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Reportaje:Fútbol | Liga de Campeones

"¡El pequeñito es un fenómeno!"

Miccoli, la amenaza del Benfica, debutó con 'la Juve' en un partido contra el Barça el día que se estrenó Ronaldinho, al que deslumbró

Era un simple amistoso de verano, pero para el Barcelona, que se debatía entre la incertidumbre y la esperanza propias de una profunda e incipiente renovación, significaba el génesis de una nueva era. Con el Gillette Stadium de Boston como atípico escenario y el Juventus como rival, Frank Rijkaard se sentaba por primera vez en el banquillo azulgrana. Corría el mes de junio de 2003 y debutaba con la camiseta azulgrana un tal Ronaldinho. El choque terminó 2-2 y, en la sala de prensa, Ronaldinho lanzó una pregunta: "¿Pero quién es ese pequeñito que nos ha marcado el gol del empate? ¡Es un fenómeno!".

Se trataba de Fabrizio Miccoli, otro joven delantero que aquel día también debutó con buena nota en el equipo turinés. Casi tres años después, Ronaldinho es la bandera de su club mientras que el Juventus es una fuente de frustraciones para Miccoli, que está cedido en el Benfica por el club transalpino.

La pasada semana, en Lisboa, el pequeño delantero italiano fue con sus verticales arrancadas y su velocidad casi el único jugador del Benfica capaz de crear problemas serios a la defensa azulgrana. Sólo mide 1,68 metros. En el calcio los jugadores bajitos y habilidosos siempre han despertado la simpatía de los aficionados y el recelo de muchos técnicos anclados en la filosofía que mide la calidad en centímetros de estatura y masa muscular.

Por eso destacaba Miccoli (Nardó, Lecce; 1979) desde que en su pequeño pueblo los vecinos celebraban su vistoso juego. Por eso también, por su poca altura, fue rechazado en las canteras del Milan y del Lecce. Fue el Juventus el que finalmente, en 2002, apostó por su fichaje, cediéndole una temporada al Perugia para que se fogueara en Primera División ayudando con 9 decisivos goles al equipo, que logró la permanencia. Marcelo Lippi, entonces técnico del Juventus, quedó impresionado por esa aportación y le reclutó para la siguiente campaña: Miccoli jugó de manera discontinua 25 partidos con la Vecchia Signora marcando 8 goles. Su insistencia, atrevimiento y actitud fueron intachables, pero no suficientes para Fabio Capello: el entrenador llegó al Juventus el verano de 2004 con el fichaje del gran Ibrahimovic como demanda y exigió el traspaso de Miccoli. Los delanteros, para Capello, cuanto más altos mejor.

El pequeño jugador, muy dolido, acabó firmando con el Fiorentina, que pagó 7 millones por la mitad de su ficha. La otra mitad seguía en poder del Juventus. Miccoli hizo una buena temporada en Florencia (12 goles), pero al final del curso no hubo acuerdo entre los dos clubes: Capello seguía sin quererle y el Fiorentina prefirió a Toni, actual máximo goleador en Italia. Miccoli estuvo sin destino hasta que el mercado de fichajes del verano estaba a punto de cerrarse: surgió la oferta de marcharse cedido al Benfica y el delantero aceptó tras consultar a Giovanni Trapattoni, anterior técnico del conjunto lisboeta y primero en convocarle con Italia.

Su estancia en el club portugués comenzó bien: un gol suyo, de cabeza, ante el Lille en la primera fase de la Liga de Campeones y en el último minuto de partido salvó al entrenador Ronald Koeman de una destitución casi asegurada. Desde entonces las lesiones musculares le han negado la continuidad que necesita.

Miccoli, en un partido de Liga con el Benfica.
Miccoli, en un partido de Liga con el Benfica.REUTERS

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