Vanguardia para la vivienda social
Prestigiosos arquitectos con proyectos en Madrid han debatido sobre los modelos de casas que demandan los ciudadanos
Son necesarios nuevos modelos de vivienda de protección oficial, de acuerdo con las demandas de los distintos tipos de usuarios (personas que viven solas, estudiantes que comparten piso, familias con hijos, jubilados...). Construir respetando el medio ambiente y fomentando el ahorro de energía. Crear edificios flexibles, con varios usos, y transformar en hogares espacios inutilizados de la ciudad (fábricas, edificios abandonados, instalaciones militares...).
Éstas han sido las principales conclusiones de las jornadas de debate La ciudad mira a la vivienda, que han reunido durante tres días en el Círculo de Bellas Artes a una veintena de prestigiosos arquitectos con obras ya hechas o planificadas en Madrid, convocados por la Empresa Municipal de la Vivienda y el Suelo (EMVS).
Si en la primera jornada se puso de relieve cómo los proyectos arquitectónicos transitan entre el experimento y la funcionalidad, la última se centró en responder a una cuestión: ¿queremos construir una ciudad llena de iconos o bien una ciudad confortable, que recoja las aspiraciones de sus habitantes?
"Los arquitectos crean vanguardia, la tarea del ciudadano es exponer sus necesidades y a las autoridades les corresponde canalizarlas", considera Manuel Serrano, comisario de los debates junto con Concepción Rodríguez-Caro.
Los holandeses Wiel Arets y Jacob van Rijs y los españoles José María Ezquiaga y Eugenio Aguinaga coincidieron en la idea de que "Madrid debería replantearse su modelo urbanístico, pues en los últimos años ha crecido mucho sin reflexionar sobre el tipo de ciudad que quiere llegar a ser". Ezquiaga (que construye 160 viviendas sociales en una antigua zona industrial de Arganzuela) alabó el tejido urbano de Amsterdam por su apuesta por la superposición de usos, "cosa que no ocurre aquí".
Los holandeses se mostraron satisfechos con la libertad con la que han podido diseñar los proyectos para la EMVS. Arets construye el proyecto Living Madrid en Usera, 144 viviendas de protección pública a "medio camino entre parque y ciudad", según su autor. Van Rijs, que realizó en Sanchinarro el impactante edificio Mirador junto a Blanca Lleó, desarrolla con esta arquitecta en el mismo barrio el edificio Celosía, otro alarde de diseño. "Necesitamos edificios con energía, que seduzcan como cuadros en museo", dijo Arets.
A propósito de la creatividad, el británico Peter Cook, que diseña en el ensanche de Vallecas un edificio donde dice que a él mismo le gustaría vivir, afirmó que "las normativas españolas son muy restrictivas, más que en Japón o en Alemania". Sus colegas españoles coincidieron en que esa rigidez puede ser un freno creativo, pero apuntaron que las disposiciones en las promociones públicas obligan a un ejercicio de realismo en materiales y formas.
El madrileño Ignacio Vicens se mostró contrario al "predominio de la estructura de bloque único que actualmente se da en los nuevos planes urbanísticos", y citó como ejemplo Sanchinarro. Como contraste, la italiana Benedetta Tagliabue abogó por "mezclar diferentes usos en un mismo proyecto". Ella lo asumió en el conjunto de viviendas Santa Caterina de Barcelona que, además de un mercado, cuenta con viviendas para jóvenes y ancianos. Un tipo de viviendas que se mezclará en el municipio madrileño de Coslada, donde Andrés Cánovas y Nicolás Maruri participan en un plan de vivienda social que intentará "propiciar una cadena de solidaridad".
En relación con el medio ambiente, se criticó que se sigan construyendo edificios de gran altura y se lanzaron advertencias sobre el ahorro de energía. "Sería fundamental integrar los criterios de respeto al medio ambiente durante la elaboración del proyecto, y no una vez ejecutado", expuso el británico Tim Evans, galardonado en su país como diseñador del año y con un proyecto en marcha en Carabanchel.
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