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China acapara ya el 19% de las reservas internacionales de divisas

La mayor economía asiática ha multiplicado su saldo por 10 desde 1995

China acumula reservas de divisas por un importe de 769.000 millones de dólares, lo que supone el 19% del saldo mundial, que ha pasado de 1,2 billones de dólares en enero de 1995 a 4 billones de dólares en septiembre del año pasado. La pujanza exportadora del gigante asiático le ha permitido multiplicar por 10 sus reservas en la última década. Pero toda cara tiene su reverso, y el Banco Central Europeo (BCE) ha alertado de las presiones inflacionistas y de formación de burbujas de activos que puede provocar el mantenimiento de elevados volúmenes de reservas.

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El aumento de las reservas mundiales de divisas ha sido especialmente acusado entre 2002 y 2004, según se recoge en un estudio del Banco Central Europeo (BCE) titulado La acumulación de reservas internacionales. En ese periodo, el saldo creció un 85% (un 91% si se incluyen los ocho primeros meses de 2005), un ritmo tres veces superior al del periodo 1999-2001.

Las economías asiáticas han sido las principales responsables del crecimiento de reservas, sobre todo China y Japón, que añadieron entre 2002 y 2005 un total de 979.000 millones de dólares, el 53% del aumento total que se registró en todo el mundo. Taiwan fue el tercer país que más reservas acumuló, 130.000 millones de dólares.

Japón cuenta con los mayores depósitos de reservas internacionales del mundo, 823.100 millones de dólares en 2005, puesto que ha mantenido en los últimos 10 años. China ocupa la segunda posición, con 769.000 millones de dólares, puesto que conserva desde 1996, año en que se lo arrebató a Taiwan. En los últimos años, países exportadores de petróleo, como Rusia, Argelia o Noruega, se han colocado entre los 15 mayores países tenedores de reservas internacionales.

Déficit de EE UU

Detrás del crecimiento de las reservas mundiales se encuentran dos realidades que están marcando la escena económica internacional: la financiación del enorme déficit por cuenta corriente de Estados Unidos -que representa ya el 6,5% del PIB- y los bajos tipos de interés que ha mantenido en los últimos años, por un lado, y la formidable capacidad de ahorro de las economías asiáticas, por otro, gracias a su dominio exportador.

El dólar sigue siendo la moneda preferida para acumular reservas. En 2005 representaba el 66,4% del saldo mundial, frente a una cuota del 24,3% del euro y un 3,7% del yen. En 1999, el dólar acaparaba el 71% de las reservas, frente al 17,9% del euro y el 6,4% del yen.

El BCE anticipa algunas situaciones que podrían atenuar el apetito de las economías asiáticas por los activos en dólares. Por ejemplo, si adoptan medidas estructurales y macroeconómicas para estimular sus demandas internas, impulsan el desarrollo de mercados nacionales de bonos o deciden flexibilizar sus tipos de cambio.

Con todo, los expertos no ven un riesgo inminente de pérdida de interés en el dólar. Peter Hensman, responsable de Estrategia de la gestora Newton, señala que ningún país con voluminosas reservas en esa divisa se autoinfligiría un daño vendiendo precipitadamente y provocando una depreciación del billete verde. Los datos así lo corroboran. Según el Departamento del Tesoro, el año pasado las compras de bonos a largo plazo y acciones de empresas estadounidenses por parte de inversores extranjeros alcanzaron el billón de dólares.

Pero el BCE señala los "riesgos y costes" de la acumulación de elevados volúmenes de reservas durante periodos prolongados. Las presiones inflacionistas y el peligro de formación de burbujas de activos son las consecuencias más temidas. Pero también las posibles interferencias en la gestión de la política monetaria que genera y los costes que supone la esterilización monetaria, o necesidad de compensar los aumentos de reservas con operaciones en el mercado monetario para evitar que aumente la base de dinero y ello provoque las citadas presiones inflacionistas.

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