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Reportaje:Valencia en Fallas

Las 'otras' fallas

Los monumentos alternativos y rupturistas hacen de contrapunto al colosalismo

"¡Els diners i els collons són per a les ocasions!". Así, nacido del alma, y en referencia al tamaño de lo que veía, se le escapó ayer el dicho tradicional valenciano a un caminante que, entre apretujones, contemplaba una de las megafallas de la sección Especial. Con unos presupuestos imposibles, con volúmenes cada año más apabullantes, algunos de los monumentos clave de esta categoría realmente acongojan. Pero si, en estos casos, la sátira y el ingenio se sacrifican en aras de lo barroco, en otros puntos de la ciudad se consolidan una serie de fallas modestas y llamativas que hacen de la ruptura de formas y de la densidad de fondo su principal atractivo. Este espíritu, no obstante, también fluye en algunas de las grandes comisiones como Na Jordana, que este año recrea La Valencia Prohibida y disecciona asuntos tan actuales como son la prostitución física, la política, la de los valores morales..., o en la falla Avinguda Malvarrosa-Antonio Ponz Cavite, que destaca con la crudeza de su vindicación, que refleja de manera clara cómo la especulación acaba con el Marítimo.

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Pero es en las pequeñas donde el concepto transgresión se presenta con una efervescencia más clara. Formalmente, se observa en el monumento que el escultor Miquel Navarro ha levantado para la falla Mossén Sorell-Corona, una elegante filigrana alta y delgada que evoca la reflexión sobre el arte contemporáneo. Con ello, se ha llevado el primer premio municipal de fallas innovadoras. El segundo premio ha sido para Nord-Doctor Zamenhoff, un monumento duro que impone con su mensaje: las vidas modernas son grises, aburridas, muertas, y sólo la pasión puede devolverles la dignidad. Para reflejarlo de manera plástica, en la falla un dirigible rojo atraviesa las torres KIO mientras ninots monocromáticos navegan en Internet y miran la televisión como zombis. El tercero de estos premios ha sido para la falla Lepant-Guillem de Castro, cuyo monumento es un conjunto de metros de medir que se entremezclan y ascienden al cielo como en enjambre. "Intentamos decir que el arte no se mide con metros, que no hace falta hacer un monumento de tal o cual dimensión para que sea mejor que otro", comenta Emilio Tamarit, presidente de la comisión. "Por eso, uno de nuestros muñecos es el Guerrer de Moixent, pequeño y de valor incalculable", añade el vicepresidente, José Antonio Caballero.

Como en otras comisiones innovadoras, el valenciano más normativo es habitual en la falla Lepant. "Algunas comisiones consideramos el monumento como una parte más de la falla, pero no como la única; por eso establecemos una semana cultural, y tenemos vocación de relacionarnos claramente con el contexto más actual", explica Caballero. Por eso, la falla ha tratado temas tan diversos como la violencia de género o el abuso infantil.

Algo así sucede en más fallas, como la de Doctor Olóriz-Arquebisbe Fabian i Fuero, un monumento que, a través del cuadro El Grito, de Munch, habla de la desesperación en el mundo a través de la obsesión por producir y consumir. Algunas, en cambio, intentan dar ejemplo optimista, y así, en la de Doctor Sanchis Bergón-Túria se ha utilizado material reciclable para hablar de la necesidad de mejorar la naturaleza.

Lo que suele ser común en más comisiones de esta índole es que la crítica esté centrada en la situación del espacio más inmediato; o sea, en el barrio. Así sucede en la de la Universitat Vella-Plaça El Patriarca, en la que, a través de un coche roto, los falleros critican el modo en que el Ayuntamiento ha convertido la plaza en peatonal, aunque se congratulan de que ya no puedan circular vehículos. Por su parte, la de la plaza del Ángel ataca la avidez que muestran los constructores (y políticos) por chupar las esencias y los recursos de El Carme. El monumento, muy moderno, muestra un panal, con una especie de insecticida. El antídoto ciudadano, se supone, contra los parásitos.

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Tributo a la memoria

Si hay una falla de las llamadas alternativas que este año impacta es la de la plaza de España. Un monumento picassiano, obra de Josep Lluís García Nadal, que recrea el horror de la Guerra Civil española, frente a un público sorprendido. "A mí me parece bien", explica Paco, de Ibi, que observa la falla con su familia. "Es un monumento hecho con libertad, que rompe con lo previsible", explica.

La falla incluye emisión de música de los peores años de la España negra, homenaje a los muertos, evocaciones de maquis y todo tipo de mensajes potentes. "Queremos que la gente recupere la memoria para que algo como aquello no se repita", explica el presidente de la comisión, Pau Rodríguez. "Es cierto que no hay sátira o humor, pero sí crítica y caricatura de Franco", afirma Rodríguez.

El Bloc le ha otorgado su primer premio a la crítica municipal. La comisión, a su vez, según su presidente, ha hecho falleros de honor a los políticos Isaura Navarro, Joan Ribó, Glòria Marcos y Joan Ignasi Pla. "Pla, precisamente, no ha venido", indica al respecto, "aunque sí lo han hecho en su nombre Rafael Rubio y Ricardo Olmos".

No obstante, hay miembros de la comisión que no están de acuerdo con las connotaciones que está adquiriendo este año el monumento, puesto que lo consideran "demasiado político".

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