Iniesta oficia el cumpleaños de Ronaldinho

Incluso las jornadas laborales de entretiempo tienen su encanto en el Camp Nou. El partido no parecía gran cosa, al menos para el Barça, pues el Getafe compitió fenomenalmente y sólo se entregó después de tomar un tercer gol en inferioridad por la lesión de Nano, inadvertida por los azulgrana y sobre todo por el goleador Eto'o, punto y final de un plantel que domina todos los registros posibles y tiene futbolistas de todos los colores. El equipo azulgrana se corrigió de forma tan extraordinaria que acabó por entusiasmar a sus seguidores con un remonte firmado por sus mejores jugadores.

La sapiencia de Deco es impagable. El cordón umbilical de Eto'o está atado a la red. No hay mejor desestabilizador para las noches plomizas que el escurridizo Giuly. A Ronaldinho le ha dado por repartir caramelos y ya cuenta 11 asistencias. Y tanto si juega como si sale del banquillo, Iniesta es una delicia. El silencioso volante le cambió la cara al equipo con una grandiosa actuación que sirvió tanto para amenizar el cumpleaños del Gaucho como para estropear el plan de Schuster.

Un golazo sacudió al estadio nada más abrirse el juego y sacó a la hinchada de la modorra después de la fiesta familiar que suponía la visita de ilustres parientes como Koeman y Bruins Slot, técnicos del Benfica, o el propio Schuster, entrenador del Getafe. Ningún barcelonista había reparado en el partido, ni dudaba de la victoria, sino que las apuestas se cruzaban por asuntos particulares más que de equipo. Había en juego la quinta tarjeta de Puyol, que cumplía su partido 200 en la Liga y aspiraba a descansar ante el Málaga para poder recibir al Madrid (y la hubo); se aguardaba el gol 100 de Eto'o en el campeonato después de que el sábado sumara el 99 en Anoeta (y llegaron dos); y nadie dudaba de que Ronaldinho celebraría su 26 aniversario con un tanto que le permitiría batir el récord el récord que alcanzó a su llegada al Camp Nou con 22 preciosas dianas (prefirió seguir repartiendo asistencias). Así de distraído estaba el barcelonismo para suerte del Getafe hasta que reaparició Iniesta.

Motta y Deco paseaban por la divisoria en busca del tercer centrocampista que nunca encontraban y el uno por el otro perdieron la pelota. Achicaron los medios forasteros, se abrió el volante a la banda derecha y su centro fue cabeceado a la red de forma estruendosa por el exbarcelonista Nano, que apareció en el punto de penalti como si fuera Kocsis. Desubicado Gio, Oleguer no llegó a tiempo para tapar la comba de Cotelo, el balón superó a Puyol y Nano se anticipó a Belletti ante la sorpresa de Valdés, que sólo pudo decir amén ante el remate a quemarropa.

El gol reafirmó la mejor organización y juego de posición del Getafe, que se desplegó estupendamente con tres medios, dos jugadores de banda y un delantero centro. A juzgar por su determinación y agresividad, nadie habría dicho que el Getafe es un equipo de clase media en la tabla que ya lo tiene todo dicho y hecho, diezmado ayer por las ausencias. Jugaban los blancos mejor que los azulgrana, partidos por la mitad, descosidos por la ausencia de un volante que juntara la defensa con la delantera, incapaces Deco y Motta de mezclar con Van Bommel, un centrocampista con alma de delantero.

A falta de entrejuego, el Barcelona apeló a los cambios de orientación. Atacaba en oleadas tan intimidatorias como improductivas pues Luis García se convirtió en un saco de golpes. Tuvo suerte de encontrar un respiradero por el flanco derecho con Giuly, un extremo que trabaja bien los espacios y sólo quiere la pelota para rematar. El pequeño napoleón remató a las piernas del portero antes de cabecear sobre el cuerpo de Matellán y anotar el empate. El gol no afectó al Getafe, que anudó nuevamente el partido hasta obligar a Rijkaard a cambiar de ruta en el descanso.

Apareció Iniesta como medio centro mientras Motta retrocedía al puesto de central ante las ausencias de Edmilson y Márquez. Iniesta tomó la pelota y se marcó un partidazo. Mejoró la posesión, la circulación, el ritmo, la elaboración y la llegada mientras Valdés echaba la llave. El gol de Eto'o certificó que el Barça había cambiado de marcha. La rapidez de ejecución de la jugada resultó disuasoria para el Getafe: Deco-Van Bommel-Eto'o-Giuly y Eto'o combinaron con precisión y velocidad. El pase interior de Iniesta alumbró el camino para la carrera de Eto'o. El gol animó además a Ronaldinho y mantuvo en tensión al camerunés. Volvió a marcar Eto'o en una asistencia del brasileño, y el propio Ronaldinho ofreció un solo de mucho mérito.

Iniesta dio la luz y recuperó el Barcelona su mejor versión. A ratos recordó incluso al equipo que abrió la Liga con un fútbol exuberante y una alegría desbordante. La hinchada se lo pasó en grande y a Rijkaard le dio tiempo de sacar a la cancha al central del filial Rodri. El Barça pudo cubrir cuantas apuestas se propuso en el cumpleaños de Ronaldinho, tan dichoso y altruista que prefirió ejercer de asistente antes que de goleador.