"Voy a trabajar, vuelvo y después me voy otra vez"
FRANCISCO VÁZQUEZ tiene 24 años. Es de Guerrero, está casado y tiene una hija de cuatro años. Pasa ilegalmente a Estados Unidos desde que tenía 15. "Voy a trabajar, vuelvo un tiempo y después me voy otra vez". Le gustaría "pasar sin pagar los 1.500 dólares" que cobran los polleros, "pero está muy difícil arreglar eso".
Francisco tiene sonrisa fácil. En la furgoneta hacia la frontera va en camiseta; guarda ropa de abrigo en la mochila. "Se camina de noche. Lo peor es el cansancio. He conocido a algunos que han muerto, pero no me cambia de idea, hay que seguir adelante".
¿Qué le espera en Fresno, California? "Nueve horas diarias en el campo, recogiendo verdura". Francisco habla con su hija por teléfono cada semana. "Le digo que no se preocupe, que me voy para que más adelante ella no sufra como sufrí yo cuando era morrito. Todo lo entiende. '¿Cuándo vuelves?', me dice. Y le digo que no se preocupe, que cualquier rato".
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