ETA tiene tres 'comandos' en España y ha blindado su nuevo aparato logístico
Los partidos reclaman que la tregua implique el cese de la extorsión y la violencia callejera
La policía y la Ertzaintza habían constatado antes del anuncio del alto el fuego la existencia de tres comandos etarras en España, dos de ellos con base en Euskadi. La policía tenía identificados a 12 etarras integrados en estos grupos, responsables supuestamente de la última oleada de atentados dirigidos preferentemente contra empresas y juzgados. ETA, además, ha blindado su aparato logístico en Francia, donde en los últimos meses sus activistas han robado 5.300 kilos de sustancias para hacer explosivos y material para falsificaciones. La pasada semana robó dos troqueladoras y miles de placas de matrículas vírgenes.
El último informe de la Comisaría General de Información situaba a 12 presuntos etarras en los tres comandos, la mayoría de ellos no fichados, salvo Asier Eceiza Ayerra, Ana López Monge y Carlos García Preciado. Los otros supuestos terroristas serían Iñaki Domínguez Atzalandabaso, Zigor Ruiz Jaso, Eneko Bilbao Aresti, Ohian Garmendia Marín, Pablo Aperribay Bediaga, Iker Iparragirre Galarraga Zorion Saltsamendi Abad, Arkaitz Goikoetxea Basabe e Itziar Plaza Fernández. A ellos habría que sumar otro grupo dedicado sólo a la extorsión.
Además, ETA ha blindado durante los últimos meses su aparato logístico en Francia, tras perpetrar varios robos para avituallarse de explosivos -ha robado 1.300 kilos de sustancia para fabricar amonal y otros 4.000 para elaborar cloratita-, de material para falsificaciones -sobre todo para pasaportes y documentos de identidad- y otros utensilios para su actividad -dos troqueladoras y miles de matrículas en blanco-.
Hallado explosivo en Francia
Precisamente ayer fueron hallados en la localidad francesa de Lot 700 kilos de amonal y cloratita, así como 30 detonadores y temporizadores. Los investigadores creen que se trata de parte del material robado durante los últimos meses por ETA. También ayer, tres presuntos etarras robaron una furgoneta en una gasolinera del departamento de Cantal. El dueño del vehículo lo había dejado con las llaves puestas tras hacer un repostaje en una gasolinera. Los investigadores están convencidos de que todos esos robos han sido cometidos por el mismo grupo, cuya seguridad y actividad ha sido blindada, siguiendo pautas estrictas de clandestinidad. Los analistas policiales lo interpretan como una actividad clásica de suministro previa a la declaración de tregua, tal y como hizo ETA en el anterior alto el fuego.
El consejero vasco de Interior, Javier Balza, y todos los partidos han venido avisando antes del anuncio de la tregua de que en esta ocasión la desaparición de la violencia tiene que ser total. Esta preocupación también cunde entre los expertos antiterroristas. En el último alto el fuego de la organización terrorista (1998-1999), la inactividad de los comandos convivió con las cartas de extorsión y, sobre todo, con el amedrentamiento a los cargos políticos constitucionalistas a través de la violencia callejera. Ésta es un elemento de lucha, controlado por ETA y por la izquierda abertzale, que tuvo sus picos de intensidad, pero que en ningún momento dejó de estar presente en los 15 meses de tregua.
Si en 1996 se produjeron 1.135 actos de violencia callejera, en 1998 descendieron a 489 y al año siguiente se produjeron 344, según un informe estadístico de 2000 de la Guardia Civil. Una violencia que lo mismo servía para intentar condicionar la negociación entre socialistas y peneuvistas -entre diciembre y enero de 1998 se produjeron 96 ataques- que para responder a las detenciones de activistas de ETA. Por esa razón, los responsables de Interior vasco también se van a llevar su tiempo para constatar que el comunicado de ETA no se convierte en papel mojado y que el "alto el fuego de sus acciones armadas", como reza la versión del comunicado en euskera, incluye realmente todas las manifestaciones de violencia y chantaje.
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