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Reportaje:

Italia, en vilo por el secuestro de un bebé

Tommaso Onofri, de 17 meses, padece epilepsia

Enric González

Tommaso Onofri, un bebé de 17 meses aquejado de epilepsia, fue secuestrado el jueves por dos desconocidos. Italia permanece en estado de ansiedad desde entonces. La retransmisión del Festival de San Remo fue utilizada para difundir la medicación que necesita el pequeño, tres mililitros de Tegretol por la mañana y otros tres por la noche. El papa Benedicto XVI interrumpió ayer sus ejercicios espirituales de Cuaresma para exigir que Tommaso fuera devuelto a sus padres. El obispo de Bolonia, Carlo Caffarra, afirmó que se había llegado "al fondo de la barbarie" e, invocando el Evangelio, opinó que a los secuestradores más les valía suicidarse. Miles de mensajes llegan diariamente a la Asociación por Tommaso. Los padres, funcionarios de renta modesta, esperan. La policía califica el caso de "muy extraño".

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Todo empezó el jueves hacia las ocho de la tarde. Paolo Onofri, de 46 años, responsable de la concesión de créditos en una oficina de la Caja Postal de Parma, y Paola Pellinghelli, de 42 años, empleada también en la Caja Postal, cenaban con su hijo Sebastiano, de ocho años, en su casa de Casalbaroncolo, una localidad rural cercana a Parma. El crío pequeño, Tommaso, aún estaba despierto, aunque sufría una bronquitis con fiebre alta.

De pronto, se apagaron las luces y la pareja encendió unas velas. En ese momento de oscuridad irrumpieron en la casa dos personas, cubiertas con un pasamontañas y un casco de motorista y armadas con una pistola y un cuchillo. La persona del pasamontañas, un hombre de acento calabrés, exigió dinero. Paola le entregó los 150 euros que guardaba en el bolso. Los dos asaltantes ataron a los adultos con cinta adhesiva y, sin subir a la segunda planta ni buscar objetos de valor, cogieron en brazos a Tommaso y desaparecieron.

Volviendo una y otra vez al recuerdo de esos instantes, la madre, Paola, sugirió el lunes a la policía la posibilidad de que la persona cubierta con un casco fuera una mujer. No habló en ningún momento y fue ella la que tomó "con delicadeza" al pequeño enfermo. Uno de sus gestos, al apagar una vela con dos dedos, le pareció "muy femenino" a Paola Pellinghelli.

La reconstrucción policial ha permitido comprobar que los secuestradores viajaban en automóvil y se detuvieron en un área de descanso de la autopista A-1, cercanísima a la casa de los Onofri. Bajaron por el terraplén, pasaron al jardín y desconectaron el interruptor general. Los fiscales que dirigen la investigación están convencidos de que el delito fue preparado con calma: el domicilio de las víctimas había sido vigilado y no se dejó nada a la improvisación.

¿Por qué se llevaron a Tommaso? Ésa es la pregunta que se hacen los Onofri y millones de italianos. No se ha recibido ninguna petición de rescate y, por otra parte, la familia no nada en la abundancia. Para comprar la casita de Casalbaroncolo, donde residen desde septiembre, pidieron una hipoteca de 200.000 euros. Quizá se trata de una venganza por un crédito denegado por Paolo Onofri, en su condición de jefe de departamento de la Caja Postal. Por el momento, no se descarta ninguna hipótesis. Han sido repasados, uno por uno, todos los expedientes de créditos denegados. Han sido interrogados la ex esposa de Onofri y el hijo de ese primer matrimonio, un muchacho de 16 años. Han sido interrogados dos albañiles que realizaron obras de reforma en la casa. Ha sido interrogado un mafioso "arrepentido" que asegura que le propusieron participar en un secuestro en Palma. Por el momento no hay resultados.

Los padres de Tommaso se dicen convencidos de que el niño sigue con vida, pero temen que fuera de su ambiente habitual sufra ataques epilépticos. Cada vez que una cámara les enfoca repiten las dosis y horarios de la medicación y ruegan a los secuestradores que "le traten bien". La Cruz Roja italiana tiene listas botellas de jarabe Tegretol en todas sus delegaciones, por si los secuestradores lo requirieran.

Un policía italiano muestra ayer en Parma la foto del pequeño Tommaso Onofri.
Un policía italiano muestra ayer en Parma la foto del pequeño Tommaso Onofri.ASSOCIATED PRESS

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