La encrucijada del crecimiento

La economía chilena sigue siendo una de las más estables de Latinoamérica. Durante los dos últimos cursos ha firmando tasas de crecimiento del 6% gracias al despegue de las exportaciones y al aumento de las inversiones extranjeras. Con la inflación medianamente controlada y el paro descendiendo, el debate se centra en la reforma de las pensiones, los impuestos y el mercado laboral.

El superávit fiscal chileno al finalizar el ejercicio de 2995 ascendió a 5.400 millones de dólares, el 4,8% del PIB

El único problema que la economía chilena tiene a la vista es la elevada inflación, que superó el 4% a comienzos de diciembre del año pasado

Los últimos datos oficiales señalan que Chile ha crecido un 5,3% en diciembre del año pasado, lo que permite confirmar los pronósticos de alza del PIB de un 6% durante 2005, cifra que se repite por segundo año consecutivo. Tras salvar los problemas de la economía internacional durante el periodo 1998-2003 -firmando tasas del 2% en promedio-, el país andino ha entrado en su ciclo de crecimiento estable, logrado las tasas más altas desde 1997, los años previos a la crisis asiática.

Durante los dos últimos años las exportaciones chilenas se han elevado un promedio del 9,3% hasta llegar a los 39.000 millones de dólares. Los envíos al exterior ya representan el 35% del PIB del país impulsados por los elevados precios internacionales del cobre, la principal exportación del país, que superó los dos dólares la libra a fines de noviembre de 2005. En 2003, el precio del cobre rondaba sólo los 70 centavos la libra.

Cuentas ordenadas

Chile es un país netamente exportador y sus principales mercados son Asia-Pacífico, Estados Unidos y Europa, por lo que cualquier movimiento en estas economías afecta directamente las cuentas del país. De este modo, el crecimiento del comercio exterior ha impulsado también las inversiones, un indicador que ya representa el 25% del PIB en 2004, muy por encima del nivel promedio que se registró durante el último periodo dorado de crecimiento del país antes de 1997.

Las últimas cifras de la Cepal indican que las entradas netas de inversión extrajera directa en Chile fueron de 7.602 millones de dólares en 2004, muy por encima de los 4.385 millones registrados un año antes y casi un 35% más que el promedio registrado en el periodo 1996-2000. Las principales inversiones se han centrado en el sector minero, pero también en las obras públicas que han llevado el peso del gasto público durante los últimos seis años.

Las finanzas del Estado también pasan por un buen momento. El superávit fiscal de 2005 fue de 5.400 millones de dólares, el 4,8% del PIB, gracias a la regla de superávit estructural que permite gastar más dinero al Gobierno cuando la economía se encuentra en el ciclo bajo de crecimiento y ahorrarlo cuando hay mayores recaudaciones. Esto ha permitido pasar de un déficit de 0,4% en el 2003 hasta un superávit de 2,2% en el 2004.

Reformas necesaria

sCon este favorable panorama el único problema a la vista es la elevada inflación, que superó el 4% a comienzos de diciembre del año pasado. Al término de 2005 este indicador podría ser ligeramente superior al 4%, sobre la meta inflacionaria establecida por el Banco Central local. En 2003, los precios subieron sólo un 1,1%. Parte de este alza se atribuye al despegue del consumo, que creció un 7,4% el curso pasado, que junto con las inversiones están tirando de la economía interna.

Para evitar que este crecimiento sea pasajero, los analistas concuerdan en que Chile debe seguir haciendo esfuerzos para hacerse inmune a las crisis internacionales. Entre estas reformas estructurales se encuentran cambios tributarios para simplificar y disminuir impuestos; reformas laborales como la flexibilización del mercado del trabajo y mejorar la eficiencia del sector público. En el medio, se encuentra una reforma de las pensiones que ha sido una de las promesas electorales de la electa presidenta Michelle Bachelet.