"¡A lo mejor antes las mujeres fuimos hombres!"
Su última película, La vida secreta de las palabras, triunfó en los Premios Goya. Es una cineasta apasionada por contar los sentimientos más hermosos e íntimos. Le planteamos palabras de su sector y otras que tienen que ver con la vida alrededor. Empezamos con una referencia a la famosa película de Ang Lee, Brokeback mountain, sobre una relación homosexual de vaqueros en el Oeste.
BROKEBACK.
Es vergonzoso que personas que esgrimen como argumento el insulto al prójimo se sienten, por ejemplo, en el Congreso
Adoro a Ang Lee, pero esta película me parece muy tímida, es como un catálogo de J. Creew [ropa cara norteameri-cana] fotografiado por Bruce Weber. Creo que se nota que es un cuento alargado. Se quieren los protagonistas porque lo dice el guión, pero yo no siento que esos chicos se quieran. ¡Y estoy convencida de que a Ang Lee le van a dar todos los Oscar! Me parece que para que la película tuviera un valor que ayudara al colectivo homosexual en sus reivindicaciones tendría que haber mostrado una relación más profunda. Y sólo muestra a dos pastores: uno que habla mucho y otro que habla poco.
CÉLULAS.
Ahora se sabe que las células de las que estamos hechos se llaman células madre. ¿Y las padre? Eso me preocupa, que no haya células padre. Y parece que son muy importantes las células que están en el cordón umbilical. Debiera haber en todos los hospitales recipientes para guardar todos los cordones umbilicales de todo el mundo. A mí se me ocurrió guardar el de mi hija, que ahora tiene nueve años, y lo metí en un sobre. ¡Al poco tiempo, el cordón se convirtió en una ciruela pasa!
FAMA.
Yo creo que la fama es un coñazo. No le veo ninguna ventaja. Yo lo sabía. Cuando veía de niña la serie Fama recuerdo que salía una profesora que le decía a los bailarines o actores aspirantes a famosos: "¡Aquí vais a sudar, pero ahí afuera os espera la fama!". Me encanta sudar, pero a lo de la fama no le veo ventajas; bueno, una vez me dieron un descuento en una tienda. Por mucho que hagas, nunca llegas a cubrir el objetivo que te marcas, y eso crea una gran ansiedad. A veces la gente me para y me dice: "Me ha encantado tu película", pero enseguida me encuentran un defecto: "Ah, ¡pero eres tímida!". Hagas lo que hagas, algo siempre habrás hecho mal.
MANIFESTACIONES
. He participado en muchas. Son necesarias, pero me asusta lo que está pasando con las víctimas y los apoyos que están obteniendo. Siento empatía por el dolor ajeno, puedo comprender actitudes..., pero no entiendo que en una manifestación como la del sábado último en Madrid se pueda pedir la cabeza de alguien o pedir tácitamente que alguien como el pobre Zapatero vaya al paredón... Pilar Manjón y Maite Pagazaurtundúa son un ejemplo de cómo se tienen que pedir las cosas, con lucidez y comprensión. La demanda de las víctimas no debe estar nunca vinculada a partido político alguno.
INSULTOS.
Es vergonzoso que personas que esgrimen como argumento insultar al prójimo se sienten, por ejemplo, en el Congreso. Debería haber normas, como en el colegio, para expulsar a los que insultan. Pienso en Rajoy: ¿cómo un hombre que se supone que quiere el bien de su país se puede dedicar a sabotear a la gente que le ganó las elecciones? Esas cosas desgastan muchísimo. Insultan, y cuanto más alto insultan más claro queda el mensaje del que grita más.
MUJERES.
Somos la mitad de la humanidad, las que más trabajamos, las que menos cobramos. Debimos hacer algo malo para que nos pase esto. ¡A lo mejor antes las mujeres fuimos hombres!
PUBLICIDAD.
Donde hay publicidad resplandece la verdad, pero los spots están llenos de familias felices y de madres que, aunque sean médicos, tienen tiempo para quitar las manchas de los vestiditos de sus hijas. La publicidad es un monstruo que lo devora todo, que lo digiere y lo regurgita en forma de frases graciosas que pronuncian hasta los políticos. ¡Pues va a ser que no!
ESLOGAN.
¿Me pides un eslogan? La felicidad no es fotogénica.
La que te mira
ISABEL COIXET es esa mujer que te mira. Tú te sientas ante ella, en silencio, y ella aguanta el silencio. La vida secreta de las palabras, su celebrada película, es la consecuencia de esa manera de estar ante la vida: mirando, escuchando. Sus ojos son profundos; los hace parecer esquivos, pero es sólo porque utiliza unas gafas que impiden que uno llegue enseguida a la profundidad tierna e implacable de su mirada.
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