Un punto insuficiente
El Cádiz y el Atlético firman un empate que no sirve para mucho a ninguno de los dos
El Cádiz atisba la Segunda cada vez más cerca. Pelea y corre hasta la extenuación en busca del final del túnel pero sus competidores no bajan el pistón. Fe y tesón sin gol no llevan a demasiados sitios. El Atlético, sin hacer florituras, supo desnudar en el primer tiempo a un equipo que cada vez tiene la papeleta más complicada. Son dos sensaciones distintas, pues los rojiblancos no tienen urgencias. Reconducida la trayectoria, ahora su juego no tiene prisas. Que sea bueno o no es otra discusión. En el otro lado hay dudas. Mucha incertidumbre. Nada queda del equipo alegre que entretenía a principio de temporada, que salía a aplastar al rival del minuto uno al noventa. De aquello no subsiste casi nada. Ahora el equipo es mucho más pesado. El timón cuesta moverlo. Las secciones de la orquesta amarilla tiene momentos en que desafinan demasiado.
CÁDIZ 1 - ATLÉTICO 1
Cádiz: Limia; Varela, Paz, De Quintana, Raúl López; Bezares, Fleurquin, Morán, Sesma; Lobos y Medina (Enrique, m. 77).
Atlético de Madrid: Leo Franco; Velasco, Pablo, García Calvo, Antonio López; Galleti, Colsa, Ibagaza (Gabi, m. 84), Petrov (Molinero, m. 87); Torres y Kezman.
Goles: 0-1. M. 34. Ibagaza mete un centro al hueco desde el centro del campo a Kezman que se queda solo ante Limia, le quiebra, y marca a puerta vacía. 1-1. M. 67. Lucas Lobos, de penalti cometido por Galletti sobre Jonathan.
Árbitro: Pérez Lasa. Amonestó a Pablo, García Calvo, Velasco, Galleti y Bezares.
Unos 15.000 espectadores en el estadio Ramón de Carranza.
Los madrileños gestionaron con sabiduría el partido hasta el descanso. Si la calma está aderezada con la calidad de Torres, Ibagaza o Kezman, la ecuación está resuelta. El Cádiz tuvo el balón buena parte del primer tiempo, pero fue para maltratarlo. No cuenta Espárrago con jugadores que entiendan el fútbol en su concepto vertical. No se estilan paredes, combinaciones ni cosas por el estilo en este equipo desde el otoño pasado. El balón fue un compañero molesto en una insoportable primera parte local. Un instrumento para meterse en atascos y barullos. Intentó Espárrago abrigar el centro del campo con Fleurquin, Bezares, Morán y Lobos colocados en muy pocos metros. El cuarteto peleó pero no atinó a llevar peligro.
Torres tuvo su par de chispazos de jugador importante. Con una maniobra de clase sentó a De Quintana y puso un balón medido a Ibagaza, que no llegó por centímetros. Fue lo más cerca que estuvo el argentino de la pelota hasta ese momento. Colsa y sus centrales no dieron con él. La primera pelota franca que halló en sus proximidades le permitió crear un magnífico pase entre los centrales para Kezman que el serbio culminó con solvencia. El Cádiz asustó con alguna falta.
El Atlético de Pepe Murcia tiene orden. Pero no hubo transición entre la defensa y la delantera. Colsa, Galleti e Ibagaza apenas tuvieron presencia en toda la noche. La claridad para dar salida el balón desde el centro del campo fue nula.
Fue poco lo que ofreció ayer el conjunto del Calderón. Un suficiente raspado que a punto estuvo de bajar al cuatro en una segunda parte más que discreta. Sin nada que perder, los amarillos se fueron arriba sin complejos. Lucas Lobos y Jonatan Sesma abanderaron la revolución. Toque a revuelta y todos a por la portería de Leo Franco. El argentino y el canario trajeron en jaque a toda la defensa rojiblanca.
Por uno momentos, los de Espárrago rememoraron a ese equipo pegajoso de la primera vuelta. Aprovechó que su campo es estrechito para apretar líneas, para presionar muy arriba y provocar que el Atlético diera un paso atrás. El centro del campo madrileño no pudo contener la sobrecarga del trabajo de Lobos y Sesma. Llegó el empate tras un penalti sobre el canario. El partido se rompió por el centro, donde ninguno de los equipos estaba sobrado. La pelota fue de una portería a otra sin cesar. Eso sí, la sensación de peligro siempre era mayor en el área del Cádiz que en la visitante.
La revuelta amarilla fue efectiva a medias. Sirvió para conseguir el empate, pero ya la situación pide más que un punto en los partidos de casa.
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