Nadal denuncia pactos entre empresas que acuden a los concursos de obras públicas

Hay empresas que pactan entre sí las ofertas que van a presentar a los concursos. Lo afirmó ayer el consejero de Política Territorial, Joaquim Nadal, en un desayuno con empresarios de los diversos sectores del transporte. Nadal precisó que el Gobierno catalán tuvo constancia de ello hace unos 15 días, pero evitó dar el nombre de las empresas y dejó en el aire si con el pacto se pretende influir en las ofertas o provocar bajas que acaben expulsando a determinadas empresas de los concursos. El consejero dijo también que cuando terminen las concesiones de las empresas de autopistas los peajes seguirán, aunque más bajos, para permitir el mantenimiento de las infraestructuras.

Hay una guerra de precios entre empresas que acuden a los concursos de obras públicas. Lo denunció hace unos días la Asociación de Empresas de Obra Pública (Aerco), que pidió la intervención del servicio de defensa de la competencia. La asociación explicó que el mecanismo utilizado consiste en concurrir con ofertas muy bajas de modo que, poco a poco, queden fuera de los concursos las empresas más pequeñas, porque las grandes pueden permitirse asumir obras con pérdidas, pero las pequeñas tienen más dificultades. De hecho, las pérdidas serían una inversión: una vez eliminada la competencia, las pujas podrían ser mayores.

Nadal se hizo eco ayer de este asunto. Pero fue para advertir al sector de que está jugando con fuego. Los constructores de obras públicas, criticó, se quejan un día de una cosa y el mismo día de lo contrario. "Un día nos dicen que licitamos poco y ahora se quejan de que licitamos demasiado y no pueden cumplir los plazos del concurso", dijo. Y sus quejas, añadió, no quedan ahí. Durante un tiempo exigieron contratos transparentes, Cataluña, sostuvo, "tiene el mercado de obra pública más abierto y transparente de España, pero ahora nos dicen que habría que proteger a las empresas locales porque en otros lugares no son tan abiertos". "¿Estamos por una economía de mercado?", preguntó retóricamente. Y adelantó la respuesta: "Yo sí". De modo que no ha lugar a quejarse de una hipotética "guerra de bajas" que, de existir, beneficiaría, de momento, al contribuyente que consigue licitar por debajo del precio de salida.

"No se puede decir que es malo que la obra civil pierda peso relativo en el conjunto de obra pública sin añadir que, en términos absolutos, las adjudicaciones crecen y sólo disminuye el peso relativo porque crece la licitación de construcciones", dijo.

Nadal criticó también con dureza la posición del Círculo de Economía sobre las obras públicas calificándola de "difusa, ambigua y discutible", aunque tenga "apuntes de realismo". En general, dijo, su posición es "catastrofista".

Pero no todo fueron reveses a los empresarios en general y los constructores en particular. Nadal anunció también que las concesiones de autopistas acabarán, pero seguirán los peajes. El objetivo será garantizar el mantenimiento de las infraestructuras y servir como elemento regulador de la movilidad. Una vez logrado el fondo de rescate, dijo, se puede incluso suprimir algún peaje de "movilidad obligada", en referencia al de Mollet, pero no se eliminarán los peajes. Al contrario, se pueden crear algunos nuevos, por ejemplo, para camiones, con el objetivo de disuadirlos de utilizar una determinada vía. Se trata de una sugerencia hecha ya por Pasqual Maragall cuando estaba en la oposición para frenar la avalancha de camiones en el Eix Transversal con el objetivo de ahorrarse el dinero del peaje de la autopista.

Nadal matizó luego que la empresa que mantenga las autopistas puede ser pública y no necesariamente la que tiene ahora la concesión. Antes, sin embargo, el consejero delegado de Abertis tuvo tiempo de intervenir felicitándose por la intervención del consejero y echándole un capote al reclamar a CiU, que abandonó hace poco la comisión de peajes del Parlament, que vuelva a ella.

En el capítulo de críticas, Nadal tuvo algunas para el Ministerio de Fomento. En su opinión, está concentrando sus esfuerzos en la alta velocidad y descuidando las cercanías, y "dentro de cinco años será más caro arreglar lo que se está dejando de hacer".