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Las protestas contra el SER vuelven a la calle

Los organizadores aseguran que reunieron 7.000 personas y el Ayuntamiento dice 1.000

Daniel Verdú

Además de protestar se lo pasaron bien. La manifestación, autorizada por la delegación del Gobierno, que ayer habían convocado los vecinos de todos los barrios afectados por la ampliación del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) y secundada por comerciantes de otras zonas se convirtió en una fiesta. A las 18.30 los manifestantes se reunieron en la plaza del Callao y desfilaron durante una hora y media de forma pacífica hasta la plaza de la Villa, donde los representantes de cada barrio leyeron un comunicado de protesta contra los parquímetros. Según los convocantes, acudieron entre 5.000 y 7.000 personas. El Ayuntamiento redujo la cifra a un millar.

Muchos ya se conocen. Se saludan con una sonrisa al encontrarse. Viven en barrios alejados los unos de los otros, pero la indignación contra los parquímetros les ha unido. "Carabanchel, Hortaleza, Fuencarral-El Pardo. Alcalde: Gracias por despertarnos", se leía en una inmensa pancarta. El buen tiempo acompañaba y ayer estaban más animados que de costumbre. Disfraces, pitos y música empujaron durante todo el recorrido a los vecinos.

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Luis Llanos, un vecino del barrio del Pilar, paseaba de la mano de su hija, que portaba una pancarta en la que se leía "Gallardón, Faraón". "Los niños se lo están pasando muy bien y lo de la música ameniza mucho. Ésta es la mejor manifestación de las que llevamos hechas", explicaba el padre de familia. La asociación de música brasileña Blogo do Baliza acompañaba a la comitiva a ritmo de samba con sus instrumentos de percusión. Los balcones de la calle de Preciados, por donde descendía la protesta, se llenaban de gente que quería ver lo que pasaba. Cuando cesaba el atronador ruido de los tambores, los manifestantes retomaban al unísono las habituales consignas de "¡Gallardón, dimisión!" y "¡Tú los pones, nosotros los quitamos!". Lejos de desfallecer, parece que los vecinos esperan cada protesta con más ganas que la anterior. A la marcha acudieron los concejales socialistas Óscar Iglesias y Manuel García-Hierro. Por parte de IU estuvieron Inés Sabanés, Julio Misiego y Concha Denche.

Delante, circulaban tres vehículos con megáfonos para animar a la concurrencia con música y consignas de protesta. Un grupo de vecinos de Carabanchel se había disfrazado de controladores del SER y de parquímetros, "hemos reciclado prendas que usamos para el carnaval", explicaba una chica. Y a eso olía la protesta, a fiesta. Pero sin olvidar la causa. "Prepotencia nunca más", rezaba una enorme pancarta.

Atenta mirada de la policía

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Desde la acera, los transeúntes contemplaban el espectáculo. La manifestación llegaba a la Puerta del Sol y torcía ordenadamente, y bajo la atenta mirada de una escasa presencia policial, hacia la calle del Arenal. "Es normal que protesten. El Ayuntamiento se excede cada día más con estas medidas", observaba Julián Gómez, un vecino de Collado Villalba solidarizándose con los afectados. Dos camionetas de la limpieza seguían a los manifestantes y recogían los desperdicios que lanzaban. "Claro que sí... Chorizos, pero limpios", ironizaba un manifestante.

Sobre las ocho de la tarde, la comitiva llegó a las puertas del Ayuntamiento y entró ordenadamente en la plaza de la Villa. Allí esperaban cuatro furgonetas de los antidisturbios y un camión con varios altavoces preparados por los vecinos de Carabanchel para leer el comunicado final. Uno a uno fueron empuñando el micrófono los representantes de cada barrio para mostrar su indignación contra los parquímetros, contra Gallardón, y en especial, contra el concejal de Seguridad, Pedro Calvo, a quien dedicaron sonoras muestras de rechazo. Los organizadores calificaron la manifestación de "gran éxito" y cifraron la participación en unos 6.000 asistentes.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.

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