Tras el mito de Chopin y George Sand
VALLDEMOSSA, un exquisito hotel rural en plena sierra de la Tramuntana mallorquina
El único establecimiento español adherido este año a la pléyade internacional de los Relais & Châteaux, que desde noviembre pasado preside Jaume Tàpies, orea bajo el sol de Mallorca el recuerdo literario y musical de George Sand y Frédéric Chopin. Sus nombres asaltan al viajero en cada recodo de la carretera vieja a Valldemossa, en cada sillar de su cartuja y en los folletos turísticos. También se hacen recurrentes cada una de las dependencias del hotel Valldemossa, inaugurado hace tres temporadas sobre los restos de una centenaria possessió situada en el barrio alto de la localidad.
Desde las terrazas descolgadas de la casa madre, entre barandas de teja, escalinatas pétreas, jardines de palmeras y arriates de flores, se divisa un valle profundo de olivos y construcciones de marès insular. Sin duda, el escenario idílico para unos nocturnos de piano.
VALLDEMOSSA
Categoría: 4 estrellas. Carretera Vieja de Valldemossa, s/n. Valldemossa (Mallorca). Teléfono 971 61 26 26. Fax: 971 61 26 25. Central de reservas: 901 100 105 (Relais & Châteaux). 'Web': www.valldemossahotel.com. Instalaciones: jardín, centro de salud y belleza, sauna, piscina climatizada, salas de convenciones (15 personas), salón, restaurante al aire libre. Habitaciones: 3 dobles, 9 júnior 'suites'; todas con baño, calefacción, aire acondicionado, teléfono, radio, DVD, TV satélite, acceso ADSL a Internet, minibar, CD, carta de almohadas, albornoz, secador, prensa diaria, frutas de bienvenida, habitaciones para no fumadores. Servicios: algunas habitaciones adaptadas para discapacitados, no admite animales, transporte al aeropuerto. Precios: temporada alta, 315 euros + 7% IVA; temporada baja, 265 + 7% IVA; desayuno incluido. Oferta luna de miel de cuatro noches, dos cenas y dos tratamientos de 'spa', 702 euros por persona. Tarjetas de crédito: American Express, Diners Club, Eurocard, MasterCard, Visa, 6000.
Arquitectura ... 8
Decoración ... 8
Estado de conservación ... 9
Confortabilidad habitaciones ... 8
Aseos ... 5
Ambiente ... 9
Desayuno ... 8
Atención ... 9
Tranquilidad ... 9
Instalaciones ... 7
Igual que otros hoteles de campo mallorquines, Valldemossa sacraliza lo rústico como una simple categoría estética, suscrita, eso sí, a las exigencias del lujo y la multiplicación de los servicios inherentes al negocio turístico. Probablemente, su nivel de exquisitez no sea tan alto como el del vecino hotel La Residencia, pero no se queda muy a la zaga. Si en los parterres se juega a pídola con la pavimentación de barro y el alfombrado de gravilla suelta, intramuros el ambiente huele a madera seria, tapicerías de peso, mobiliario de evocación mediterránea y cera derretida de velas a la hora de la cena.
Una plantilla esmerada y muy cumplida agasaja al huésped desde su ingreso en el área de aparcamiento. Desde la recepción se vislumbra un pequeño salón cuya atmósfera noble no renuncia a tener expuestos algunos grabados de Miró y Mompó. Otras serigrafías numeradas con la firma de Pep Coll decoran las paredes de las habitaciones, espléndidas por su elegancia interior y las vistas prodigiosas que ofrecen sobre la sierra, pero decepcionantes en el acondicionamiento de los cuartos de baño. El kit cosmético es muy vulgar, la ducha no tiene suficiente presión y, en demasiadas ocasiones, el inodoro filtra aguas toda la noche. Y un detalle chocante: el minibar aparece escondido debajo del lavabo.
A pesar de lo cual, la suite George Sand enamora a sus ocupantes no sólo por el mito literario, sino también por los tres ventanales que miran de tú a tú a la cartuja de Valldemossa. No se oye un alma en toda la noche, salvo las sonajas de las ovejas en el campo.
ALREDEDORES
HABIDA CUENTA de que, según Frédéric Chopin, Valldemossa es el lugar más bello del mundo, lo propio será dar vueltas por el pueblo y echar horas dentro de la cartuja.El recuerdo del pianista y su amante, George Sand, asalta al viajero en cada esquina.Si la estancia dura varios días, Mallorca reserva numerosos alicientes. Uno de ellos es el tren que lleva de Palma a Sóller. En coche se puede ascender hasta casi la cima del Puig Major, que es el pico más alto, y llegar hasta la playa de Sa Calobra tras bordear los embalses de Cúber y Gorg Blau.
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