El Partido Socialista Serbio habla de asesinato y pide un entierro con honores de jefe de Estado
La muerte de Slobodan Milosevic ha reavivado viejas pasiones. Los más fieles del Partido Socialista Serbio (PSS) hablan de asesinato y reclaman un entierro con honores de jefe de Estado en Belgrado. Uno de los dirigentes del PSS, Ivica Dacic, acusó al Tribunal Penal Internacional de la antigua Yugoslavia (TPIY) de la muerte del ex presidente y también de la de Milan Babic, ex líder de los serbios de Croacia que el lunes se suicidó en su celda.
Las incendiarias declaraciones del abogado de Milosevic, Zdenko Tomanovic, que culpa al tribunal de haber envenenado a su cliente, pueden servir para agitar el ánimo en las calles de Belgrado y de otras zonas del país, que ayer se mantenían en calma.
El Gobierno del primer ministro serbio, Vojislav Kostunica, que en octubre de 2000 encabezó la revuelta popular que desalojó del poder a Milosevic tras su intento de manipulación electoral, emitió ayer un comunicado escrito en un lenguaje muy medido en el que pide "un informe detallado de este acontecimiento trágico". El Gobierno de Kostunica, al que muchos opositores a Milosevic acusan de ser tibio en exceso con el pasado, dijo: "En el momento de una muerte hay que apartar las diferencias políticas".
Pero estas diferencias eran ayer visibles. Mientras que el titular de Justicia, Zoran Stojkovic, admitía su dolor -"La muerte de Milosevic me ha conmovido como persona", dijo-, su homólogo de Exteriores, Vuk Draskovic, encarcelado y torturado por la policía del régimen en los años noventa, declaraba: "Lamento que se le haya juzgado en La Haya y no en Belgrado por todos los crímenes que ha cometido contra el pueblo serbio".
Borislav Milosevic, hermano mayor del ex presidente yugoslavo, pidió desde Moscú, donde vive exiliada parte de la familia, una autopsia independiente realizada por médicos serbios y acusó la TPIY de su muerte. Lo mismo que el líder del Partido Radical Serbio, Tomislav Nikolic, que dijo que la "culpa directa" es del tribunal "porque sabía perfectamente que estaba enfermo". Nico Varkevisser, del Centro para la Liberación de Milosevic, habló de asesinato: "Está claro que lo han matado. Milosevic fue secuestrado y extraditado ilegalmente. Sus asesinos están en Bruselas y La Haya", dijo.
Svetozar Marovic, presidente de Serbia y Montenegro, entidad que desaparecerá en pocos meses tras la prevista independencia montenegrina, deploró la muerte "de un hombre enfermo y en prisión" y se mostró esperanzado de que su desaparición sirva "para superar las divisiones" en el país.
Hajra Catic, portavoz de la Asociación de Madres de Srebrenica, la mayor matanza en la guerra de Bosnia-Herzegovina, no ocultó su alegría, pero fue generosa en su recuerdo: "Es una pena no verle escuchando el veredicto. Pero, de alguna forma, Dios ya le ha castigado".
El presidente de Kosovo, Fatmir Sejdiu, provincia serbia bajo administración de la ONU, y que puede independizarse este año, acusó a Milosevic de los crímenes cometidos en Kosovo y se mostró pesimista: "Desgraciadamente, su espíritu aún se mantiene en Serbia".
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