"En el acuerdo del Estatuto no hay intercambio de cromos"
La portavoz parlamentaria de IU ha alcanzado gran protagonismo en la reforma del Estatuto. El tenaz trabajo de su fuerza política ha sido decisivo para que salga adelante. Acostumbrada a ser "la mala" ante los ojos de los socialistas, a los que ha resultado siempre más incómoda que otros dirigentes de IU, Concha Caballero ha visto como la jaleaban desde los escaños del PSOE. Dice que cumple el mandato de la dirección y que está especialmente orgullosa de la limpieza de la negociación.
Pregunta. Tras una década de malísimas relaciones con el PSOE, ahora están trabajando estrechamente en la reforma del Estatuto.
Respuesta. Es que el Estatuto no es Chaves. El Estatuto es un texto para el futuro de Andalucía, un proyecto para los próximos 30 años, y no se puede confundir con la política de oposición a Chaves. La oposición al presidente tiene su lugar y su momento, de hecho, somos la oposición más social, pero en el tema estatutario estamos trabajando porque ninguna fuerza política que se llame andaluza puede dar la espalda al proceso autonómico andaluz.
"El PP quiere hacer naufragar el texto porque el gran objetivo es quitar a Zapatero"
"Al decir nación, lo nacionalistas catalanes pretenden un trato especial del Estado"
"Un Estatuto no tiene que tener siglas, ni lo tuvo el 28-F ni ningún proceso importante"
P. Algunos de sus compañeros se siente incómodos con la colaboración con el PSOE, hasta le han dicho en público que parece usted una consejera.
R. IU tiene un problema que estamos resolviendo: la falta de conexión social. Teníamos muy cortado el debate con la sociedad, estábamos aislados, y las posturas que IU ha defendido en el Estatuto están abriendo las puertas hacia muchos andaluces que habían dejado de escuchar a Izquierda Unida. Ahora, sobre todo tras las aportaciones en materia social y de derechos, vuelven a ser muy partidarios y están muy atentos a la voz de IU. Yo, desde luego, estoy muy satisfecha y muy segura de lo que estamos haciendo, porque nuestra actitud ha sido insobornable y muy exigente.
P. En las encuestas recientes, sin embargo, no se detecta un gran salto en expectativa de votos.
R. Roma no se construyó en una hora, es un proceso a largo plazo, lento pero tenaz. La reforma del Estatuto nos va a dar la oportunidad de recuperar a quienes en un momento dado no quisieron saber nada de nosotros. Aunque no es lo fundamental, lo fundamental es conseguir un buen Estatuto para Andalucía.
P. Desde que se acometió la reforma del Estatuto, parece que los problemas internos se han atenuado. ¿Es otro efecto positivo del trabajo estatutario?
R. El trabajo común une siempre, y aún más cuando es concreto y programático. Al hablar del Estatuto hemos tenido la oportunidad en IU de hacerlo también de medio ambiente, de lo social, de la mujer, y en esos espacios se ha ido abriendo también camino una nueva convivencia en el seno de IU, aunque sin contradicciones, porque ninguna fuerza política deja de tenerlas.
P. Desde fuera se tiene la impresión de que hay menos conflictos.
R. Es que es real. Hay más unidad y una recuperación, sobre todo, de la ilusión y la confianza en el proyecto. Cuando faltan perspectivas las fuerzas políticas se hacen más cainitas, más devoradoras internamente, pero al compartir un proyecto de futuro las diferencias se hacen más ligeras.
P. ¿Ha cambiando IU desde el punto de vista organizativo?
R. Hay muchas cosas que mejorar para que haya más diálogo y se compartan más tareas. Yo sí las comparto, por el sitio en el que estoy, pero hay otros compañeros que tienen que tener también su lugar y su papel. Además, está pendiente el proceso de apertura de independientes y gente que se mueve a la izquierda del PSOE, sobre todo en lo social.
P. ¿Cree que el PSOE ha superado las heridas que tenía desde la etapa de la pinza?
R. Desde hace mucho tiempo se empezó a crear otro clima distinto entre el PSOE e IU. Y es saludable, razonable y bueno para Andalucía y para la izquierda en general, pero persisten diferencias esenciales en el discurso y en la práctica política. También ese encuentro lo motiva la posición absolutamente ultramontana del PP, que está asustando a la población en Andalucía. Últimamente he visitado muchos sitios con el debate del Estatuto y hay gente que confiesa que siente temor ante las propuestas y el discurso del PP. Y eso también hace que muchas veces haya que tener unidad con el PSOE ante una política muy agresiva del Partido Popular.
P. Es curioso que eso se produzca ahora, y menos cuando el PP gobernaba España.
R. En la pasada legislatura hubo muchas coincidencias, como la guerra de Irak. En Andalucía, además, hay más diferencias que con el Gobierno de Zapatero. Aquí el PSOE gobierna con mayoría absoluta y el Gobierno es muy inactivo, con muy pocas propuestas y de una gran ineficacia. Está acomodado a un discurso muy autocomplaciente. Tiene pocas ganas de cambio.
P. El PSOE le ha mirado siempre a usted con especial recelo. ¿Cree ya no es "la mala"?
R. Estoy bastante resignada a ser siempre la mala. Tengo un carácter que conlleva esos problemas porque tengo un espíritu muy independiente y soy muy crítica en cada una de las actuaciones. Todo el mundo que es así sabe que eso le condena a no ser aceptado por completo, sobre todo por el adversario político. He tenido sesiones en el Parlamento en el que por la mañana Manuel Chaves me ha dicho que tenía la pinza mental en la cabeza y por la tarde el PP me ha acusado de ser miembro del PSOE. ¿Cómo puedo representar en el mismo día cosas tan distintas? Hay temas en los que predomina la oposición al Gobierno y hay otros, como la campaña anti catalana y la ideología que propone el PP, en los que no tengo reservas para compartir el discurso del PSOE.P. ¿Hubiera pensado hace sólo un año que le iba a jalear en la Cámara la bancada socialista?
R. Ja, ja. Me había pasado, cuando la guerra recibí aplausos.
P. ¿Ha influido en la facilidad para negociar el Estatuto con el PSOE el cambio de portavoz [de José Caballos a Manuel Gracia]?
R. Ha habido un cambio en el PSOE, seguramente eso se ha expresado también en el portavoz. Antes el Partido Socialista te exigía renuncias para acordar cualquier cosa. Es decir, se planteaba: te aceptamos tal enmienda, pero tienes que quitar ésta y ésta. Eso se ha acabado. Si estoy orgullosa del trabajo que se ha hecho es porque no ha habido intercambio de cromos ni renuncias. IU ha podido, con total tranquilidad, presentar 100 enmiendas al proyecto de Estatuto, y sin embargo, negociar a la vez títulos completos. Y nadie nos ha dado a escoger entre una cosa y otra, ni nos ha forzado. Entonces, este laicismo ha desembocado en que sean posibles los acuerdos. Como hay una limpieza y una altura de miras, no estamos intercambiando sillones ni estamos negociando nada oculto, pues hay mucha tranquilidad y confianza.
P. ¿Cree que el Estatuto es de izquierda y el PP no es necesario?
R. El PP, como se descuide, no va ser necesario para Andalucía, lo cual es más grave. De qué les sirve a los andaluces su discurso actual. El Estatuto, en cualquier caso, tiene que ser un marco amplio. El sello sí debe ser social, muy de los de abajo, de los que necesitan la intervención de las políticas públicas, porque a la gente que tiene fortuna qué le importa que haya o no una red pública social. Un Estatuto no tiene que tener siglas, ni lo tuvo el 28-F ni ningún proceso importante.
P. ¿Piensa que el PP está intentado bloquear la reforma?
R. Sin duda.
P. Pero en la cumbre de líderes con Chaves adquirieron el compromiso de buscar el acuerdo.
R. Tardó 48 horas en afirmar lo contrario a través de otros portavoces. Lo que intenta buscar el PP, por sí o a través de personas interpuestas, es la paralización del Estatuto. Si no lo consigue, quizás se vea obligado a votarlo.
P. ¿Personas interpuestas?
R. No en el sentido de dominación, pero tengo la certeza de que si el Partido Andalucista se abstiene, el PP también. No quieren la soledad política, quieren estar acompañados porque su interés real es deslegitimar el Estatuto. Se equivocan porque a la gente sí que le interesa el Estatuto y participará, otra cosa es que el clima esté frío, y no se va a entender que en lugar de poner propuestas sobre la mesa se dediquen a poner zancadillas. El PP quiere hacer naufragar el Estatuto porque creen que es bueno para ellos: el gran objetivo del PP es quitar a Zapatero, y a eso está supeditado todo.
P. ¿Estaría deslegitimado si llegara al Congreso sólo con el apoyo de PSOE e IU?
R. En absoluto. La legitimación no se la dan los partidos sino el pueblo andaluz.
P. ¿Tendrá consecuencias que Cataluña se defina como nación en el preámbulo y Andalucía no?
R. Los efectos jurídicos del preámbulo son muy dudosos, pero indirectamente tenemos temor de que, en un plazo de tiempo, pudiera darse la circunstancia de que se interpretara que eso da lugar a algún tipo de derecho.
P. Si se escucha lo que dice Maragall y los nacionalistas catalanes, la impresión es que sí.
R. Evidentemente, cuando hablan de nación hablan de una singularidad en el tratamiento del Estado. El nacionalismo andaluz es de otra forma, es abierto, no es excluyente, pero existe un fuerte sentimiento de identidad en Andalucía, hay una fuerte identificación y sentido del futuro y de la superación de desequilibrios.
P. IU de Cataluña coincide con los nacionalistas. ¿Qué clase de izquierda puede decir que el dinero de los que más tienen no debe servir para mejorar la vida de los que menos tienen?
R. No lo comprendo, tiene que haber algo que explique cómo partidos de izquierda han llegado a conclusiones que atacan tan claramente las bases fundacionales del discurso de la izquierda, que se basa en la lucha contra la injusticia y en la igualdad, está en la genética.
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