"Los periodistas necesitamos un ejercicio de modestia y humildad"
Cuando a Miguel Ángel Oliver (Madrid, 1963) le ofrecieron presentar los informativos de fin de semana de Cuatro no lo dudó. Se le brindaba, además, la oportunidad de seguir los pasos de su maestro, Iñaki Gabilondo. Dejaba atrás 22 años de dedicación exclusiva en la SER, donde llegó en septiembre de 1983 como becario, tal como recuerda él mismo. Peldaño a peldaño fue escalando posiciones hasta llegar a Hoy por hoy, donde permaneció cinco años. En televisión ha moderado debates en Telemadrid y Localia.
Pregunta. Usted es un hombre vinculado tradicionalmente a la cadena SER, ¿cuál fue su primera reacción cuando le ficha Cuatro?
Respuesta. De satisfacción, de jugar en Primera División. Además, habían ocurrido cosas en la SER, se acababa la época de Iñaki Gabilondo, y para mí se abría un futuro aún por diseñar. Me sentí como los padres pioneros, los pilgrim fathers, cuando exploraban nuevos territorios. La idea de inaugurar una cadena con profesionales como Iñaki y el resto del equipo me pareció maravillosa.
P. ¿Cuál es su actual grado de satisfacción ante la cámara?
R. Estoy en mi infancia televisiva, así que voy a utilizar el símil de las calificaciones de los niños: necesito mejorar, pero creo que progreso adecuadamente. También necesito comprender mejor el medio, que tiene circunstancias que aún me provocan grandes nebulosas. Mis dudas están en el cuarto de máquinas, no tanto en el escaparate.
P. Su informativo sigue una estructura clásica, ¿tuvieron claro el modelo desde el principio?
R. No hubo indicaciones, pero me pareció prudente consultar con la dirección y todos estuvimos de acuerdo en preparar un informativo de fin de semana homologable al de las otras cadenas, y por lo tanto clásico. Menos de autor si lo comparamos con el noticiario de Iñaki y más vinculado a la información mezclada con el entretenimiento. Es decir, un modelo ya consagrado, que ha funcionado.
P. ¿Qué opina de los telediarios de la competencia?
R. Cuando era espectador, me parecía que los deportes entraban muy pronto, y que el resto de noticias se sustentaban en cuatro grandes trazos. Ahora, como presentador y compartiendo mi tiempo con José Ramón Pindado, he confirmado esa tendencia. El deporte pide paso inmediatamente porque los fines de semana se concentra toda la actividad y las demás categorías informativas se adormecen.
P. Iñaki Gabilondo ha sido su referente en la radio española. ¿Y en la televisión?
R. Ahora mismo, también Iñaki Gabilondo. Me ha marcado indeleblemente, no creo que haya un referente mediático como él.
P. ¿Cómo recuerda su paso por Hoy por hoy?
R. Estuve cinco años. Todavía, a día de hoy, no sé a quién se le ocurrió la feliz idea de que diera réplica en verano nada más y nada menos que a Gabilondo.
P. ¿Qué le parece la nueva etapa con Carles Francino al frente?
R. Francino me parece muy solvente, y ya se van viendo los perfiles de un hombre joven, moderno, con una gran capacidad de comunicación. Hay que descubrirse ante su valentía.
P. Usted ha comentado en alguna ocasión que los periodistas tienen que hacer un ejercicio de autocontención en los contenidos que difunden. ¿A qué se refería?
R. Creo que, desde hace unos años, la información política está bastante descarrilada. Muchos profesionales y, sobre todo, los líderes de opinión, a la hora de ponerse delante de la cámara o el micrófono sueltan amarras y no hay contención que valga. Los periodistas nos hemos convertido en actores y no en intermediarios, y nos merecemos muchas críticas; necesitamos un ejercicio de modestia y humildad. Me adhiero a una frase de Saramago que dice que hay que tratar de evitar el concubinato de los medios, las instituciones y los partidos políticos. Estamos envueltos en una madeja muy complicada y se requiere un hilo de Ariadna que nos ayude a salir de la cueva del Minotauro.
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