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Entrevista:NEREA ARESTI | Historiadora

"Las mujeres ejercían los trabajos más penosos"

Nerea Aresti, profesora del Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad del País Vasco (UPV), ha investigado el papel de las mujeres en el mundo del trabajo en un período de profundos cambios, siete décadas que comienzan en los albores de la industrialización en el último tercio del siglo XIX, y de condiciones laborales penosas. Su libro Las trabajadoras vizcaínas (1870-1936), editado por la BBK dentro de su colección Temas Vizcaínos, supone un homenaje a las trabajadoras que vieron llegar la revolución industrial y la Guerra Civil. "Las transformaciones que se vivieron serían imposibles sin el esfuerzo de las mujeres", señala. "La historia ha preferido eclipsar esa parte de la realidad".

"Las mujeres importantes en el movimiento obrero han sido verdaderas líderes"
"En la medida en que los oficios se feminizaron, se devaluaron"

Pregunta. Los cálculos más recientes muestran que los hombres ganan un 40% más que las mujeres en el mismo puesto. ¿Se puede calcular la relación en el período que usted ha estudiado?

Respuesta. Depende del momento. Hay que tener en cuenta que el libro recorre un período de más de sesenta años. A lo largo de ese tiempo las cosas cambiaron, sobre todo en los años 20 y 30, pero se puede decir, dependiendo de las fuentes, que el trabajo de las mujeres podía estar en torno a la mitad y dos tercios del salario masculino. Por el mismo trabajo la diferencia era grandísima. Es un problema que no se ha resuelto y continúa hoy en día, aunque se ha aminorado.

P. Su libro aborda los años de la Revolución Industrial y el nacimiento del movimiento obrero. ¿Cómo trataron las organizaciones obreras a la mujer?

R. Hay que partir del hecho, quizá no muy fácil de ver para nosotros, de que el trabajo tenía entonces un significado diferente. Entonces no era una fuente de realización personal; era una tremenda carga, que se sumaba a condiciones duras de vida, fruto de la pobreza, de la necesidad de sacar adelante a una familia en condiciones muy adversas. El trabajo femenino fue visto como la máxima expresión de las dificultades de la familia obrera, de la explotación capitalista. En este sentido, muchas veces los sindicatos y partidos obreros se opusieron al trabajo de las mujeres, reivindicando su derecho a una vida familiar digna. Eso chocaba con el derecho de esas mujeres a la independencia económica. Fue una actitud muy egoísta, que sólo tenía en cuenta que los hombres podían ser independientes económicamente a través del trabajo fuera del hogar. El papel de las mujeres en el movimiento obrero fue mínimo. Por una parte existían prejuicios ideológicos para organizar a las mujeres y, por otra, dificultades objetivas, porque trabajaban en sectores poco estructurados, desperdigados.

P. Hay que esperar a la aparición de Dolores Ibarruri, Pasionaria.

R. El libro arranca en los primeros pasos de la industrialización y el movimiento obrero no coge fuerza hasta décadas más tarde. Es verdad que las mujeres importantes en el movimiento obrero no han sido muchas, pero cuando han llegado a serlo, han sido grandes oradoras y verdaderas líderes. Ése es el caso de Pasionaria.

P. ¿Cómo se repartía el trabajo entre hombres y mujeres?

R. Con el trabajo de las mujeres existe una gran hipocresía, una doble cara. Se las denominaba el "sexo débil", pero por otra parte se les obligaba a ejercer los trabajos más penosos, más duros y peor remunerados. Existía un doble rasero: un ideal de feminidad que muy pocas podían alcanzar y luego un trato discriminatorio en el mercado laboral.

P. Su libro señala un gran cambio en los años 20, con la aparición de otros trabajos para las mujeres en el comercio, la administración o la enseñanza.

R. Sí, afectó sobre todo a las mujeres de clase media y urbanas. Aparecieron nuevos oficios, que pasaron a ser considerados femeninos y, en esa medida, ya no exitía contradicción entre la feminidad y el trabajo. El hombre obrero veía reforzada su masculinidad, pero a la mujer que trabajaba en una fábrica le sucedía lo contrario. A la mujer obrera se le hacía vivir su feminidad de forma muy conflictiva. Para muchas mujeres fue un gran paso adelante, abrieron puertas porque hasta entonces el trabajo fuera del hogar y la feminidad eran conceptos contradictorios. Aunque en la medida en que se feminizaron, los oficios se devaluaron.

P. Dedica un capítulo a las prostitutas, las bailarinas y las actrices.

R. Eran las impuras. Cuando el cuerpo de la mujer estaba envuelto en su actividad profesional, la moral de la época arremetía frontalmente contra ellas. Estaban totalmente estigmatizadas.

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