Aprobado para la T-4
El nuevo Barajas, que cumple hoy un mes de vida, ha recibido ya casi dos millones de pasajeros
La nueva área terminal del aeropuerto de Barajas cumple hoy su primer mes. AENA (Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea) e Iberia -principal operadora de la T-4- coinciden en calificar sus primeros días con un "aprobado".
Como era de esperar, la nueva terminal ha ido de menos a más. El inicio no fue alentador: retrasos, fallos y confusiones enfadaron a los usuarios el pasado 5 de febrero, día del estreno. En esa misma fecha, el consejero delegado de Iberia, Ángel Mullor, reconocía "montones de pequeños problemas", aunque ninguno de sus vuelos planeados debió ser cancelado. Muchos de ellos, sin embargo, sufrieron retrasos superiores a los 15 minutos y cientos de pasajeros se agolparon frente a los mostradores de atención al cliente.
El día del debú, con 62.000 pasajeros y 22.500 maletas, todavía había restos de escombros y obras sin terminar. Varias de las tiendas de la nueva terminal no habían abierto aún sus puertas. Algunos teléfonos, ordenadores y máquinas automáticas de check-in no funcionaban. Los altavoces estaban mudos, faltaban papeleras en los baños y plástico para embalar las maletas.
Pero la primera evaluación era favorable: "Está precioso. El diseño es impresionante. Esperemos que todo ande bien", decían quienes se acercaban a la terminal. Muchos de ellos, por la curiosidad que irradia lo nuevo. "Había más visitantes que pasajeros", comentó horas después el director general de Aeropuertos Españoles, Javier Marín.
Al día siguiente, la situación mejoró. Poco más de un tercio de los vuelos -el 36%- registró retrasos y disminuyeron las quejas de los usuarios. La palabra clave era "rodaje". La T-4 necesitaba tiempo para aceitarse y minimizar los fallos.
La tercera jornada continuó la tendencia. La puntualidad se elevó hasta el 80% de las operaciones y las quejas de los viajeros continuaron a la baja. Fruto de la labor de los más de 1.000 chaquetas verdes que AENA había desperdigado por las nuevas instalaciones, a los usuarios se les facilitó la tarea de encontrar los mostradores y las puertas de embarque.
El 8 de febrero, la situación cambió. Falló el servicio automatizado que traslada los equipajes a los aviones y 2.000 bultos quedaron en tierra. El problema afectó al equipo olímpico español -que viajaba para competir en los Juegos de Invierno, en Turín- y el club de fútbol Leganés.
Días después, un finger -vasos comunicantes que transportan a los pasajeros desde el avión a la terminal- se atascó y 300 pasajeros que venían desde San Pablo, Brasil, quedaron encerrados durante 30 minutos.
Sin embargo, el peor día de contratiempos fue el viernes 17. Durante la jornada, el mal tiempo se cebó con la T-4 y causó trastornos a la mayoría de los pasajeros. Más de 30 vuelos con destino a España y Europa fueron retrasados. Esa mañana, quienes aterrizaron en la terminal se encontraron con que la mayoría de los vuelos estaban cancelados o demorados. Y los usuarios se quejaron por la escasez de información que recibían. Iberia atribuyó los problemas a las nieblas registradas en Cantabria y a la inoperabilidad de muchos aeropuertos españoles y europeos.
El último fin de semana de febrero, la T-4 volvió a padecer el mal tiempo. Esta vez, en forma de nieve y heladas que provocaron goteras en la zona de llegadas. Allí, donde se encuentran las paradas de los taxis, 10 charcos de agua eran los huéspedes no deseados de la nueva estructura. Las autoridades de AENA explicaron entonces a la agencia Efe que "las goteras se debían al sistema de drenaje que expulsa hacia el exterior el agua" y minimizaron el asunto.
A un mes de la inauguración, Iberia informa de que ha trasladado desde la T-4 a 55.000 pasajeros por día y ha realizado 660 vuelos diarios -entre salidas y llegadas-. "Los primeros días de la T-4 fueron complicados, pero los problemas iniciales se arreglan poco a poco, y lo importante es que [la terminal] va e irá a mejor", reconocieron en la empresa.
Para los pasajeros, el principal déficit sigue siendo la ausencia de una estación de metro en el nuevo edificio y la baja frecuencia de los autobuses que intercomunican a la T-4 con las demás terminales. Aunque en temporada baja, la terminal aprobó su primer mes. En verano, cuando el flujo de pasajeros alcanza cotas máximas, la T-4 tendrá su prueba de fuego.
"Absoluta normalidad"
AENA informa de que "todas las áreas operativas de la T-4 funcionan con absoluta normalidad". Entre ellas se encuentran los enlaces entre las diferentes terminales mediante lanzaderas, los accesos y distribución en los distintos aparcamientos, el Sistema Automático de Tratamiento de Equipajes (ATE), el sistema de conexión de la T-4 con su satélite y los servicios de información al pasajero.
Además, la autoridad aeroportuaria española destaca que "los niveles de calidad en la terminal continuarán mejorándose". Para ello, ha dispuesto "equipos de refuerzo" en diferentes áreas de la terminal.
En la T-4 operan Iberia -y su filial Air Nostrum- junto a una treintena de compañías, entre ellas las que integran la Alianza One World.
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