Gibraltar ultima una Constitución que proclama su derecho a la autodeterminación
El Reino Unido asegura que los derechos de España no se verán afectados
Representantes británicos y gibraltareños iniciaron ayer la ronda final de las negociaciones para una reforma de la Constitución de Gibraltar, que proclama el "derecho de autodeterminación" y a "decidir su propio estatuto político", en conformidad "con las disposiciones de la Carta de la ONU".
Londres asegura que esta reforma dejará intactos los derechos españoles derivados del Tratado de Utrecht, por el que el Peñón deberá revertir a España si deja de ser colonia británica. Lo mismo ha sugerido Peter Caruana, ministro principal gibraltareño.
El Gobierno español sigue, no obstante, el tema con la máxima prevención, sin olvidar que la entrada en vigor de la Constitución actual fue precisamente el detonante del cierre de la Verja en 1969 y el inicio de cinco lustros de aislamiento para los llanitos.
Hoy sería impensable un hecho similar, pero Madrid, que califica la Constitución de simple Carta Otorgada, porque carece de sujeto soberano, ha advertido de que cualquier intento de modificar el estatuto de la colonia tendría efectos fatales sobre la mesa tripartita en la que españoles, gibraltareños y británicos debaten fórmulas de cooperación y consolidación de sus buenas relaciones.
Rafael Estrella, portavoz del PSOE en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, suplió el martes la discreción que el Ejecutivo quiere mantener sobre este asunto al declarar que "Utrecht [el tratado hispano-británico de 1713] establece que sólo hay dos alternativas: o Gibraltar sigue siendo una colonia británica o revierte a España. Hay que recordar que todas las cuestiones relativas a la soberanía sólo pueden tratarse y acordarse entre España y el Reino Unido", añadió el diputado.
Suspicacia
La suspicacia española se explica porque el proyecto de reforma nació con la voluntad gibraltareña declarada de convertirlo en un verdadero acto de autodeterminación que condujera a sacar a Gibraltar del Comité de Descolonización de la ONU. Así lo dijo explícitamente el Comité ad hoc creado en la colonia, cuando, en su informe de julio de 1999, propuso que las reformas sirvieran tanto para "modernizar" las relaciones con el Reino Unido como para lograr "la subsiguiente salida de Gibraltar de la lista de territorios no autogobernados de la ONU, al ser aceptadas por el pueblo de Gibraltar en un referéndum, a través del ejercicio del derecho de autodeterminación".
El borrador de Constitución elaborado por el comité, punto de partida de las negociaciones con Londres, iniciadas en noviembre de 2004, incluye de hecho un nuevo párrafo en el preámbulo para decir que "el pueblo de Gibraltar ha aceptado la Constitución en un acto de autodeterminación y puede considerarse, por tanto, que Gibraltar ha alcanzado el nivel de autogobierno más pleno posible".
Gibraltar, según los mentores del proyecto, quedaría descolonizado por una llamada "cuarta vía", es decir, sin independizarse, ni integrarse, ni asociarse libremente con el Reino Unido, manteniendo su situación actual pero fuera del control y la atención de la ONU.
El párrafo es un ejemplo de lo que el Gobierno español no podría pasar por alto en esta reforma, y existe la impresión de que ha sido suprimido en las negociaciones de británicos y gibraltareños. Pero no basta. Medios gibraltareños se han hecho eco de la voluntad de Londres de introducir alguna referencia indirecta a la vigencia del Tratado de Utrecht. Una fórmula considerada por las mismas fuentes sería someter el ejercicio del derecho de autodeterminación proclamado a "los demás principios o derechos de la Carta de la ONU y a otras obligaciones derivadas de tratados".
El proyecto de Constitución gibraltareña parece haber recibido además serios recortes en lo que se refiere a las competencias que reclaman los gibraltareños y a la limitación de los poderes reservados del gobernador británico. El líder laborista gibraltareño, Joe Bossano, que representa la opción dura frente a Caruana, más comprometido en el diálogo con los españoles, aseguró ayer, sin embargo, en Londres, durante una pausa de la negociación, que la nueva Constitución dará a Gibraltar "el 99%" de los poderes de un Estado soberano y que el plan de descolonización del Peñón sigue adelante.
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