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Reportaje:Personaje

Oro a destiempo

María José Rienda gana el gigante de Noruega, su sexto triunfo, y confirma que perdió una gran oportunidad en los Juegos Olímpicos

Oro a destiempo. María José Rienda demostró ayer que su gran forma para los Juegos Olímpicos de Turín no era ficticia. En su vuelta al circuito de la Copa del Mundo de esquí se impuso por tercera vez consecutiva en otro eslalon gigante, el sexto ya de su palmarés, cuarto de la presente temporada, y dejó aún más claro que el pasado día 24, en Sestriere Colle, perdió la gran oportunidad en una de sus dos peores actuaciones de la campaña. La esquiadora española también estuvo fuera de tiempo olímpico en el mismo escenario en el que hace 12 años, en la ladera de Hafjell-Kvitfell, en Lillehammer (Noruega), sólo pudo ser 21ª en los Juegos de 1994. Allí fue su debut y era demasiado joven para pedirle más. Ahora seguirá pasando a la historia, salvo que lo pueda arreglar dentro de cuatro años, en los Juegos de Vancouver 2010, como la gran esquiadora que no aprovechó su momento olímpico. Ya es valorada en su mundo, que premia más la regularidad, pero le sigue faltando la guinda que adorna todo fuera de él.

María José, que ya era la segunda en la clasificación mundial del gigante, a 100 puntos de la sueca Anja Paerson, se acercó ayer a 45 y puede coronarse como la mejor dentro de dos semanas tras ser dos veces bronce. La última prueba será en Äre, en la propia casa de su rival, pero justamente ganó allí el año pasado su primer gigante de la media docena que ya tiene. Sólo con los cuatro triunfos de la actual campaña ya ha igualado la referencia de los cuatro de Blanca Fernández Ochoa en toda su carrera. Pero ella aún tiene la asignatura pendiente que la esquiadora de Cercedilla aprobó con su bronce en el eslalon de los Juegos Olímpicos de Albertville 92.

La granadina, además del 13º puesto olímpico, no acabó esta campaña el gigante de Cortina (Italia), fue novena en Splinderuv Mlyn (República Checa), séptima en Lienz (Austria), sexta en Soelden (Austria) y ganó en Aspen (Estados Unidos), así como las dos pruebas de Ofterschwang (Alemania) y la de ayer. En toda su carrera ya ha subido once veces a los podios.

En un magnífico día, bien distinto al de Sestriere, María José fue ayer sexta en la primera manga, un margen también mucho más estrecho que su decepcionante 17ª plaza de entonces. Era un trazado de velocidad, como el olímpico, y con una parte intermedia técnica, que volvía a favorecerla. Pero esta vez ya demostró que podía ser su día al no descuidarse al final como en la triste jornada de los Juegos. Bajó en tercer lugar y, aunque cedió más de 30 centésimas en los dos primeros tiempos parciales a la austriaca Nicole Hosp, una buena referencia, la superó precisamente en el último tramo, en el que le recuperó casi medio segundo. Paerson, poco después, vencedora con el mismo tiempo que María José en el segundo gigante de Ofterschwang y segunda en el primero, sólo mejoró su tiempo ocho centésimas. Y Janica Kostelic incluso cedió 13. La croata, líder de la Copa del Mundo absoluta y verdugo continuo de la sueca esta campaña, había vuelto ya el día anterior a su mejor forma tras ganar la supercombinada, la suma de un supergigante y de un eslalon.

Sólo cuatro esquiadoras más hicieron también mejor tiempo que María José: la veterana alemana Martina Ertl, la canadiense Genevieve Simard, gran deslizadora; la joven eslovena Ana Driev, la mayor sorpresa, y la plata olímpica, la finlandesa Tanja Pouitianen, que ha ido a más en la temporada. Ella hizo el mejor tiempo, pero todo estaba abierto, en apenas medio segundo.

Y en la segunda manga, aún más técnica que la primera, María José mostró ya sus cartas cuando, tras ir seis centésimas por detrás de Hosp en la zona alta y hasta 25 en la intermedia, acabó con otras 25 delante. De nuevo metía medio segundo en la parte final. Quedaban por bajar las cinco más rapidas, pero ninguna pudo hacerlo mejor. Simard, Paerson y Pouitianen mejoraron el tiempo de la andaluza en la zona alta, pero cedieron desde la mitad. María José había estado realmente espléndida. Incluso Hosp resistió segunda en el podio ante Pouitianen. Los fallos olímpicos italianos se convirtieron ayer en precisiones noruegas. Para celebrar, naturalmente, pero también para recordar y lamentarse.

"Ha sido complicado recuperarme de mi mal día en Sestriere", declaró María José; "esta victoria sirve para subir el ánimo y premia la continuidad. La Copa del Mundo valora la progresión, no como los Juegos. Veo injusto que se juzgue la carrera de un deportista por un resultado cada cuatro años". Pero así es. En el esquí y en todos los deportes.

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