a las elecciones basado exclusivamente en nuestra proximidad ideológica, sino abrirnos a toda la sociedad, como hicimos en la última convención.
P. ¿Antes de esa convención no lo hacían?
R. Ahora lo hacemos mejor. Tenemos que seguir analizándonos en profundidad, pero creo que el PP está en el buen camino.
P. Mucha gente lo considera a usted un arrogante. ¿Cree que transmite esa imagen, y hace algo por corregirla?
R. Nosotros damos una imagen de fuerza. Los ciudadanos no estaban acostumbrados a que el Ayuntamiento fuese tan protagonista en sus vidas, tan transformador de la realidad, que realizase tal número de obras públicas, modificase hábitos y costumbres que desde hacía décadas no se cambiaban. Hemos sido muy presentes. Y eso se puede haber identificado con arrogancia, soberbia o prepotencia, soy consciente de ello. Eso me obliga a explicar más. Porque cuando se llega a un puesto como la alcaldía de Madrid no para estar, sino para hacer, y se hacen tantas cosas, cuando se intenta luchar contra elementos que ya la generación de nuestros padres decía que no tenían solución, como el tráfico o el aparcamiento, cuando en tres años se hacen prácticamente tantas infraestructuras como en los 30 anteriores... Puede que haya habido sorpresa. Ahora, le digo una cosa: esto es lo que necesitaba Madrid. Madrid tenía que desperezarse de esa actitud perezosa, de no hacer nada. Es que no es verdad que los problemas no tengan solución. Las decisiones muchas veces son incómodas, ya lo sé, pero es mi obligación afrontarlas.
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